Susana Andrade

Susana Andrade


Día de la raza: lo importante es que de estas cosas se hable

06.Oct.2015

Lo más sano socialmente, más allá del nombre que se elija para el 12 de octubre, es movilizar distintos niveles de discusión ciudadana y por cierto, ámbitos legislativos donde están las voces del pueblo. Cual sea el nombre consensuado, será el resultado de una democracia en obras. Estamos otra vez en este debate del cambio de denominación al día de la raza. Yo le llamaría el día que nadie quiso o que no debió existir por la forma que se dio; genocidio y etnocidio mediante; con la casi exterminación de la población originaria de las tierras de este lado del planeta. Crimen de lesa humanidad no tratado aún en su dimensión cabal, poco recordado en estos términos de crueldad masiva. Latinoamérica viene revisando estas cuestiones y el nombre se ha cambiado en muchos países hermanos del sur y ahora también de Centroamérica; Nicaragua en el 2012 le puso Día de la Resistencia Indígena y Afrodescendiente. Erradicar el nombre racista que establece jerarquías culturales es una antigua preocupación. En 2010 Atabaque, grupo cultural y religioso afroindígena, propuso a varias organizaciones discutir esta idea para plantearla al Parlamento y que llegase a ser ley, razonando y consensuando una denominación que no fuera confrontativa, y que, sin resignar verdad, lograra la mayor armonía. Llegamos a la propuesta que hoy está sobre la mesa de Día de la Resistencia Indígena y Afrodescendiente. La palabra alude a la resistencia cultural que hoy podríamos llamar incluso resiliencia, la increíble fortaleza identitaria que permitió permanecer pese a la mayor adversidad, e increíblemente ser capaces de aportar a la macroidentidad nacional desde las improntas indígenas y afrodescendientes en costumbres, tradiciones, vocablos, actitudes, e incluso posturas frente a la vida. En el transcurso parlamentario se transformó en Día de la Diversidad Cultural denominación que llegó a tener media sanción y no continuó por el receso parlamentario. Fue criticada la idea de “diversidad cultural”, pues las comunidades originarias no se sienten representadas en dicho nombre. Además ya existe a nivel internacional un Día de la Diversidad Cultural. Ahora logramos el desarchivo y vuelve a iniciarse el proceso. El tema es simbólico, alude a valores y, por tanto, exige profunda reflexión. Toca directamente las fibras más delicadas de la sensibilidad de los grupos de uruguayos y uruguayas que se reconocen descendientes y de toda la sociedad pues hablamos de nuestras raíces étnicas. Recordemos que la trata negrera a estas latitudes devino de la devastación de las Américas; si no hubiera habido invasión no habría existido el tráfico esclavista, en ese contexto. Cuando los indios estaban diezmados se trajo mano de obra gratuita desde el África. Desde la década de los ‘90 las comunidades afro han realizado el llamado “contrafestejo” el día anterior, 11 de octubre, “último día de libertad”. Es fecha de luto y dolor el mismo doce, creo que así le puso el Presidente Evo Morales en Bolivia, “día de luto por las invasiones” o similar. El nombre caduco estaba basado en la superioridad racial y es un concepto peligroso, germen del nazismo. Late en esta discusión la cuestión no resuelta de la descolonización ideológica, de llamar a las cosas por su nombre porque los eufemismos disfrazan crueldades que resultan aparentemente amparadas. También pesa la necesaria integración, pero eso no supone desvirtuar la historia y sus consecuencias actuales. A pensar entonces. Las injusticias se valen del silencio cómplice para fortalecerse y volver a atacar. Lo bueno es que se ponga sobre la mesa la barbarie ocultada o pretendidamente superada y reflexionar sobre esto. Por aportes solicitar ser recibidos a: TEL. 142 INT. 2488/2543 Parlamento Nacional