Pablo Mieres

Pablo Mieres

Columna de Pablo Mieres


Sobre la Licenciatura de Sendic

05.Mar.2016

Lo único cierto es que la Licenciatura fue un invento del mismo Raúl Sendic.

No fue una confabulación de la derecha ni de los medios de comunicación, la "Licenciatura en Genética Humana con medalla de oro" fue incluida por el propio Sendic en su hoja de méritos, en la página web de su sector y en la Relación de Méritos que presentó el Poder Ejecutivo en 2010 acompañando la solicitud de venia del Senado para ejercer la Presidencia de ANCAP. El término "Lic." junto a su firma, acompañó todas las resoluciones que Raúl Sendic firmó como Presidente de ANCAP durante todos estos años. En fin, en todos lados Sendic se presentó como Licenciado en Genética Humana.

A esta altura, no quedan dudas de que la pretensión del título de Licenciado es falsa y que durante todos estos años se usó de manera indebida. El propio Sendic lo reconoció en el reportaje realizado por la periodista Patricia Madrid para El Observador y lo confirmó también el propio Daniel Martínez hace unos pocos días cuando reconoció que sabía de tal situación desde hace años.

¿Por qué lo hizo? Es difícil de entender. Para hacer política y para obtener el apoyo ciudadano no es necesario tener una Licenciatura ni ningún otro título. Es obvio decirlo, pero tener un título no hace que una persona sea más o menos valiosa. Es más, esta pretensión falsa de atribuirse una Licenciatura es reflejo de una triste idea que, en el fondo, menosprecia a todos los ciudadanos que no tienen título universitario, como si tener un título fuera más importante que no tenerlo.

Lo importante es desempeñarse con autenticidad en la vida, asumiendo con tranquilidad lo que uno es o ha hecho. Justamente, en eso tan esencial es en lo que el Vicepresidente ha fallado. Ha querido hacer valer algo que no es y esto, a esta altura, es evidente y notorio.

También es una falta de respeto a los que sí tienen una Licenciatura y han cumplido con todos los requisitos y el esfuerzo necesarios para obtenerla. Los títulos refieren a un esfuerzo de estudio y a haber logrado un conjunto determinado de aprendizajes. Las licenciaturas acreditan conocimientos y habilitaciones para ejercer ciertas tareas, hacer uso indebido de esta referencia es una forma de desprecio a quienes realmente han cumplido con los requisitos correspondientes.

Entonces, ¿por qué lo hizo? Vaya a saber qué historias habrán pesado en su sentir para incurrir en tal falsedad, qué necesidad de reafirmación o de apoyo habrá sentido para llegar a tal circunstancia. No lo sabemos ni podemos incursionar en esa dimensión.

Tampoco entendemos por qué aquellos compañeros suyos que conocían la verdad, no le hicieron ver que tenía que corregir el engaño. No entendemos a los que ahora reconocen que sabían lo que estaba ocurriendo que no hayan hecho nada para corregirlo. ¿Por qué lo dejaron llegar a esta situación?
Lo que sí corresponde a todos los uruguayos es la reivindicación de la verdad. Exigir a quienes realizamos actividades políticas de representación ciudadana que actuemos con autenticidad y sin engaños. Lo que sí corresponde es que quienes no lo hayan hecho pidan las correspondientes disculpas y asuman sus responsabilidades.

Hace unos cuantos días que estamos esperando que Raùl Sendic asuma su error y pida disculpas a los uruguayos. Sin embargo, lo único que hemos escuchado de su boca es una sucesión de explicaciones, cada vez más oscuras y contradictorias, acompañadas de un patético intento de hacerse pasar por víctima de algo de lo que sólo él es responsable.

El respaldo de su partido es aún más grave porque convalida la idea de que defender a un compañero es más importante que defender la verdad y la autenticidad. Ahora está en juego no sólo la credibilidad de Sendic, sino la de todo el partido de gobierno y del gobierno mismo.

El Frente Amplio prefiere defender lo indefendible y construye conspiraciones en el aire, sin tomar nota de que con estas decisiones cada vez está más lejos de lo que piensa y siente la gente, incluida buena parte de sus votantes.

Por supuesto que todo lo dicho no avala ni justifica la enorme cantidad de agravios y bromas de mal gusto que se han hecho públicamente sobre el Vicepresidente, las que rechazamos. Sin embargo, su conducta, esquivando la verdad y pretendiendo tomarnos a todos por estúpidos, ha sido un incentivo para tales exabruptos.

El señor vicepresidente pudo haber elegido el camino del reconocimiento del error con la correspondiente solicitud de disculpas (no al Frente Amplio sino a todos los uruguayos). Tuvo muchas oportunidades para hacerlo y, por cierto, esperábamos que así lo hiciera.

Sin embargo prefirió el camino de acentuar la defensa de su falsedad que ahora trasciende el caso concreto de la Licenciatura para convertirse en una verdadera tacha que afecta su credibilidad como autoridad pública.