Ricardo Piñeyrúa

Ricardo Piñeyrúa


Maten al denunciante

08.Ene.2017

En las últimas semanas fuera de las canchas han pasado cosas interesantes en el fútbol, que han desestabilizado el sistema y movido el tablero, al punto que ya no se sabe a ciencia cierta ni tan claramente como antes, donde está el dueño de la pelota.

Entre esos hechos está el conflicto entre la directiva de la Mutual de jugadores y sus afiliados, los jugadores, que no se sienten representados y han pedido la renuncia de Enrique Saravia y sus compañeros dirigentes. Más de 500 jugadores firmaron la carta, si eso no es representatividad...

La respuesta de la directiva fue pasar el tema al Tribunal de Honor y éste después de reunirse con los jugadores y salir sonrientes para la foto, se descolgó con una medida divertida, recorrer todos los planteles, con abogados u escribanos y recabar las firmas de los jugadores para verificar si las firmas de la carta son ciertas o no.

En realidad lo primero que debió hacer la directiva de la Mutual es pensar y discutir si lo que dicen y piensan sus agremiados tiene sentido, reflexionar y acaso, como nos enseñaron en la escuela aplicar aquello de "Mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana".

Pero no, en vez de dar respuestas a las demandas, de renunciar como les piden o legitimar su representatividad convocando a elecciones, han decidido estirar la agonía escudándose en el Tribunal, quizás esperando que las aguas se calmen, que los jugadores se aburran o vuelvan al trabajo, que es jugar al fútbol, cosa que ya no hacen los dirigentes.

Si mal no tengo entendido, un Tribunal de Honor juzga la conducta honorable de los miembros de su, en este caso, gremio, es decir los jugadores. Obvio que quienes enviaron una carta pidiendo explicaciones no faltaron al honor de nadie, supuestamente, lo que hace la directiva es pasar el caso al Tribunal de Honor a ver si ellos, los dirigentes, faltaron a él, todo muy caballeresco.

El Tribunal de Honor, generalmente integrado por pro hombres de la gremial, debió estudiar las demandas y decidir si la Directiva estaba actuando bien o mal y dar su opinión, pero en vez de eso, actuó como una comisión electoral a favor de la directiva.

Son esas cosas que sorprenden, en vez de juzgar al demandado juzgan al demandante, como a las mujeres golpeadas; "Algo habrán hecho".

Son esas cosas que hacen dudar del sentimiento y la convicción democrática de los uruguayos. Se desconoce una mayoría abrumadora, se esconde la realidad tras formalismos y burocracias, quizás buscando tiempo y mientras tanto se presiona aquí o allá, se amenaza, algún referente de los jugadores se queda sin equipo, y se les advierte que van a perder sus beneficios etcétera.

Cuando pasan estas cosas, yo siento que estamos mal y no mal en el fútbol, mal como gente, miramos este abuso y dejamos que continúe, quizás sin darnos cuenta que es parte de la gran batalla, la que se está librando entre quienes buscan independizar al fútbol para mejorar sus condiciones y quienes quieren que todo quede como está para seguir llevándose su tajada