Susana Andrade

Susana Andrade


"En África los africanos no eran negros"

29.Jul.2017

No es una cuestión de palabras sino de sentimientos. Cuando la pluralidad humana sea reconocida como valor y cunda la solidaridad entre la gente, no habrá adjetivos peyorativos para nombrar personas. El color de la piel no determina jerarquías culturales. No existen.

 

Buscamos contribuir a la deconstrucción de los relatos del racismo estructural e institucional, para resignificar el tema afrodescendiente, afro uruguayo y latino, aspirando a construir un futuro sin exclusiones. Debemos hacerlo para intentar combatir la injusticia social desde sus bases y orígenes. En el Decenio Internacional de las personas afrodescendientes 2015-2024 declarado por Naciones Unidas, el lema Reconocimiento, Justicia y Desarrollo, nos da oportunidades de llenarlo de contenidos reales y de trabajar por el avance en las desventajas sociales de este sector de la población.

El pasado 12 de julio la Cámara de Representantes aprobó una herramienta legal vinculante como es la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia, la cual pasará a sumarse a otros instrumentos de derecho positivo que Uruguay posee en la lucha contra el racismo y la discriminación racial.

Es hora de que la población sienta la equidad.

La tarea propuesta es tan clara como difícil, pues todo conspira para conservar el estado actual hegemónico y dominante de las cosas, en un mundo que no fue pensado para la diversidad sino para la exclusión.

Los ejes principales propuestos para el abordaje académico en principio son:

1-Desterrar el mito de la abolición. Por qué celebrar una abolición que no aportó condiciones de sobrevivencia digna al pueblo que decía liberar, o al menos hacer visible la preocupación por la exclusión feroz que sufrían esclavizados y descendientes.

Nos replanteamos la veracidad de los relatos históricos, revisando y deconstruyendo una historia contada por las clases dominantes, proponiendo dar el debate, como está sucediendo en países vecinos; sobre el rechazo a las celebraciones abolicionistas por considerarlos actos vacíos de contenido real en cuanto a derechos. Meros trámites que no fueron ni por lejos el fin del sometimiento, sino simplemente el principio de otras formas de explotación, pues la esclavización continuó sus estragos, y continúan hasta la actualidad sus consecuencias.

Se termina el sistema de la trata pero no se dan las condiciones para la inclusión de estos sectores. Los países nacen injustos y con habitantes históricamente relegados; los originarios y los procedentes de la diáspora africana. La pregunta es; nos esclavizaron ¿tenemos que agradecer cuando dejaron de hacerlo?

2-Cultos afro es cultura afro. El punto de partida es que los ritos son parte de toda cultura, también de la africana que llegó esclavizada a nuestros territorios con su forma particular de creer en el mundo no visible. De los barcos negreros nuestros antepasados no bajaron católicos. Nos proponemos rescatar el valor de un culto sagrado propio de un pueblo.

3-Practicar religión étnica afro es generar identidad africana. Reivindicamos la religiosidad de matriz afro como forma de resistencia cultural e identidad, aún cuando sea practicada por fieles no afro-visibles por fenotipo.

La religiosidad africana es religiosidad étnica, o sea propia de una población asociada a un lugar geográfico. Quien desarrolla y es fiel de una religión étnica o sea cultural, pertenezca o no a la misma por procedencia racial, está recreando esa cultura.

4- Practicar religiones afro es factor de discriminación de origen racial independientemente del aspecto físico de sus practicantes. Cuando surgen las instituciones en nuestro territorio, quedan para siempre subalternizadas las poblaciones víctimas de la esclavitud. Padecemos sumatoria de vulneraciones que van más allá de la línea de color, discriminación negativa asociada con especial énfasis a las creencias afro, por su poder de resistencia.

En el Uruguay y en la región existen preconceptos contra los cultos de matriz africana y afroindígena como la demonización, consecuencia del racismo y la discriminación racial estructural, inserta en la institucionalidad misma de nuestros territorios socio políticos, que abarca a toda la cultura de matriz u origen africano incluida y preponderantemente la religión, sin importar si es gente blanca o negra la que la profesa.