Acuerdo Grande

Acuerdo Grande

Por una coalición opositora


LA CONCERTACIÓN ATACA DE NUEVO

04.Dic.2017

 

En los últimos tiempos están llegando noticias de la Concertación desde el Partido Nacional; debemos alegrarnos todos, porque ahora los blancos son mano. La movida empezó hace un par de meses con declaraciones de Jorge Gandini, tras las cuales se constituyó un grupo de trabajo del Honorable Directorio, coordinado por el mismo Gandini, encargado de ordenar la discusión del tema hacia la interna partidaria. La otra semana fue Javier García quien, en ocasión de una reunión de correligionarios, puso de nuevo el tema en pantalla. Días después, El País editorializó sobre el asunto, también bregando a su favor. En la ocasión antes referida, García dijo un par de cosas que no por sabidas son menos importantes: que "hay que separar el instrumento de su aplicación"; que "los defectos e inexperiencias de la elección pasada no invalidan la herramienta"; que "con la Concertación se pudo avanzar y ganar gobiernos municipales (Municipios Ch y E) y tener presencia muy importante en otros; que "sin la Concertación esos logros no se hubieran alcanzado"; que "separados, todos los que queremos el cambio en Montevideo, no podemos lograrlo". Los blancos, pues, están claritos, como no lo estuvieron en la experiencia inaugural (los colorados tampoco nos lucimos, por cierto).

 

EL PARTIDO COLORADO

 

En el Partido Colorado reina la confusión a todos los respectos; sin perjuicio de lo cual, los dirigentes que apoyaron a la Concertación en el pasado, siguen siendo mayoría (de hecho, el único que no acompañó fue Fernando Amado y sus amigos, correligionarios todos muy valiosos, pero cuantitativamente apenas emergentes). En el presente estado de desconcierto, los esfuerzos por vitalizar la orgánica no son suficientes para definir posiciones políticas. De ello, estaríamos condenados a esperar los resultados de las internas de 2019 para establecer la voluntad partidaria; pero ni tanto ni tan poco: en 2018 se consolidarán las precandidaturas, y cada precandidato habrá de fijar posición sobre los grandes temas de la agenda política, entre los cuales no puede evitarse el pronunciamiento sobre la Concertación para Montevideo. Hecha la opción, se puede empezar a trabajar con nuestros eventuales coaligados.

 

EL PARTIDO INDEPENDIENTE

 

En la afiebrada cabecita de quienes nos entusiasmamos con la idea concertante, se alentaba la ilusión de que el tercer candidato admitido por la legislación electoral, sería el que delegara el Partido Independiente. En efecto, la Concertación fue concebida originalmente como un acuerdo entre partidos, no entre individuos. Solo nos faltó persuadir a los amigos del P.I... Sin embargo, por las coincidencias y las discrepancias que se vienen dando en el curso de este período de gobierno (que no hay razones para pensar que varíen significativamente en lo que le resta), en 2020 sí podríamos aspirar, en términos más realistas, a contar con el P.I. para la coalición montevideana. Un sólido bloque liberal, republicano y democrático, contra el electrodoméstico de turno que definirán, como lo vienen haciendo hace 30 años, entre tupas y bolches.

 

EL PARTIDO DE LA GENTE

 

¿Y con Novick qué hacemos? Si al exitoso empresario no le hubiera ganado la vanidad, y se hubiera mantenido en el ámbito departamental, no había discusión posible: sus 200 mil y pico de votos hubieran legitimado cualquier pretensión (por ejemplo, la candidatura única). Pero al hombre le quedó chico Montevideo, y ahora va por todo; una pena. Ocurre que los votos no se endosan, y si Novick corre para presidente no corre para intendente; y si no corre Novick y pone un testaferro (elegido tras prolijo concurso procesado por calificadas firmas internacionales de selección de personal), los 200 mil y pico de votos se transforman en papel mojado. Todo un tema.

 

LO MEJOR Y LO POSIBLE

 

Javier García también dijo que lo mejor era empezar a trabajar tempranamente, incorporando los temas y las estrategias montevideanas en el paquete nacional, construyendo acuerdos programáticos tempranos, visibilizando proto-candidatos que se dediquen al tema, dándole seriedad y rigor a la coalición. Sí, eso sería lo mejor. Al contrario, lo peor sería hacer lo mismo que en el período electoral pasado: dejar todo para después de las nacionales, confiando en algún milagro. De repente no se puede alcanzar el óptimo; pero es seguro que no podemos permitirnos los mismos errores que en 2014-2015. La política es la ciencia y el arte de lo posible; busquemos esos caminos del medio, y pongámonos en marcha cuanto antes. Rompe los ojos que el ciclo frenteamplista está agotado, en lo nacional y ni qué decir en lo departamental. Falta saber si los que estamos en la oposición somos capaces de articular una propuesta alternativa, con todo lo que tiene que tener para ganarle a la vieja coalición aferrada al poder.