José Pablo Franzini Batlle

José Pablo Franzini Batlle


La incultura del “paisito”

07.Feb.2018

Nada hay que me provoque más escozor que el término "paisito" para referirse a nuestro Uruguay.

No he logrado entender el porqué del término en cuestión, pero contrariamente entiendo el mal que la expresión nos causa. Algunos dirán: "bueno es un término simpático, cariñoso..." No señores, es degradante. Es una actitud de disminución

Las formas, inexorablemente, hacen a la sustancia. Es tan claro que si alguien está vestido de short, camiseta, medias hasta la rodilla, zapatos con tapones y una pelota redonda debajo del brazo, es casi seguro que se dirige a jugar al fútbol.

Lo mismo ocurre si uno se presenta: "nací en un paisito de tres millones de habitantes casi en la punta de América del Sur...". La disminución, a partir de esa desgraciada frase, ya nos acompañará desde nuestra introducción.

Nuestro País es formidable, los hechos históricos así lo demuestran. Artigas, aún sin ser país, nos marcó desde su capacidad de justicia. En tiempos de barbarie, las instrucciones del año XIII, son una joya sociológica, comercial y política.

En 1833, con apenas horas de Independencia, Dámaso Larrañaga presenta proyecto de Ley creando siete cátedras. Apenas cinco años luego, en 1838, se funda la Universidad Mayor de la República.

El gobierno de la Defensa, en 1847, decreta la creación del Instituto de Instrucción Pública. José Pedro Varela que en 1877 revolucionó la enseñanza hasta hoy, tenía una sólida base que lo fue forjando.

El proceso de secularización de nuestro País logró garantizar a los ciudadanos las mayores libertades en materia espiritual.

La capacidad de la sociedad uruguaya para encontrar la paz luego de la guerra de 1904, habla de una sociedad que no deviene de un paisito, sino de un País en serio.

Batlle y Ordóñez en la Conferencia Internacional de La Haya en 1906 - planteó: "ya que tantas alianzas se han hecho para imponer la arbitrariedad, se podría muy bien hacer una para imponer la justicia", adelantándose a lo que luego fue la inspiración de la Sociedad de las Naciones, creada por el Tratado de Versalles en 1919.

Fue nuestro País pionero en legislaciones de avanzada. La ley de 8 horas, de derechos de la mujer, de derechos en general. Recordemos que el primer voto femenino en América latina fue en Uruguay. Más precisamente en Cerro Chato en 1927. En Francia, el voto femenino fue consagrado en 1945.

Nuestro País, organizó el primer mundial que se disputó. Pero antes de ello obtuvo el título de Campeón Olímpico en Colombes y Amsterdam en 1924 y 1928 respectivamente. Inventamos la vuelta olímpica, la Copa América, la Libertadores.

Nuestro territorio es de 176.215 km2, es decir 17.621.500 Ha. Suiza, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Austria, Luxemburgo, Grecia, Hungría, Jordania, Emiratos Árabes, Panamá, Irlanda, Costa Rica son solo algunos de una larga lista de países que demuestra que ni siquiera territorialmente somos un "paisito".

Cuando tuvimos que pararnos con firmeza ante los organismos internacionales y el Dr. Vázquez - quienes pedían que no pagáramos e ingresáramos en  default - le dimos vuelta el brazo gritando al mundo que Uruguay honra sus compromisos. Y así lo hicimos, contra todos, contra todo.

En nuestro País están las dos plantas más grandes del mundo de producción de pulpa de celulosa.

La selección de fútbol, con el formidable proceso comandado por Tabárez, nos viene demostrando que cuando se trabaja, se planea, se eligen las personas adecuadas,  se recorre con firmeza y convicción el camino trazado, el éxito llega solo.

Nuestro país perdió la moral de progreso, la valentía, el arrojo. Igualamos para abajo. Nos comparamos con los países de nuestro continente. Apenas unas décadas atrás, la sola comparación con éstos nos disminuía.

La historia nos dice que pudimos, el presente nos ordena a cambiar y el futuro nos desafía a lograrlo.