Los candidatos de la Derecha nacional se presentan como jóvenes positivos, súper abiertos, con buena onda y espíritu pro activo. Casi no parecen políticos, son excelentes gerentes empresariales. Para ellos, no hay diferencias entre los uruguayos. Sus discursos se esmeran por uniformizar. Nos proponen un Uruguay sin disputas de clase ni ideológicas. Su encanto es contagioso. Buscan, desinteresadamente, un país mejor para todos. Nos prometen avanzar... pero, con la mirada fija en el futuro. Quizá los archivos históricos empañen su ficción. Quizá la Historia pueda restarle verosimilitud a esta novedosa historia narrada.
LP, Lacalle Pou, nos propone la paz y el avance. Siempre por la positiva, como un personal trainer. Este candidato, recomendado por su equipo de asesores, vendió la motosierra de su padre y compró fertilizante. Aunque no dijo qué uso iba a darle, la Historia nos dice que en el gobierno de su padre, si bien, hubo crecimiento económico, éste no fue acompañado por la redistribución, como en los gobiernos frenteamplistas. Todo lo contrario, fue concentrado en escasos bolsillos. Mientras en el gobierno de Lacalle, el crecimiento del PBI fue de 23,44%, el salario real creció un 1,77%; en el segundo gobierno de Sanguinetti, fue 12,03% y 0,72% respectivamente. Los resultados en el gobierno de Vázquez fueron bastantes disímiles, el crecimiento del PBI fue de 34,05% y el crecimiento del salario real, fue de 27,43% (1).
La propuesta de Bordaberry es higienista, aséptica, desinfectada de la militancia política, ya que quienes lo acompañan son voluntarios. Personas como él que quieren mejorar nuestro país. Parece no ser del Partido Colorado, ya que en sus spots sólo hay banderas de Uruguay. Nos promete su brillante “plan para vivir en paz” porque “quiero vivir en el Uruguay del pique cordón”. ¿Qué Uruguay extrañará? ¿El que ayudó a instaurar su padre?
Larrañaga, con mucha experiencia y firme en sus convicciones, grita en sus discursos, frases imperativas. Como si la realidad obedeciera y cambiara rápidamente, a partir de las órdenes de un señor enojado. Como si los problemas complejos se solucionaran, a través de derogaciones. Parece que el consumo de la marihuana se va a terminar cuando él derogue la ley, que regula la distribución y la comercialización de la sustancia. ¿Será que su razonamiento es tan básico o simplemente quiere captar los votos de quienes no han comprendido que regular no es estimular?
Los valores perdidos
La oposición lamenta la pérdida de valores. Temática que atraviesa a todas las campañas. La distancia que establecen con el problema es alarmante. Como si ellos hubiesen vivido en otro país, como si no tuvieran pasado. Su capacidad de escapar a su responsabilidad es tan indignante como avergonzante.
Dichos valores fueron derrumbándose con un Estado, cuyos padres y compañeros de partido, dejaron morir. Un Estado, que no pudieron vender, porque el pueblo no se lo permitió. Estos señores de la oposición fueron parte de los sucesivos gobiernos rosados que implementaron políticas públicas, madres de los asentamientos, que crecieron sensiblemente, en la década del 90. Fueron ellos los responsables de la infantilización de la pobreza, de la desintegración social, producto décadas de marginación. Ellos, dejaron en el CTI a nuestras empresas públicas, empobrecieron la calidad de los servicios públicos gracias a la desinversión.
La "inseguridad" que ahora desvela a la oposición no es un problema reciente. Desde la década del 90 al año 2005, los delitos contra la propiedad crecieron de forma alarmante. Del 2000 al 2005 pasaron de 60.608 a 104.902. El número de presos ascendió, en un sistema carcelario violador de los derechos humanos, que no rehabilitó a nadie, porque no era su objetivo, sino que sólo reprodujo el nivel del violencia y aumentó el número de delitos.
Entonces, ¿qué es lo que pretenden estos señores? Conquistar lo perdido. Sus valores perdidos. Recuperar el gobierno implica, para ellos, recuperar su status quo, su hegemonía. Volver al Uruguay conservador, patriarcal y feudal, donde quién manda es el patrón y el peón rural, acata. El Uruguay, en el cual, se cobraban sin chistar, los salarios que los empresarios querían. El país serio, donde los legos estaban, en la fábrica y los abogados, en el Parlamento. Donde ningún empresario era responsable penalmente por la vida de ningún trabajador.
Ese es el Uruguay que extrañan y pretenden volver a tener bajo su total control. Estos señores quieren ganar las elecciones para cuidar sus intereses y el de sus amigos. Por eso, descaradamente, usan a las víctimas de los delitos para sacar rédito electoral. Lo mismo hacen con la Educación.
La Educación, una de sus mayores preocupaciones, en el año 2004, tenía una inversión del 3,2% del PIB, hoy ascendió al 4,7%. El PIB en el año 2004 era de USD 12.000: mientras que en el 2012 fue de USD 55.000. Incremento que posibilitó en este período, que la masa salarial de la ANEP se duplicara, en términos reales, y el salario real aumentara un 64%. Entre el año 2010-2012, se ejecutaron 2089 obras, entre refacción, ampliación y construcción de nuevos centros educativos, cuadruplicando, solamente en tres años, a los quinquenios anteriores. Hoy gracias a las más de 10 mil becas de apoyo económico que reciben los estudiantes y al boleto gratuito estudiantil, hay más jóvenes insertos en el sistema educativo. Entonces, ¿por qué Educación están preocupados estos señores?, ¿por la Educación Pública Estatal que dejaron morir? o ¿por la instalación de liceos excluyentes, financiados por empresarios que exoneran impuestos a través de sus “donaciones”?
No hubo una política de seguridad durante décadas. Esta situación no puede ser resuelta en dos períodos de gobierno. El presupuesto destinado a Seguridad para este quinquenio, creció un 42% con relación al período anterior. Si bien se ha desacelerado el aumento de los delitos, no es fácil ver los resultados de manera inmediata. Por esto, se viene desarrollando una política más eficiente y eficaz en Prevención, Represión y Sanción de los delitos. Al mismo tiempo que se ha invertido en Políticas Sociales para enfrentar los factores que determinan la marginalidad y la delincuencia.
Es comprensible que la Derecha esquive su pasado. No le es conveniente. Pero no pueden engañar a quienes tengan memoria. Frente a ellos, sus discursos se desmoronan, quedando al desnudo, la farsa y el descaro. Quien recuerde el país que estos señores nos dejaron, podrá burlar sus embrujos de campaña y basarse en la Historia, para no cometer en el futuro, los mismos errores que en el pasado.
1. Valores extraídos del documento “Evolución de los salarios en Uruguay” del Lic. Fernando Cetrulo Martínez.
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