La Conferencia Mundial contra el Racismo (Acciòn de Durban-2001) "destaca el papel fundamental que los dirigentes y los partidos políticos pueden y deben desempeñar en la lucha contra el racismo y la intolerancia". El 21 de marzo de 2014, el Secretario General en el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial Expresaba "hago un llamamiento a todos, en particular a los líderes políticos, civiles y religiosos, para que condenen los mensajes y las ideas que se basen en el racismo, la superioridad racial o el odio, así como los que inciten al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia".
En el 2011 se conmemoro el Año Internacional de los Afrodescendientes, como fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ahí se enfatizo el Programa de Acción de Durban y se reconocieron expresamente los derechos de personas de ascendencia africana a su propia cultura e identidad, a la participación igual en la vida económica y social, y a la participación en el desarrollo de sistemas y programas educativos. A la libre práctica de religiones africanas tradicionales, y se enfatizó sobre el compromiso de implementar políticas públicas orientadas a la promoción de la no discriminación y de la inclusión social, cultural, económica y política, por medio de medidas de acción afirmativa.
Es importante optimizar el decenio afrodescendiente, porque si bien es cierto que existen avances, queda un largo camino por recorrer.
Consideramos que la inclusión de la dimensión étnico/ racial, es una herramienta que permite visualizar discriminaciones.
Por ejemplo: cuando constatamos que la pobreza entre la población afrodescendiente se eleva a casi el 40%, más del doble que en el resto de la población, allí encontramos una clave de exclusión. En el consenso de Montevideo, realizado en Agosto de 2013, se reafirma que la pobreza en todas sus manifestaciones representa en sí misma la negación de los derechos, y que su erradicación es un imperativo moral para la región que los gobiernos deben asumir.
La ausencia de la historia africana y afrolatinoamericana, en la curricula del sistema formal educativo marca el desafío de abordar el tema deconstruyendo categorías impuestas por un sistema dominante de larga data.
En tanto América Latina y el Caribe es la región donde se concentra la mayor población de afrodescendientes (entre 150 y 200 millones de personas), resulta evidente la imperiosa necesidad de transformar la realidad existente y revertir el racismo estructural enquistado en estas sociedades.
Sin lugar a dudas debemos redoblar esfuerzos para que el colectivo afro que vive en los 8 municipios de Montevideo, mayoritariamente en la periferia, tenga acceso y conocimiento de sus derechos, lo cual nos permitirá entretejer y descubrir capacidades que acrecentarán y reestructurarán tejidos sociales dañados.
Nuestra fuerza política ha colocado el tema en la agenda, pero debemos agudizar la mirada, reflexionar sobre sus complejidades, reconocer el aporte de los afros como colectivo fundante de nuestra Nación y celebrar el acontecimiento que los/as afrouruguayas nos repensamos y reinventamos para desempolvar el ámbito marginal de nuestros orígenes.
Existe una masa crítica que reconoce la intensión y voluntad de nuestra fuerza política. En este sentido, es de esperar que sus aportes favorezcan la mutua comprensión-acción, y que juntos podamos reformular con acierto las políticas actuales, para garantizar sociedades más justas y equitativas, profundizando el ejercicio de una verdadera democracia.
Beatriz Santos Arrascaeta.
?