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Sobre el autor

Profesora de Enseñanza Media, Diputada por Montevideo MPP Frente Amplio, Presidenta de la Cámara de Representantes 2010 2011, Vicepresidenta del Frente Amplio, Vicepresidenta de la Unión Interparlamentaria Mundial (U.I.P.), Presidenta del Comité Político de la Escuela de Gobierno, Integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de diputados.

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La historia se construye: 50 años del Proceso de Unidad de la CNT

02.Oct.2014

 

Estando en medio de la campaña electoral, hacer un alto para recordar etapas de la historia de nuestro país nos obliga a repensar de dónde venimos y como hoy podemos atar, aunque algunos no lo comprendan, que somos la construcción del proyecto de país que no empezó solo con el Frente Amplio sino que fue parte de ese maravilloso proceso histórico de la unidad nacional de las y los trabajadores de Uruguay.

Estamos recorriendo los 50 años de esa unidad de la clase trabajadora en estos días, y la verdad que sin querer darle un tinte de género o equidad quiero resaltar a las mujeres y el rol que jugaron en esa etapa, que coincidentemente siguen y seguirán tomando un papel fundamental en los momentos que se toman decisiones históricas en el Uruguay apenas en unos 20 días.

Las movilizaciones de esa etapa las colocaba en un punto de inflexión importante no solo por la época sino porque su sola presencia generaba una participación particular frente a un mundo fundamentalmente varonil.

Quizás nadie sepa que en esas grandes marchas y huelgas de los años 50 y 60 la mujer luchaba a brazo partido contra los rompehuelgas.

Vaya ahora que paradoja cuando el candidato del Partido Nacional intenta querer revisar la negociación colectiva y la limitación de la jornada de 8 horas de los rurales, situación que uno puede llegar a entender porque hablamos de dos construcciones sociales políticas y hasta de derechos humanos de nuestra sociedad diferente, y eso nos hace ser especialmente distintos porque tenemos orígenes distintos en la historia de la unidad de nuestro pueblo, les guste o no les guste, les pese o no les pese, y esto no es dividir la sociedad, eso es construir una sociedad más justa, más solidaria y más equilibrada.

Porque enseguida surge la pregunta de porqué ahora sí podemos tener 8 horas para rurales, domésticas, negociación colectiva, libertades sindicales en menos de 10 años y antes no, ¿qué cambio? Sin lugar a dudas la correlación de las fuerzas sociales del cambio en el actual proceso histórico del país.

Cuando en el año 58, en Treinta y Tres, la huelga de los arrozales era para limitar la jornada de la tarea que llegaba a ser hasta de 14 y 15 horas, donde el registro de las horas se hacía en una libreta que manejaba el patrón, los hombres venían a las marchas y las mujeres quedaban en sus ranchos cuidando a sus hijos, deuda histórica que tenía el país y que se pudo saldar en los cinco primeros años del primer gobierno del Frente Amplio.

Es increíble que no haya registros fotográficos, era ese trabajo de silencio y silenciado.

Pero ahora mujeres y hombres tenemos condiciones de trabajo distintas, tenemos licencia maternal extendida, ahora para padres, e iremos a más, para poder estudiar y para ser cada vez más libres, tenemos derecho a la salud sexual y reproductiva, a sindicalizarnos sin que nos echen, a que no nos pidan un test de embarazo para entrar a trabajar, que el número de hijos ayude la causal de nuestra jubilación, podemos desde este 1 de octubre tener derecho a la reproducción asistida en forma gratuita. Ahora, los que eligen ser padres por esta modalidad podrán hacerlo sin la limitante del dinero, primará el hijo.

Podemos elegir a quien amar sin importar el sexo, podemos mirarnos sin mentirnos, empezamos a ser más libres, menos pacatos y engañosos.

También esos 50.000 que vemos por allí, operados de cataras, y que el presidente de la República, José Mujica les pidió disculpas por la demora de nuestra nación en haberlos dejado olvidados frente a la pérdida de la visión, por no tener políticas públicas que sin distinción respetara que nadie es más que nadie. Cómo van a comprender estos procesos de cambio, cómo no ser sensibles cuando un abuelo te dice que pudo leer un libro, pudo ver el mar o pudo ver el color de los ojos de su nieto.

Hoy estemos entre el seguir despertando sensibilidades intelectuales, sociales, económicas, culturales y étnicas, frente a aquellos que tienen el miedo de ver que avanzamos en una América que despertó de las viejas dominaciones. Es entendible que asusten con la seguridad, con bajar la edad de los menores para llevarlos a otros procesos. Son más realistas que el Rey, hasta cuestionan los organismos internacionales como Unicef por manifestarse en contra de la baja de la edad de imputabilidad.

Por eso, en estos días, donde estamos recordando el proceso de la historia de unidad de nuestra Central Única de Trabajadores, no podemos dejar de ver esta realidad que intentan ocultar por la vía que sea. No puedo olvidarme de las mujeres, de la diversidad, de los jóvenes, de los ancianos que pueden tener una vivienda, no puedo olvidarme de tanta lucha, de tantas horas de tantos que caminaron por distintas calles, que están y lo que no están, a ellos al tributo más importante que la historia debe rendir en estos últimos años.

Nos faltan muchísimas cosas, seguramente hemos tenido errores, tiempos y destiempo, nos habremos perdido quizás en algún planteo, habremos demorado más en algunas cosas, otras las perdimos, pero no olvidemos la responsabilidad histórica de esta etapa. Los derechos alcanzados en estos diez años no tiene precedente, me atrevo a decir, en el mundo, y fue posible porque teníamos ese puñado histórico de hace más de 50 años que pujaba para parir una patria… permítanme decir con el mayor contenido de las palabras, una patria para todos.

El 26 de octubre está ahí, la historia también y el futuro ya no es para la generación pasada o futura, es para seguir construyendo un Uruguay que no se detiene, que debe volar tan lejos como su gente lo haga.