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Sobre el autor

Nacido en 1985. Licenciado en Psicología. Ex secretario general de la UJC. Afiliado al Partido Comunista del Uruguay y Diputado por la Lista 1001, Frente Amplio. Integrante de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados.

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El domingo con el FA

22.Jul.2016

El próximo domingo 24 el Frente Amplio realiza sus elecciones internas. Es mucho más que una jornada electoral. Es un día de reafirmación y compromiso de nuestras ideas, un día de lucha contra la derecha que busca aislar al FA de sus bases sociales.

Pretenden hacernos renunciar a nuestra esencia como fuerza política, cuando asombrados cuestionan apoyos a las reivindicaciones del movimiento popular. Desconocen o se hacen los distraídos. El Frente Amplio es fuerza política, está en el gobierno y es movimiento popular.

El Frente no nació experimentando en probetas de laboratorio político, nació como resultado de la lucha de nuestro pueblo y de su unidad en un recorrido histórico trascendente. Son décadas de acumulación en torno a un bloque político y social de los cambios, que impulsa no sin debates ni tensiones, perspectivas programáticamente comunes. No perder esa acumulación es estratégico.

Calibrar con profundo sentido histórico el actual momento por el que transitamos y trazar perspectiva es absolutamente necesario. Estamos en medio de una gigantesca contraofensiva del imperialismo y de sus derechas a nivel planetario y regional. Claramente estamos en una situación de inflexión, los sectores conservadores de las sociedades latinoamericanas se relamen por volver a tener el sartén por el mango y apelan a todo tipo de métodos.

En nuestro continente el capitalismo y sus defensores a ultranza quieren hacernos pagar los costos económicos y sociales de la crisis que el mismo sistema genera, pretenden responsabilizar a los gobiernos progresistas de sus consecuencias y trata de dinamitarlos. Y lo que es más peligroso aún, trabajan decididamente para boicotear las democracias.

En este escenario estamos parados también los uruguayos. No es con lamentos que saldremos adelante. Tenemos que enfrentar a la derecha y a su ofensiva política-económica. Y la vamos a enfrentar con pueblo organizando y luchando, con un Frente Amplio más cerca de las reivindicaciones populares y con un gobierno que profundice los cambios.

Hay quienes entienden que la mejor forma de enfrentarlos es quedándonos quietos sin agitar las aguas, tocando lo menos posible algunos intereses para no afectar equilibrios. Esto sería rifarnos, no es una opción renunciar a nuestra ética transformadora. La detención de los avances, en concreto significa retroceso. No podemos ir de cabeza gacha a esperar la hora de la sentencia. Hay que luchar, no sólo para frenar la contraofensiva sino para desplegar el programa en beneficio de nuestro pueblo. Esto supone lucha política, debate de ideas, intercambio y movilización.

Las elecciones internas del Frente amplio deben inscribirse en estos objetivos, como una jornada que movilice a los frenteamplistas, que promueva la expresión democrática de los militantes, de los votantes y los simpatizantes. La derecha apuesta a una baja participación. Los grandes medios de comunicación machacan en la idea de que el Frente Amplio ya fue, que se agotó la agenda. Aparecen palabras repetidas cientos de veces: descontentos, indignados, defraudados, desilusionados, etc. El primer gran esfuerzo que tenemos que hacer es por no caer en ese micro clima al que nos pretenden llevar.

Una cosa es aceptar autocríticamente una situación política-organizativa que manifiesta evidentes dificultades y otra es asumir como propia una realidad que no lo es. No podemos caer en la idea de que luego de más de 10 años nada cambió y todo sigue igual. Quienes afirman eso mienten descaradamente o repiten guiones. El Uruguay lo hemos transformado, tenemos conquistas como nunca antes en la historia de nuestro país.

Amerita recordar algunas: miles de uruguayos salieron de la pobreza con políticas de trabajo e inclusión social, se logró un crecimiento sostenido de la economía y distribución de la riqueza, avances tímidos pero avances al fin en la transformación productiva del Uruguay, aumentos sostenidos y recuperación salarial, aumento de la matrícula de estudiantes en todos los niveles educativos. Se aprobaron leyes como la ley de empleo juvenil, la de responsabilidad penal empresarial, la de libertad sindical, la de salud sexual y reproductiva, la de consejos de salarios, las 8 horas de trabajo para el trabajador rural, el reconocimiento de las compañeras domésticas como trabajadoras. Y hay muchas otras leyes que están en proceso de discusión y votación, ley de inclusión al trabajo para personas en situación de discapacidad, reglamentación de prohibición de despidos sin causa justificada, fondo de insolvencia patronal, ley de salud mental, ley de regulación de precios de los alquileres. Hay mucho de lo que afirmarse, no para decir que hicimos todo bien, o que con lo realizado ya alcanza.

Es para decir que este el piso que hemos construido, no es el techo. Es desde donde nos debemos parar para seguir avanzando. Precisamos síntesis, y esa síntesis es imposible de generar sin la labor de la fuerza política dando el debate cultural a fondo. La profundización de los cambios es una necesidad histórica impostergable. Hay reivindicaciones de los movimientos sociales que deben ser atendidas y convertidas en acciones de gobierno.

Los desafíos son enormes, pero estoy convencido que los frenteamplistas podemos mirarnos a los ojos, mirarnos a los ojos con nuestra gente y decir con orgullo que somos la fuerza política que cambió el país. Y con esa sinceridad también le podemos decir que todavía faltan muchas cosas por hacer. No escondemos nada, como afirmar que la magnitud de los cambios que hoy se necesitan impulsar requieren de la participación y el compromiso de cientos de miles.

(*) Gerardo Núñez Fallabrino - Diputado 1001-FA



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