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Hagan algo

07.Nov.2016

“Yo creo que los jugadores pueden hacer algo, y algo importante”. Por Gerardo Tagliaferro.

Está de moda el "hagan algo", referido a autoridades, políticos, policía, Bonomi. Este "hagan algo" tiene otro destinatario: los jugadores de fútbol.

Acaba de morir un pibe de 21 años y todos dicen "paremos con esto". Los dirigentes le reclaman al Ministerio, el Ministerio a los dirigentes, los periodistas al Ministerio y a los dirigentes, los jugadores a la sociedad. Todos hablan y miran al otro: "¿Y vos qué hacés?"

Yo creo que los jugadores pueden hacer algo, y algo importante.

Ellos son los ídolos por los que se pelean los energúmenos. Son los que visten los colores por los que esos energúmenos van a la guerra. Son los gladiadores del circo romano, los guerreros de la tribu.

Desde hace años la hinchada de Peñarol canta "cómo me voy a olvidar cuando matamos a una gallina... fue lo mejor que me pasó en la vida". Ignoro si la de Nacional o alguna otra lo hace, pero corean cosas por el estilo. A los tipos que cantan eso, los jugadores van y le ofrendan sus goles, se cuelgan de su alambrado, besan el escudo de la armadura y los señalan con el dedo índice que recorre a derecha e izquierda la tribuna, como destinatarios de su ofrenda. No me importa que la mayoría cante eso pero no haya matado a nadie. Lo cierto es que celebran la muerte y los jugadores los legitiman. Y no la muerte de juguete. La muerte de verdad, como la de Hernán Fioritto.

La mayoría no mató a nadie, pero algunos de los que están ahí quizás sí. Y están entre ellos, son parte, son de la barra, cantan, agitan y reciben la ofrenda de los guerreros. Esos que celebran haber matado "a una gallina" reciben la legitimación de los jugadores.

¿Por qué hay futbolistas que twittean "paremos con esto por favor" o "solidaridad con la familia", si mañana van a ir a abrazarse con los mismos que festejan esa muerte? O peor aun: quizás con los propios asesinos de ayer, de hoy o de mañana.

Pero claro... Pilatos tiene la fórmula: es un problema de la sociedad. Miran para el costado y dicen: "Hagan algo".

Los que fueron en tres autos, tipo comando, armados, a "robar un trapo" a Santa Lucía, son un problema del fútbol. Quizás el balazo en la Amsterdam no lo sea, si es que se trató de un asunto de bandidos por un territorio de venta de drogas, pero que una docena de subnormales vestidos con camperas de un equipo vaya a matar para conseguir "un trapo" del equipo enemigo, sí es un problema del fútbol.

Es el fútbol el que ha ambientado estas cosas, el que ha dejado que prosperen y nos arrojen al infierno en que esto se ha convertido. Y los jugadores tienen una gran responsabilidad. No sé si no es la más grande de todas.

Hace poco dijo adiós Antonio Pacheco, el gran ídolo de la última década para la hinchada de Peñarol, incluidos todos estos que celebran la muerte de "una gallina". Con su última camiseta transpirada y mirando a la tribuna Cataldi (la Amsterdam del Campeón del Siglo) le habló a su hinchada. Fue muy emotivo. Ahora... ¿no podía Pacheco haber aprovechado esa oportunidad para decir algo sobre la violencia, sobre la muerte por un partido de fútbol, sobre esta locura? ¿No podía haber condenado los cantos de guerra y muerte y, mucho más, la muerte misma? No, no lo hizo. Claro, no podía, no era el momento. Quizás si lo hubiera hecho, la ovación esa tarde no habría sido tan grande.

Además, "es un problema de la sociedad".

¿Cuál es la razón por la que ningún jugador de Nacional pudo ir al velatorio o al entierro del pibe de Santa Lucía? Debería haber ido todo el plantel. Todo el plantel. Esa hubiera sido una buena señal. Pero no, siguen mirando el problema, a pesar de los discursos de twitter, como un asunto de bandos enfrentados. "No podemos ir a demostrar nuestro dolor y rechazo a esto porque el pibe era de Peñarol".

¿De qué tenés miedo, loco? ¿De que alguien te agreda? ¿O de quedar mal con los imbéciles que te van a aplaudir el domingo cuando te beses el escudo y agites la camiseta mientras los señalás en la tribuna? ¿Tenés miedo de que mañana no te aplaudan? ¿De que se termine la ovación a tu nombre? ¿O tenés miedo de que mañana el velorio sea el tuyo? Acordate en ese caso de aquello que se atribuye malamente a Brecht: "Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde".

Todo el plantel de Nacional debería haber estado ahí, hubiera sido una buena señal y una buena condena a esa visión del fútbol como una lucha a matar o morir.
Pero no... el muerto era de Peñarol.

Estamos en el horno.