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Ope Pasquet

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Columna de opinión

Sobre el autor

Abogado. Diputado por el Partido Colorado.

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Hay que cortar con tanta dulzura

17.Dic.2016

Hoy llamé al canciller Rodolfo Nin para solidarizarme con él, frente a los ataques que viene recibiendo de su par venezolana, Delcy Rodríguez, así como del PIT-CNT.

            Por supuesto que el gobierno de Venezuela tiene perfecto derecho a discrepar con las posiciones del gobierno uruguayo que lo afectan en el ámbito del Mercosur. Pero las discrepancias deben plantearse de gobierno a gobierno, por las vías diplomáticas, que para eso están. Además, el presidente Maduro quiere reunirse con Tabaré Vázquez, y éste ha dicho que lo recibirá; esa será la ocasión para[OP1]  que cada gobierno le diga al otro lo que tenga que decirle.

            Lo que hizo la Sra. Rodríguez fue otra cosa: vino a Montevideo para activar el procedimiento de solución de controversias del Mercosur, y aprovechó la ocasión para visitar al PIT-CNT y a la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio. Llegó a nuestro país en pose de víctima, tras el bochornoso incidente que provocó en Argentina, y aquí azuzó a quienes ella sabe que discrepan con la política exterior que desarrolla el canciller Nin. La Comisión del FA tuvo el pudor de callarse; no le dijo a la Sra. Rodríguez, como debió decirle, que su visita era una impertinencia, pero por lo menos no hizo declaraciones contra el canciller. En el PIT-CNT, en cambio, Marcelo Abdala hizo el elogio del gobierno venezolano -gobierno autoritario, incompetente y corrupto en reiteración real- y seguidamente pretendió introducir una cuña entre el presidente uruguayo y su canciller, criticando a éste pero dejando a salvo a aquél, como si la política exterior no fuera responsabilidad de los dos, y más todavía del presidente -por razones obvias- que del canciller. Triste papel el de la central sindical, que le hace el juego a un gobierno extranjero cuando le falta el respeto al nuestro, en nuestra propia casa.

             Le dije al canciller que a mi juicio hay que citar al embajador venezolano y expresarle el disgusto de nuestro gobierno por la conducta de la Sra. Rodríguez en nuestro país. La tolerancia no debe confundirse con debilidad. No me hago ilusiones acerca del destino del planteo, porque sé que el ministro no la tiene fácil en el seno de "la fuerza política", pero insisto: hay que "cortar con tanta dulzura" y hacerle saber al gobierno venezolano que el gobierno uruguayo no va a permitir que se le falte el respeto a su canciller. La Sra. Rodríguez lo ha hecho ante nuestras narices, y no es bueno para el prestigio de la república que nos hagamos los distraídos y miremos para otro lado, como si nada hubiera pasado.


 [OP1]