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La demora en la venta de cannabis

03.Abr.2017

Foto de Pablo Porciuncula para rt

La guerra contra las drogas ha provocado más muertes que las propias drogas que busca combatir, es una política internacional basada en argumentos morales y sin ninguna evidencia científica que la sustente. Los países productores sufren la violencia del narcotráfico y la infiltración en los poderes públicos, mujeres y jóvenes pobres son encarcelados por microtráfico atestando nuestras cárceles. Estados poderosos como México o Brasil han sido puestos en jaque por el poder de fuego y organizativo del narcotráfico, que es capaz de hacer lo que se proponga, desde poner un presidente a construir una ciudad (con el beneplácito del sistema financiero internacional). Por si todo esto fuera poco, no aprovechamos todas las potencialidades productivas, medicinales, científicamente probadas por un prejuicio infundado. La prohibición es una política intervencionista de Estados Unidos (política que no aplica en gran parte de su territorio), con un impacto enorme sobre jóvenes y mujeres pobres... y con ausencia de todo fundamento científico.

En parte, por estas poderosas razones hemos puesto a Uruguay a la cabeza de un movimiento internacional de regulación del mercado de drogas, pero el camino no es fácil, porque la cultura prohibicionista lleva décadas de ventaja y propaganda con armas poderosas: el miedo y la desinformación. Así, algunos actores del Poder Judicial que tienen que aplicar la Ley, se resisten, como si esta no existiera. Por ello no alcanza con aprobar normas, estas deben tener movilización de conciencias, debate político y transformación cultural.

En nuestro país la regulación del cannabis tiene varias aristas: ya se han registrado más de 6500 autocultivadores y hay 38 clubes habilitados, más 20 clubes que están en proceso de aprobación. A su vez, se encuentran a estudio por parte del Instituto de Regulación y Control del Cannabis 14 licencias para producir cannabis medicinal. Hay que destacar distintas iniciativas de UdelaR en este sentido, especialmente para el tratamiento de epilepsia refractaria en niños, que permitiría un acceso más económico por parte de los usuarios, de un producto que ha demostrado ser superior a otras alternativas terapéuticas. Por mencionar tan solo una de las posibilidades medicinales que ofrece el cannabis, al respecto quisiera recomendar la impecable recopilación de artículos académicos que ha realizado el diputado Julio Batistoni (http://www.mateamargo.org.uy/2012/10/26/bases-para-el-debate-sobre-la-legalizacion-regulacion-de-la-marihuana/)

A su vez, ya se han otorgado 6 licencias de producción de cáñamo industrial (con una concentración menor al 1% de THC) de diferente volumen. Todas estas iniciativas, científicas, medicinales y productivas representan oportunidades de trabajo para los uruguayos vedadas antes por una prohibición acérrima e irracional que no permitía explotar una sustancia simplemente por su capacidad psicoactiva, lo que equivale a prohibir las manzanas porque se puede producir sidra con ellas...

Sin embargo, el aspecto central de la regulación tiene que ver con quitar el mercado al narcotráfico para hacer un uso más racional de los recursos, enfocarlos en educación y salud. También separar mercados de drogas potencialmente más dañinas, mejorar la seguridad y garantizar los derechos de los usuarios. Este esfuerzo implica que esos recursos que terminarían en actividades asociadas al crimen organizado (como lavado de activos, venta de armas o trata de personas) sean parte del sistema legal. Reducir el mercado negro traería consecuencias positivas para los usuarios en materia de salud, en primer lugar porque tendrían conocimiento de que están consumiendo dado un producto con trazabilidad y cánones de calidad preestablecidos. A su vez mejoraría su relación con el sistema de salud, especialmente con los que usuarios con uso problemático. Por ello es fundamental que se pueda implementar la venta de cannabis, como el cierre de una política que se concibió en forma integral. Estamos convencidos que el Poder Ejecutivo está haciendo todos los esfuerzos posibles para que esto sea una realidad, y somos conscientes de la creciente suma de intereses que apuntan al fracaso de esta iniciativa.

La venta será una realidad, más tarde o más temprano, con trazabilidad del producto, con alternativas para los usuarios, a un precio acorde y tendrá que serlo con llegada nacional. Es verdad que este proceso se ha demorado más de lo deseado, pero también es verdad que el gobierno se mueve en un terreno totalmente novedoso y en donde la innovación es necesaria en cada paso. Para derribar miedos, y dejar de subsidiar al narcotráfico, para tener mejores políticas de prevención del consumo problemático y educativas, para hacer un uso más racional de los recursos públicos.

Tenemos que entender que la gente toma sus opciones más allá de lo que digan los políticos, las personas que deseen consumir cannabis lo harán con o sin venta en las farmacias, por ello es deseable que lo hagan cuidados, con un producto de calidad y sabiendo qué se consume, si es posible con asesoramiento sobre los efectos nocivos del consumo, y que los recursos que se obtengan puedan destinarse, como lo establece la ley, para mejorar el sistema de salud y la prevención educativa.

Confío que el Poder Ejecutivo está trabajando en este sentido y más temprano que tarde podremos decir que hay un gobierno en el mundo que combate al narcotráfico sin balas y reconoce la libertad de sus ciudadanos.