Joaquín DHoldan: Escritor y Dramaturgo de la Villa del Cerro radicado en Sevilla.
Twitter: @joadoldan
El 17 y 18 de junio Silvia Pérez Cruz presenta 'Vestida de Nit' en la Sala Zitarrosa (a las 20:00h). Es una de las artistas más interesantes del panorama español y latino de hoy.
Si algún distraído no la conoce, Silvia es una gran cantante. En sólo una década trabajó en diez grupos de diferentes estilos: flamenco, jazz, pop, música tradicional catalana, folklore ibérico y sudamericano. Ha formado parte de varios grupos: Las Migas (canta y toca el cajón), Immigrasons, Llama, En la Imaginación, Coetus, etc., y colaborado con otros artistas: por ejemplo, "Sin puntos ni comas" de Pedro Guerra, que interpreta junto a Jorge Drexler.
También trabajó en otras disciplinas artísticas. Ha compuesto y cantado para danza y teatro. En cine ha participado en la BSO de la película "Blancanieves", dirigida por Pablo Berger, ganadora de diez premios Goya, (entre los cuales está el de mejor canción original por 'No te puedo encontrar').
En resumen, Silvia es tremenda artista.
En la película 'Cerca de tu casa', es la actriz protagonista y compositora de la BSO, suena la bella canción "No hay tanto pan". El tema evoca la indignación de la crisis que dicen que pasó por España cuando se "pinchó" (o "pincharon") la burbuja inmobiliaria. En aquel entonces se disparó el desempleo y dijeron que la gente "vivía por encima de sus posibilidades", o sea todo el mundo sacaba créditos, "tarjeteaba" y estaba hipotecada. Entonces, al quedarse sin trabajo comenzaron los desalojos. "Gente sin casa, casas sin gente".
Pero un día esa misma gente se preguntó, "¿dónde estaban los políticos mientras pasaba todo esto?". Y se destapó una red de privilegios, sueldos altos, tramas corruptas, gestiones oscuras. De allí el grito "No hay pan para tanto chorizo". Las calles se llenaron de manifestantes cada vez más indignados. Se puso de moda la "indignación".
Pero mágicamente la crisis que decían que estaba ya no estuvo. Pero se quedó lo suficiente como instalar algunos cambios. Quienes no estaban conformes por un trabajo con un sueldo de mil euros, son ahora desesperadamente felices si les toca en suerte un "trabajucho" de quinientos. Mágicamente, subieron los alquileres. Y los bancos, a punto de sufrir un colapso tuvieron que ser ayudados por el dinero público.
Mientras tanto, los que robaban por encima de nuestras posibilidades apretaban el "estado de bienestar" y así, como de rebote, fomentar la salud y educación privadas. Los dueños de las empresas y la clase política eran lo mismo y necesitan esa rueda, y el pueblo fue su víctima y cómplice necesario. El pueblo y su mala memoria.
Este desgraciada fórmula, circular y predecible, es repetida de forma cíclica en nuestro países. Quizás nosotros la sentiremos más porque no tenemos un"estado de bienestar" adecuado (o lo tuvimos y ya fue hace mucho eficazmente desmantelado), y el abismo que separa una clase social de otra está siempre cerca.
Lo mismo sucede con la importancia de la transparencia y la intolerancia con la corrupción. Ante ella, a veces duelen los ojos y se mira para otro lado. Luego se paga caro. Si cualquier persona que trabaja en política vive demasiado bien (restaurantes caros, coches, viajes), es mala señal. Los estamos manteniendo por encima de nuestras posibilidades. Avisados quedan.
Las crisis están "cerca de tu casa" y como dice esa maravilla de película (hagan lo que sea por verla) lo primero que buscarán es que pienses que es un fracaso tuyo, que a otra gente le va bien. Si los dejas, te mienten. Luego no te piden disculpas ni nada. Y al poco tiempo querrán que los votes. Es como la publicidad de los bancos. Te piden el dinero- o te lo ofrecen- para que sea de ellos. Te dicen que te lo prestan, pero todo es mentira y lo demostrarán cuando más te haga falta, y sea demasiado tarde. Te señalarán y afirmarán que es tu culpa, que no hay para todos.
Somos nosotros quienes debemos permanecer unidos. Como dice Silvia "una revolución, primero es emocional. Gente distinta que se emociona por lo mismo".
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