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¿En qué andás?

11.Jul.2017

Por Julián Kanarek, magister en Comunicación y Cultura

La representación de las mujeres en cargos electivos parece revitalizar la agenda derechos un tema olvidado en la política de los últimos meses.

El pasado fin de semana el Plenario Nacional del Frente Amplio decidió incorporar la paridad de género en la conformación de sus listas para cargos electivos. Es una decisión que viene a emparchar el paso en falso de la Ley de Cuotas votada en el parlamento y que se hace eco de movimientos sociales de todos los partidos que exigen una mayor representación de la mujer en la vida política del país.

Es un cambio importante en la política del país. Se trata no sólo del partido de gobierno, sino de la bancada legislativa de mayor tamaño de 1999 a la fecha. Tal y como está planteado en los documentos del Plenario, es de esperar que esta decisión alcance también a la inclusión de una mujer en la fórmula presidencial de la fuerza política.

Esto insta al resto del sistema político a imitar la resolución ya que los derechos de las mujeres es una lucha actual que trasciende tiendas partidarias y que ha llegado para quedarse. Es de suponer que todas las fórmulas presidenciales tendrán una mujer en la dupla y cabe preguntarse si algún partido osará llevar a una de ellas encabezándola.

En un país dónde la vanguardia legislativa marca el tono político y sobre todo la representación, la imagen con la que es identificado Uruguay en el exterior esta medida llega por lo menos tarde. Acciones y legislaciones contemporáneas como el Plan Ceibal, la política antitabaco, la regulación del mercado de marihuana, el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto así como las históricas reformas batllistas del siglo XX como la laicidad del Estado, el voto femenino, las jornadas laborales de 8 horas o el descanso semanal han representado a Uruguay en grandes medios del Mundo (The New York Times, The Guardian, The Economist, BBC, The Washington Post, El País de Madrid, El Mundo, entre otros) como un ejemplo a seguir, y a veces a imitar, en cuestiones políticas y legislativas.

En la representación mediática mencionada Uruguay es un ejemplo emergente de responsabilidad democrática y vanguardia, que encarnaría el "deber ser" la política internacional y un ejemplo concreto de lo que los medios entienden como una democracia activa y propositiva. El país irrumpe de manera icónica para erigirse como un integrante distinto del imaginario social e histórico de Latinoamérica en cuestiones políticas, legislativas y sociales. Se vuelve una alternativa a la narrativa política de hoy en día, una alternativa construida desde la actividad política misma.

Pero esta representación, esta suerte de momento de país de moda que tocó su mayor pico de visibilidad a fines del año 2013 cuando la prestigiosa revista The Economist eligió a Uruguay como el país del año "por su receta para la felicidad humana" parece estarse agotando.
¿Es que se agotó la moda o la agenda de derechos? Difícil. Lo que si sucede es que la vertiginosa catarata de cambios y legislaciones propulsadas en lo que va del siglo empieza a enlentecerse y tanto el país como los partidos políticos (el de gobierno el que más) necesitan de una nueva promesa, una renovación en sus proyectos y discursos que mitigue el desencanto de propios y ajenos para acercar a nuevas generaciones a la política.

Las redes sociales a veces dan la impresión de que estamos en un país más politizado y -por el tono- más dividido. Hay que tomar esto con pinzas porque puede tratarse sólo de una ilusión. De todas maneras, allí están los ciudadanos marcando su propia agenda de la que la política deberá hacerse cargo si quiere mantener la cercanía con ellos.

Los derechos de las mujeres son parte de esa nueva agenda ciudadana emergente a través de canales de discusión que incluyen a la política tradicional (políticos y militantes de todos los partidos tienen presencia en redes) pero que la exceden. Quien interprete estos nuevos tiempos, quien sepa leer con agudeza, pero sobre todo quien quiera interactuar entendiendo con cabalidad el término: escuchando (o leyendo) las demandas antes de hablar será quien corra con ventaja en la carrera por capitalizar esa cercanía.

La decisión del Plenario Nacional del FA toma una temática actual y sensible para la población mundial. Es un acercamiento a la agenda de derechos, pero sobre todo a las demandas que la ciudadanía tiene hoy para con la clase política en su conjunto. Parece ser ese mensaje de whatsapp que le mandamos a alguien que hace tiempo no vemos y que pretende retomar un contacto otrora más fluido. Es el "¿en que andás?" que espera una respuesta contemplativa por los tiempos de ausencia.

Julián Kanarek es magister en Comunicación y Cultura, investigador y director de Amén Comunicación Ciudadana, una empresa especializada en comunicación ciudadana y gubernamental.