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La columna de Carlos Garramón

La columna de Carlos Garramón

Acontecer global y economía política regional

Sobre el autor

Reflexiones sobre el acontecer global y su interacción con la economía regional. Columna de Carlos Garramon, ingeniero agrónomo con especialidad en Economía Agraria, master en Economía Agraria en la Universidad Católica de Chile, PHD(c) de la Universidad de California, Campus Berkley. Funcionario de FAO en Roma, representante de FAO en la Argentina, consultor del BID, Banco Mundial, Naciones Unidas y PNUD.

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LA FUGA AUTORITARIA DE MADURO

03.Ago.2017

Una fuga hacia el autoritarismo sangriento pero a la fecha eficaz. Hoy un poder plenipotenciario ilegal e ilegítimo gobierna Venezuela. Esperemos que la gloriosa oposición del pueblo venezolano, las luchas de poder al interior del Régimen y la presión internacional, acoten su existencia.

Un sangriento proceso de represión y violencia derivó el último domingo en la elección de los delegados, previamente digitados, de la Asamblea Constituyente. Según el Régimen acudieron a las urnas ocho millones de personas, o sea el 41.5% de los habilitados Hoy se conoce que la empresa encargada de proveer la tecnología para el conteo de votos denunció que el Régimen manipuló los datos. Según SmartMatic "la información fue manipulada agregando al menos un millón de votos al resultado real". Trascendió además que el Consejo Nacional Electoral y la oposición estimaron que los votos no superaron los cuatro millones. No es relevante, fue obvio que votó menos gente que los 7.5 millones de venezolanos que acudieron a los escasos centros de votación donde, a pesar de la brutal intimidación ejercida por el Régimen, particularmente por Maduro, dejaron depositado su rechazo al proceso constituyente.

El Gobierno bolivariano insiste en calificar la nueva Asamblea Constituyente, convocada y escogida bajo su auspicio, sin mediar consulta ciudadana alguna, tal como lo exige la actual Constitución, como "originaria" y "plenipotenciaria". Maduro, quien asegura que pondrá su cargo a disposición del nuevo cuerpo, proclama que todos los poderes del Estado deben someterse y quedar sujetos a cualquier decisión de la Asamblea Constituyente.

La misión declarada de la Asamblea Nacional Constituyente es la de redactar una nueva Constitución que reemplace a la promovida por Hugo Chávez en 1999, la cual no era funcional al Régimen para el ejercicio de sus ambiciones antidemocráticas. Despojada de una agenda que debería haber sido previamente refrendada por la ciudadanía, junto a la voluntad de su convocatoria, la Constituyente -durante el tiempo que decida sesionar- tiene potestad para transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico, pudiendo reformar los códigos Penal y Civil, la Ley Laboral, las normas electorales y la legislación referida a la Administración Pública. La Asamblea no tiene un tiempo prefijado para sesionar, lo que significa que puede permanecer actuando por todo el tiempo que juzgue necesario. Esta pasa a ser el poder soberano y plenipotenciario mientras se autodesigne en funciones.

Instalada la Constituyente se diluyen las instituciones democráticas, incluyendo la anulación de la Asamblea Nacional cuya composición fue el resultado de la voluntad popular libremente expresada en las últimas elecciones democráticas que tuvo Venezuela. No solo el Parlamento, la República queda sumergida bajo ese gran manto de poder surgido de la ilegalidad e ilegitimidad con que la Asamblea fue convocada y constituida.

Habiendo cumplido con el objetivo de conformar un espacio de poder plenipotenciario, el Régimen inicia el ejercicio de una indisimulada dictadura: detiene a los dos opositores venezolanos de mayor significancia opositora: Leopoldo López y Antonio Ledezma. El Tribunal Supremo de Justicia alega que ambos planeaban fugarse. Sin embargo, no presentó ninguna evidencia de esa acusación y se remitió a una supuesta información confidencial obtenida de los servicios de inteligencia.

Con esta brutal arbitrariedad, Maduro está enviando un mensaje aterrador a toda la población venezolana: la disidencia no será tolerada. No solo no habrá diálogo entre el Gobierno dictatorial y la oposición, sino que quien discrepe con las decisiones impartidas por La Constituyente terminará en prisión. Situaciones muy aproximadas a las que han vivido muchos países de América Latina. Pero en aquellos casos nadie dudo en calificar al régimen de dictadura.

Con la prisión de estos dos líderes opositores la presión internacional se ha acrecentado, aunque por la tibieza de algunas posiciones, o sencillamente por la complicidad de otras, se ha perdido un valioso tiempo para oponerse a la consolidación del esquema de poder diseñado por el Régimen. 

Si bien Maduro concibió la Constituyente como un factor de cohesión para su propia base, es muy posible que logre lo contrario. En el seno de la Asamblea están representadas varias corrientes del Chavismo. Se abre una nueva disputa para el control de la Asamblea que, como hemos descrito, es el poder máximo en Venezuela. Uno de los más claros aspirantes al control de ese poder es Diosdado Cabello y el sector del ejército que lo obedece.

Quizás sea una aspiración optimista, pero a medida que el golpe se consolida, el Régimen se debilita. La presión internacional se expande y unifica; la oposición interna se radicaliza; y la lucha interna, ahora concentrada en la Constituyente, se profundiza. Me preocupa el rol que puedan jugar gobiernos que tienen grandes intereses en Venezuela, como Rusia y China. El primero por los créditos otorgados a la planta de refinería que tiene PDVSA en EEUU; el segundo por los intereses que despierta el país con mayores reservas de petróleo del mundo y riquezas minerales inexploradas.