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La columna de Carlos Garramón

La columna de Carlos Garramón

Acontecer global y economía política regional

Sobre el autor

Reflexiones sobre el acontecer global y su interacción con la economía regional. Columna de Carlos Garramon, ingeniero agrónomo con especialidad en Economía Agraria, master en Economía Agraria en la Universidad Católica de Chile, PHD(c) de la Universidad de California, Campus Berkley. Funcionario de FAO en Roma, representante de FAO en la Argentina, consultor del BID, Banco Mundial, Naciones Unidas y PNUD.

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Trump avanza contra el multilateralismo.

16.Oct.2017

En el marco de su concepción nacionalista y antiglobalizadora “America first”, Trump avanza en sus ataques dirigidos al debilitamiento del multilateralismo y la imposición de un modelo de conciliábulos bilaterales donde prevalecen los intereses propios.

La implementación de este enfoque se inicia desde la asunción presidencial de Donald Trump y constituye el corazón de su estrategia "America first", la cual debe impregnar cada encuentro entre naciones. Primero fue el abandono del TPP, continuó con su intento de debilitamiento de la OTAN, retiró a EE.UU. del Acuerdo Climático de Paris, enfrió y retrocedió en las relaciones con Cuba, prosiguió con la amenaza de sustituir el NAFTA por un acuerdo bilateral con Canadá, ahora retira a EE.UU. de la Unesco y no certifica el acuerdo con Irán. Una secuencia que define un rumbo claro de las relaciones internacionales y la política ante los organismos multilaterales.

Todos estos eventos, claramente orientados a desarticular los avances logrados por Obama en la promoción de esfuerzos multilaterales, delineando un modelo en el cual la mayor economía del mundo se alejaba gradualmente del nacionalismo irracional e iniciaba un activo proceso de participación en el enfrentamiento de los grandes temas que desafían la paz y la convivencia planetaria. Tal es el caso emblemático del cambio climático y el Acuerdo de París.

Habiendo escrito sobre todas estas "patriotadas" de Trump en artículos anteriores, concentraremos nuestra reflexión en torno a los dos últimos episodios: Irán y UNESCO.

Su último anuncio, en línea con su senda anti-multilateral, ha sido el viernes pasado al firmar la no certificación del pacto nuclear con Irán, lo cual es una verdadera "patada" al tablero internacional y, fundamentalmente, hacia el futuro cada vez más incierto del Cercano Oriente. Si bien el anuncio no supone la ruptura del acuerdo, como lo había anticipado, Trump traslada al Congreso la definición sobre su futuro, siempre que el mismo imponga nuevas limitaciones. Pero desde ya define su estrategia hacia Irán: "un régimen fanático, dictatorial y terrorista, un semillero mundial de destrucción y muerte. Irán nunca tendrá la bomba atómica. Las agresiones no han dejado de incrementarse y es hora de ponerle fin". Lo más grave de la decisión anunciada el viernes es la forma en que la misma fue adoptada: en forma absolutamente unilateral, sin consultar a sus aliados europeos que fueron objeto de permanente consulta cuando el Pacto fue elaborado y conducido por Obama. Incluso el mismo fue refrendado por Francia, Rusia, China, Inglaterra y Alemania, lo que lo convertía en un modelo para resolver conflictos que involucrasen a Europa en su resolución.

Cuando se selló el Pacto en Viena en el 2015, fue interpretado como un hito del multilateralismo. Un fino trabajo de la diplomacia de Obama que limitaba el programa atómico Iraní a cambio del levantamiento de sanciones económicas. Fue un respiro, un alto en el riesgoso enfrentamiento que ambos países mantuvieron durante décadas. Ponerlo en riesgo es poner en riesgo la apertura de una crisis nuclear, la que se superpondría a la que ya tiene abierta con Corea del Norte.
Su afán por imponer su visión nacionalista, prescindiendo de la opinión de sus aliados, puede destruir un instrumento de alto valor estratégico y ordenador de la política hacia el Cercano Oriente.

Es difícil interpretar cuál es el motivo de esta posición. Puede ser tan mezquino e irracional como la necesidad personal de arrasar con el legado de Obama. Puede ser también dirigido a acrecentar la protección a Israel, argumento que se refuerza con el motivo invocado para justificar la salida conjunta de la UNESCO, la que analizaremos por separado. Puede ser también una estrategia para incluir el acuerdo balístico y la cláusula de extinción. Sería la única explicación racional pero imposible de lograr por la segura negativa que presentarían Rusia y China.

Más allá de la búsqueda de una explicación en torno a los intereses propios que condujeron a Trump a lesionar un acuerdo modelo, ésta confrontación con Therán pude tener consecuencias irreversibles y fundamentalmente la pérdida definitiva de confianza de los iraníes en Occidente, que otros sabrán ganar.

Es necesario advertir que la retirada de EE.UU. del tratado nuclear con Irán supondría un golpe demoledor a la estabilidad, no sólo en Oriente Próximo, sino en el resto del mundo. La peligrosa deriva aislacionista del presidente de EE.UU. puede salir muy cara.

El otro ataque perpetrado por Trump la semana pasada al multilateralismo se refiere al retiro -junto a Israel- de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) acusándola de antisraelí. Esta decisión no implica un acto burocrático sino el abandono de un proyecto para reforzar los lazos de la herencia común de la humanidad. La Directora General de la UNESCO, la búlgara Irina Bokova, dijo: "lamento profundamente la decisión de Estados Unidos, es una pérdida para la familia de Naciones Unidas, es una pérdida para el multilateralismo". Según informaron varias agencias, EE.UU. ya había advertido en julio su desconformidad con la UNESCO por la decisión de éste organismo de declarar el casco histórico de Hebrón, en Cisjordania, como zona protegida del patrimonio mundial.

Esta decisión, como la anteriormente descripta en relación al tratado con Irán, y las que se fueron sucediendo desde la asunción presidencial, constituyen una prueba clara de la peligrosa estrategia de Trump de impulsar, desde la economía más grande del mundo, una política aislacionista, que se enmarca en una concepción más amplia que visualiza una comunidad internacional compuesta por fuertes naciones, Estados que miran primero el propio interés por encima de cualquier otra consideración. Una suerte de aplicación del capitalismo salvaje a las relaciones exteriores y a la interacción de EE.UU. con otras naciones.

Desde 1945, la comunidad internacional ha impulsado un sistema integrador que con sus tristes excepciones, ha dado muy buenos ejemplos de progreso, convergencia y multilateralidad. Tal es el caso de la Unión Europea, entre otros, tan despreciada por Trump. Pretender sustituir éste modelo de diálogo multilateral por la confrontación y los conciliábulos bilaterales, donde la defensa de los intereses del más fuerte prevalezcan, mal llamado patriotismo por Trump, significa un retroceso en la relación entre naciones. Según lo expresado por el propio Trump, en este nuevo sistema cada país podría organizarse según sus diferencias, y su poder económico y militar agregaría yo. En esta nueva concepción las relaciones bilaterales se han ido ordenando entre iguales. EE.UU. restringe cada vez más el diálogo bilateral a Rusia, China, Japón e Israel. Incluso ya ha amenazado con que el NAFTA sería un mejor tratado si se excluye a México, reduciéndolo a un tratado bilateral entre semejantes: EE.UU. y Canadá.

Ingresamos en "el mundo de Trump", donde la relación entre países se asemeja a las relaciones entre empresas de real estate en la Quinta Avenida de Manhattan: solo negocio con similares y solo defiendo mis propios intereses en la negociación. Los aliados son circunstanciales en cada negociación. No es necesario informarlos si cambia el rumbo de la negociación o simplemente la desconozco. Un mundo muy peligroso donde los asuntos claramente multilaterales como el clima, la pobreza, los Derechos Humanos o la protección del patrimonio cultural de la humanidad dejan de tener relevancia. Lo importante es actualizar mi arsenal nuclear, lo importante es generar miedo.