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Columnas de Daniel Chasquetti

Sobre el autor

Autor: Doctor en Ciencia Política.
Profesor del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

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Peñarol: Una elección polarizada

28.Nov.2017

El 9 de diciembre se realizarán las elecciones en Peñarol. Como socio de Peñarol y partidario de la candidatura de Marcelo Areco, he seguido detalladamente este proceso electoral y dada mi condición profesional, me gustaría compartir con los lectores algunas reflexiones al respecto.

En esta elección, ninguno de los candidatos que se presenta ha sido Presidente por lo cual la contienda adquiere un carácter especial. El padrón social de votantes creció desde la última elección pero no tanto como muchos creían. En 2014, había 15 mil habilitados y en 2017 habrá 17.850. De todas formas, los nuevos votantes pueden hacer la diferencia. Habitualmente, en las elecciones aurinegras vota entre un 46% y un 54% de los habilitados. En la última elección, votaron 7.820 socios, de los cuales el 83% eran activos y el 17% vitalicios. Estos últimos se inclinaron mayoritariamente a favor del oficialismo liderado por Juan Pedro Damiani. Los activos, en cambio, se distribuyeron de otro modo: 2/5 para Damiani; 1/3 para Areco y 1/5 para Ruglio.

Desde el mes de junio a la fecha, he contabilizado por lo menos siete encuestas de intención de voto en la elección. Algunas realizadas por empresas importantes como Interconsult, Grupo Radar u Opción Consultores, y otras por empresas menos conocidas como CIM&Asociados, Contacto 360, Datamatic, etc. Naturalmente, no dispongo de información suficiente como para evaluar la veracidad de las mismas, pero parto de la base de que, como sucede en toda elección, hay encuestas serias y de las otras. Recordemos que en 2014, una encuesta que no voy a nombrar decía que Walker tenía chance de ganar pero sólo obtuvo el 14% de los votos.

Al respecto, conviene recordar que no es fácil hacer encuestas cuando el voto no es obligatorio. Eso ocurre en las elecciones internas de los partidos políticos en junio del año electoral y como todos sabemos, las encuestadoras tienen grandes problemas para estimar la participación y el resultado final. Para el caso de un club como Peñarol, este problema se multiplica por contar con un padrón compuesto por segmentos diferentes con comportamientos electorales disímiles. Por ejemplo, los socios vitalicios son 1/6 del electorado y normalmente apoyan al oficialismo. En el otro extremo están los nuevos votantes que también representan 1/6 del padrón y cuyo comportamiento por ahora es imprevisible. Los 2/3 restantes son socios activos y su comportamiento puede variar según la presencia o ausencia de diferentes factores (triunfos, balances financieros, decisiones de la directiva, etc.).

No obstante, pese a esas dificultades, los resultados de las encuestas que he leído tienden a converger. En función de esos patrones más o menos estables, podemos extraer tres conclusiones principales:

1. El oficialismo puede perder. En efecto, nunca un grupo de la oposición, como ahora ocurre con la agrupación 2809 y sus aliados, ha estado tan cerca de derrotar al damianismo en una contienda electoral. Las diferentes encuestas muestran que la fórmula Barrera-Catino cuenta con una ventaja de entre dos y seis puntos porcentuales sobre la fórmula Areco-Alfie, y que el segmento de indecisos varía entre un 12% y un 17%. Por tanto, esta es una carrera abierta donde el “caballo del comisario” puede perder.

2. La competencia muestra una creciente polarización entre Barrera y Areco. Esto es importante porque de consolidarse esta situación, podría ocurrir que los votantes de las opciones menores —como así también los indecisos- se muevan hacia a los candidatos favoritos con el fin de evitar el triunfo de alguno de ellos. “Voto útil”, le hemos llamamado en la política nacional durante décadas a los movimientos estratégicos de esa naturaleza. Desde luego, en toda elección existe el voto duro que apoya a tal o cual corriente o candidato, y es claro que esos no se moverán. Sin embargo, el deseo de definir que entraña toda decisión electoral democrática, impulsa normalmente a los votantes menos comprometidos  a mover su preferencia hacia un posible ganador. El deseo de influir siempre es más fuerte. De ocurrir algo así quienes sufrirán serán los candidatos con menor intención de voto - Ruglio y Domínguez-. Para que ello efectivamente suceda, los votantes deben estar informados, es decir, deben percibir que existe un único juego entre dos opciones, algo que naturalmente nadie puede confirmar a ciencia cierta si está ocurriendo.

3. La elección puede ser un plebiscito en torno a la figura de Damiani. Todos los candidatos, aún los que se definen como oficialistas, han prometido cambios en la orientación del club. Ello indica explícita o implícitamente una valoración negativa sobre la gestión de Juan Pedro Damiani al frente de Peñarol, pese a haber construido el estadio Campeón del Siglo y de contar con la chance de ganar el torneo uruguayo 2017. Las críticas principales giran en torno a la inconveniencia de tener un presidente que al mismo tiempo es un acreedor del club (que hace dinero con el club), su política deportiva (excesiva compra de jugadores, cambios frecuentes de técnicos, fracasos deportivos, etc.) o la ausencia de un proyecto institucional que fortalezca al club más allá del fútbol (basketball, ciclismo, servicios a los socios, etc.). La encuesta de Grupo Radar mostraba que así como Walter Pereyra y Marcelo Areco son los dirigentes con menor rechazo entre los asociados, Damiani es el dirigente más resistido (el que más polariza). Estos factores permiten pensar que la elección puede transformarse en un verdadero plebiscito en torno a la figura de Damiani, dejando de un lado a sus sucesores (Barrera y amigos) y del otro, a los candidatos que representan la renovación. Este escenario sería preocupante para la fórmula oficialista que ya percatada del peligro, hace gestos de distanciamiento respecto a la administración que culmina.

Si el lector pudo seguirme hasta aquí se estará preguntando entonces quién ganará la elección. En principio, no puedo satisfacer su lógica demanda debido a la modesta información que ofrecen las encuestas publicadas. O sea, con estos datos resulta imposible realizar un pronóstico razonable. Sí se puede decir que la elección estará en manos de los nuevos socios y particularmente, de su inclinación a ir o no a votar el domingo 9. La paridad entre Barrera y Areco es creciente pero puede quebrarse según sea el volumen de votantes que concurra a las urnas. En ese marco, será importante saber cuánto influirán factores como la tan criticada gestión de Damiani o los recientes triunfos deportivos del club que, obviamente, favorecerían al oficialismo. Por tanto, si bien no debemos descartar nada (la elección está abierta), tiendo a creer que la elección del próximo 9 de diciembre puede llegar a ser histórica porque el oficialismo puede perder y eso marcaría un antes y un después en la vida del club.