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Terminar con el machismo para terminar con la violencia hacia las mujeres

15.Dic.2017

El parlamento aprobó el proyecto integral sobre “Violencia hacia las mujeres, basada en género”. Sin duda se trata de un hecho relevante ante una realidad que nos interpela todos los días.

Muchas personas creen que el feminismo es lo contrario del machismo. Se equivocan. Mientras que el machismo es parte sustancial de la cultura dominante que establece los roles de dominación de los hombres sobre las mujeres, el feminismo es una cultura de la igualdad, y por lo tanto también de la justicia.

Hay evidencias suficientes para entender que las mujeres se han llevado la peor parte en cuanto al peso que la sociedad capitalista deposita en ellas. Han tenido casi todo en contra. Durante siglos desarrollaron tareas no remuneradas (y las siguen haciendo), y cuando lo comenzaron a hacer en forma remunerada, tuvieron peores salarios, tareas de terrible esfuerzo, y nunca, o casi nunca dejaron de lado la crianza, la economía y organización de sus casas. Ahora no sólo llevaban adelante sus hogares (limpieza, cocina, compras, pago de servicio, etc.) sino que salen al mercado laboral con peores remuneraciones y condiciones de trabajo que los hombres.

Paralelamente la lucha por sus derechos civiles y políticos también fue fruto de una extensa batalla que costó mucha sangre, sudor y lágrimas como el voto femenino (muy entrado el siglo XX) o la formación académica. Las pocas victorias, como la despenalización del aborto, luego de más de siete décadas de lucha incansable, todavía tienen enormes escollos para materializarse plenamente y además cuentan con poderosos detractores, que se movilizan, y movilizan recursos y personas, para su derogación. El 70% de las mujeres de Uruguay manifiesta haber sufrido violencia física y/o sexual por parte de sus parejas, una cifra alarmante (1). En relación a las muertes violentas, mientras que el 38% son provocadas por su pareja, en hombres se reduce al 6% (2).

Como se indica en la exposición de motivos del proyecto de ley que busca poner fin a la violencia hacia las mujeres basadas en género “La violencia contra las mujeres y las niñas y adolescentes tiene diversas manifestaciones y puede ser física, psíquica, sexual, económica y patrimonial. Las más frecuentes son las que se producen en el ámbito doméstico y de la pareja, que con frecuencia terminan en feminicidios. Pero también la violencia contra las mujeres es frecuente luego de desastres y emergencias y es utilizada como táctica de guerra. Otras formas de violencia que se encuentran lamentablemente extendidas son la explotación sexual y la trata, las prácticas perjudiciales como mutilaciones genitales y los matrimonios infantiles.” El proyecto de Ley a que nos referimos, es sumamente completo e integral, tiene aristas de coordinación interinstitucional, judicial y penal. Entre otros aspectos, define cuales son los tipos de violencia a la que son sometidas la mujeres todos los días como la física, sexual, psicológica, laboral, por discriminación, simbólica, obstétrica, en el ámbito educativo, el acoso sexual callejero, mediática, política, femicida, doméstica, comunitaria, institucional, étnica o racial. Esto permite poner en relieve las diferentes situaciones que se deben combatir y transformar.

Luego define los ámbitos institucionales que deben desarrollar las políticas públicas para que efectivamente exista una Vida Libre de Violencia de Género hacia las Mujeres, con sus respectivas responsabilidades y a su vez con ámbitos de participación social, así como el establecimiento de una Red de Atención Imprescindible en todos los ámbitos de la vida imaginable. El proyecto también tiene fuertes implicancias penales, tipificando como abuso sexual situaciones que antes, increiblemente, no eran consideradas como tal. Pero estas leyes, como otras, apenas son una palanca para la transformación cultural, porque las leyes, como normas que nos rigen establecen márgenes de comportamiento y tienen implícitas filosofías. Pero sobre todo, nos permiten poner sobre la mesa las acciones que pretende desarrollar el Estado.

Para terminar con la violencia machista, debemos cuestionarnos los roles y también las acciones cotidianas que sustentan esa cultura. Para terminar con esta injustica histórica tenemos que cambiar las instituciones del Estado y las maneras en que se enfrentan a esta problemática. Esta ley lo hace en ambos sentidos. (1)CNCLVD (2013) Primera Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género y Generaciones. (2)OMS (2013) Estimaciones mundiales y regionales de la violencia contra la mujer: prevalencia y efectos de la violencia conyugal y de la violencia no conyugal en la salud.