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¡Cometamos nuevos errores!

¡Cometamos nuevos errores!

Columna de Daniel Mordecki

Sobre el autor

Profesional de Usabilidad, docente universitario, apasionado por las encuestas.

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Eppur si muove Reloaded

23.Ene.2018

En la columna Un gran paso adelante, del 27 de noviembre de 2017 afirmé que “la ley francesa sobre encuestas electorales, obliga a las empresas a publicar sus datos crudos de forma pública”. No es correcto, me equivoqué.

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Me equivoqué

En la columna Un gran paso adelante, del 27 de noviembre de 2017 afirmé que “la ley francesa sobre encuestas electorales, obliga a las empresas a publicar sus datos crudos de forma pública”. No es correcto, me equivoqué. La ley francesa no obliga a hacer esos datos públicos, sino a enviárselos al organismo regulador, denominado Commission des Sondages (Comisión de Encuestas).

La parte buena del error es que me obligó a revisar de forma más exhaustiva el sitio de la Commisión des Sondages (http://www.commission-des-sondages.fr). De esta revisión surge que efectivamente la mayoría de las empresas publican sistemáticamente datos crudos de sus estudios y relevamientos, algo que es aún más importante ahora que sabemos que no es obligatorio.

En el mes anterior a las elecciones presidenciales del año pasado (abril de 2017), el 70% de las encuestas subidas al sitio tienen datos crudos de la muestra, de los resultados de la encuesta o de ambos. En resumen, en Francia, a pesar de no ser obligatorio, lo más frecuente es que se publiquen datos crudos con las encuestas.

Cómo me enteré del error, (o Eppur si muove Reloaded)

Hace muchos años, cuando trabajaba en IBM, recibí una comunicación oficial de que habían echado al Gerente General de IBM Asia. El motivo: había desmentido una información de prensa. La política oficial es que “IBM no comenta rumores”, por una razón muy sencilla: si cuando está mal desmentimos, es justo asumir que cuando no desmentimos es porque no tenemos nada para desmentir. Pura lógica de la comunicación corporativa.

Y viene al caso el cuento porque tal vez lo más interesante de esta historia es cómo me enteré de mi error: me lo informó por Twitter el presidente de la cámara de empresas encuestadoras (CEISMU).

Y dada la agresividad y convicción con que me hizo notar el error, incluidos el “deje de mentir y “no desinforme”, no es muy osado asumir que cuando no dicen nada es sencillamente porque no encontraron ni brechas ni errores y por tanto no tienen nada que decir.

Dicho de otra forma: he publicado decenas de veces datos sobre el sesgo de larga data de las encuestas en Uruguay o la afirmación de que no publican los datos crudos de las encuestas de 2014 porque allí Lacalle Pou sí le ganaba a Larrañaga y Vázquez tenía más de 48% de los votos. Hoy puedo asumir razonablemente que estas afirmaciones son válidas, de lo contrario ya me habrían gritado mentiroso.



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