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Así lo veo yo

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Columna de Ana Jerozolimski

Sobre el autor

Uruguaya, radicada en Jerusalem desde 1979. Redactora Responsable de "Semanario Hebreo".

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A DOS AÑOS DEL ASESINATO DE DAVID FREMD EN PAYSANDÚ

08.Mar.2018


Escribimos estas líneas con una mezcla de dolor y rabia, y la verdad, con sentimientos encontrados. Las escribimos convencidos de que no se podía dejar pasar el 8 de marzo, aniversario del asesinato de David Fremd sin elevar un homenaje en su recuerdo. Por lo que él fue como ser humano y por el significado del atentado motivado por el odio irracional. Pero al mismo tiempo sabemos que para sus seres más queridos y cercanos, su esposa, sus hijos, sus hermanos y respectivas familias, la fecha redonda es sólo un símbolo. La falta, el vacío, la nostalgia y el recuerdo son seguramente permanentes. No precisan de actos, ni comunicados, ni ceremonias. David estará en ellos por siempre.
Y con estas líneas, quisiéramos acompañarlos en el dolor.
Es ineludible recordar lo que escribió Guille, su hijo mayor, pocos días después del asesinato: "A papá no lo mató un loco suelto". Es importante recordarlo mientras sigue habiendo extremistas de mente deformada por el odio, antisemita por cierto en este caso, de raíces nacidas en la radicalización islámica. Empuñar un arma para quitar la vida a un compatriota simplemente por ser judío, es aberrante.
Es importante recordarlo cuando aún no hay determinación definitiva acerca de la imputabilidad del asesino. Y lo central sería saber en qué medida las autoridades investigaron si quien acuchilló de muerte a David actuó realmente solo. Esto no necesariamente significa si era miembro de una célula o una organización radical, sino dónde y a través de quién se nutrió en ese odio.
Pero hoy no queremos limitarnos a este aspecto. Hoy queremos más que nada, recordar a David. Su figura, la impronta que dejó en la sociedad, eso de por sí destaca lo terrible del crimen, la sinrazón del odio.
Dicen que hay gente que no termina nunca de morir, porque su paso por este mundo no fue en vano. Y David, que tanto disfrutaba del "juntos", de las reuniones familiares más que nada, de los encuentros con amigos y en comunidad, nunca será olvidado. Por eso, nunca terminará de morir...aunque flaco consuelo es esto para su familia que ya no lo puede abrazar.
En aquellos días de marzo del 2016, nos contactamos con varios amigos sanduceros de David, quienes a distintos niveles compartieron con nosotros su trocito de recuerdo. Rossana Migliónico, una de las facilitadoras de aquella imponente "Marcha del Silencio" por las calles de Paysandú ("facilitadora" decimos, ya que aunque organizó gran parte, recalcaba constantemente que la iniciativa había salido de la gente, espontáneamente), nos contó entre otras cosas sobre comentarios y mensajes que había recibido de muchos sitios.
"Hubo un mensaje que vino de Orgoroso, que es un pueblo pequeño que está a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Paysandú, para el lado este de la ciudad. De ahí, una mujer me pone: ´Te escribo desde Orgoroso, este pueblito tan humilde. No piensen que solo ustedes están dolidos, nosotros también estamos llorando a David, porque acá lo queríamos mucho, porque era un hombre que nunca nos dejó de a pie con lo que precisáramos, y siempre sin pedirnos ni referencias comerciales ni recibos de nada´. Es así todo el tiempo".

Días después del asesinato, reprodujimos en "Semanario Hebreo" mensajes de sanduceros en las redes sociales. Muchos de ellos expresaban solidaridad con la comunidad judía y repudio de Paysandú todo, recalcaban la necesidad que todos expresen juntos el rechazo del crimen. También hoy es importante recordarlo ya que debe estar claro que el odio corrompe a la sociedad toda, la enferma, no solamente a la víctima elegida.
Pero lo que quisiéramos hoy volver a compartir son algunos mensajes que se referían a lo que David dejó en el entorno en el que vivió.
Adolfo Daniel Lokais González escribió: "Hace más de 30 años había una tienda en el centro de Paysandú. Yo quería comprarme un vaquero que estaba de moda en ese tiempo. Fui y lo miré varias veces, pregunté el precio pero la plata no me alcanzaba. Yo tenía en ese entonces 18 años. El vendedor me preguntó si trabajaba y yo le dije que sí. Y le dije dónde. Entonces me dijo: ´loco, llevate ese vaquero y cuando tengas plata venís y lo pagás´. Le dije que para mí era casi mi sueldo de un mes y me dijo ´pagalo de a poco´. Allí logré sin querer mi primer crédito comercial. Así era David, pierna y espontáneo. Mis condolencias para su familia...Q.E.P.D".
Y Mariano Barcelo Merlo escribió:" Mi maestro, sé que no vas a poder leer esto pero quiero que la gente sepa la excelente persona que fuiste. Me acuerdo como si fuese ayer cuando fui ese 11 de agosto con 13 años a La Popular a pedir si no había algún trabajito de repartir folletos o algo así. Me dijiste ´déjame tu número y te aviso´. A los días me suena el celu y ahí arrancó nuestra amistad que no termina acá y será eterna. Gracias a vos y mis padres hoy soy un hombre derecho".

David no será olvidado nunca, no por la forma terrible en que murió, sino por la forma digna en que vivió.
Bendita sea su memoria.