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Opinión en Asamblea

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Hacia un país posible

Sobre el autor

Alfredo Asti tiene 70 años, 2 hijos y 3 nietos. Es Contador Público jubilado y desde 2005 Diputado Nacional por Asamblea Uruguay-Frente Amplio. Integra las Comisiones de Hacienda; Transparencia, Lavado de Activos y Crimen Organizado; Municipales y Descentralización; Investigadora de Financiamiento de Campañas Políticas, integrada de Presupuesto y Hacienda, etc. Es vicepresidente del Parlatino por Uruguay. Desde julio de 2000 hasta febrero de 2005 fue Director General del Departamento de Recursos Financieros de la Intendencia de Montevideo. Frenteamplista independiente desde 1971, miembro de la Dirección del Movimiento de Frenteamplistas No Sectorizados (1985-1994), Co-fundador de Asamblea Uruguay en 1994.

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La Trazabilidad no es un cuento Chino

09.Mar.2018

En base a la experiencia uruguaya, China nuestro principal socio comercial, recientemente comenzó a exigir a los mercados donde compra carne, un sistema de trazabilidad del producto bovino similar al de nuestro país.

El sistema de trazabilidad es valorado en el mundo y no hay discusión en relación a la importancia de contar con el mismo en mercados exigentes como la Unión Europea y Estados Unidos.

Es oportuna esta consideración porque en los últimos acontecimientos en relación al conflicto con los “autoconvocados”, desde el Gobierno se recordó, junto al paquete de medidas de apoyo al agro, la importancia de esta política de trazabilidad obligatoria, general para todos los productores, independientemente de su capacidad económica o financiera. Esto que hoy, luego de conocer esta noticia, resulta aún más indiscutible, fue puesto en tela de juicio por parte de algún diputado opositor en defensa de los llamados “autoconvocados”, por considerar que no era un elemento trascendente en tanto había países que lograban vender sus carnes a mayor valor que el nuestro sin tener trazabilidad. Incluso desde otros ámbitos cuestionaron la obligatoriedad y la continuidad del sistema.

La trazabilidad

Uruguay es el único país del mundo donde la trazabilidad individual es obligatoria para todo el rodeo vacuno.

Esta política pública comenzó antes de 2005, por los lamentables problemas sanitarios que todos recordamos, pero tuvo un desarrollo fundamental a partir del año 2006 con la Ley 17.977 que creó el sistema de identificación de registro animal a través de la trazabilidad de los productos de origen animal en todo el país, administrado y gestionado por el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).

Fue declarada de interés nacional y establece la obligatoriedad de la trazabilidad individual a todos los animales nacidos y criados dentro del territorio uruguayo desde el año 2010 (luego prorrogado a julio de 2011).

Esto permite que todos los productores, independientemente del tamaño y sus capacidades económicas financieras, pueda acceder a los elementos identificatorios.

La iniciativa se concretó por un tema sanitario, según indicó Federico Stanham, presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), para demostrarle determinadas exigencias a la Unión Europea, y fue evolucionando en la medida en que otros países, particularmente China, agregaron requerimientos.

Según Stanham, “Es un plus que tenemos, y a medida que lo exijan o soliciten lo podemos demostrar”. La trazabilidad, además, permite que Uruguay exporte, en el marco de la Cuota 481, a la Unión Europea, y a Estados Unidos, del programa Never Ever 3.

A la fecha hay más de 12 millones de bovinos y ovinos registrados. Se compran anualmente 3, 5 millones de caravanas por año a un costo de aproximadamente 9 millones de dólares que financia el MGAP. Se llevan acumulados más de 80 millones de dólares hasta el presente.

Los dos objetivos principales de la trazabilidad son alcanzar la seguridad alimentaria y la certificación de procesos de producción a lo largo de toda la cadena. Pero también existen algunos objetivos secundarios tales como controles impositivos, formación de base de datos, control de abigeato, prenda bancaria y mejoramiento genético. La trazabilidad ha permitido desarrollar modelos predictivos en materia sanitaria relacionándolos epidemiológicamente.

Hoy, en países desarrollados, la inocuidad alimentaria es prioritaria y nuestro país se encuentra en excelente posición en ese tema.

En los dos primeros meses de este año ingresaron divisas al país por 317 millones de dólares por exportaciones cárnicas, un 24 % más que en igual lapso de 2017. China es el principal destino de esas ventas, con 131 millones de dólares, que equivalen al 41 % del total, seguido con 17 % de la Unión Europea y 14 % del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, también conocido como Nafta, por su sigla en inglés), conformado por Estados Unidos, México y Canadá.

Asimismo, buscando perfeccionar la inserción de las carnes nacionales en el país asiático, el INAC y China Certification & Inspection Group firmaron un convenio en la pasada edición de la cumbre China-LAC en Punta del Este.

Se suma la trazabilidad industrial a la de campo. El objetivo del convenio es diferenciar nuestras carnes a través de la puesta en funcionamiento de una plataforma de trazabilidad comercial, mediante un procedimiento de certificación de cada corte que asegure y preserve la identidad de los productos a lo largo del proceso de producción, procesado y distribución.

La trazabilidad genera un esfuerzo adicional en la cadena público-privada y permite, entre otros atributos del sistema de producción local, un posicionamiento importante en los mercados internacionales. El hecho de que nuestro principal socio comercial ponga esto como una condición es un ejemplo de la utilidad del sistema y de su indiscutible existencia. Queda claro que sin la trazabilidad animal Uruguay perdería los mercados más importantes, los cuales pagan mayor valor por nuestras carnes.

Apoyos

Queda claro que algunos voceros o apoyos externos al Grupo de los “autoconvocados”, no valoran correctamente, intencionalmente o no, esta política y otros apoyos que se reciben desde el Estado. Apoyos que se dan tanto con medidas a nivel general con impacto en el Interior y el en sector agropecuario, como con medidas específicas hacia el agro vigentes desde varios años. Dentro de las primeras cabe mencionar la promoción de inversiones, la electrificación y conectividad en todo el país, la descentralización de la educación terciaria, etc. Dentro de las segundas destacamos además de la trazabilidad, las políticas de inocuidad alimentaria, la ley de manejo de suelos, la ley de riego, la diferenciación en aportes sociales, etc; como tampoco valoran las nuevas medidas específicas a favor de los sectores coyunturalmente más complicados que se tomaron rápidamente en pocos días.

Al respecto, de las medidas permanentes de apoyo, cabe recordar que, si separamos los aportes sociales al BPS y FONASA, que por su consideración especial subsidiada realiza el sector, y las prestaciones que reciben sus afiliados (ex Caja Rural), se computa un déficit de 390 millones de dólares anuales que se absorbe desde el Gobierno Central, según declaraciones del Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro.

Somos conscientes de la importancia fundamental que tiene el sector agropecuario en la producción y en las exportaciones del país, así como también en la alimentación de todos los uruguayos; de los riesgos climáticos que sufre y las variaciones de precios internacionales, por lo que merecen tratamientos especiales. Los mismos se han otorgado y sería conveniente para continuar el diálogo en búsqueda de nuevas y justas soluciones, el reconocimiento de esos esfuerzos de toda la Sociedad.

Creemos que con abandonar las mesas de diálogo y apostar a la confrontación con medidas distorsivas en las rutas del país, no se logra “Un Solo Uruguay” , sino una profundización de los conflictos y dificultades para arribar a soluciones posibles en beneficio de los productores más afectados y de la sociedad en su conjunto.

Como ya lo hemos dicho, nosotros bregamos por un país integrado e integrador, con todas sus diversidades, como ha sido planteado en nuestro Programa de Gobierno y proyecto de país, apoyado en las tres últimas elecciones nacionales por la mayoría de la ciudadanía.