Joaquín DHoldan: Escritor y Dramaturgo de la Villa del Cerro radicado en Sevilla.
Twitter: @joadoldan
Los festivales de música son muy especiales para poner a prueba tu radar. Si hay varios escenarios y diversos artistas un error puede ser fatal. Hace algunos años recorría uno de ellos (se llamaba "Territorios Sevilla", era en primavera en el Monasterio de La Cartuja) con el músico uruguayo Julián Marchante. Estabamos esperando la actuación de Iggy Pop. Todavía había luz solar y escuchamos una voz femenina, cantando en inglés con una gran banda acompañándola. La joven, sin hablar, enlazó varias canciones a cual mejor. Terminó, se descolgó la guitarra eléctrica, saludó amablemente y se bajó sin más. "Es buenísima", comentó Julián. "Debe ser inglesa", afirmé, aferrado a la sobriedad, el perfecto acento británico de sus temas, el estilo, la estética. Todos esos errores que solemos cometer al generalizar. No tardé en averiguar la verdad. Marina Gallardo es del Puerto de Santa María, Cádiz. Y si bien tiene algo de Cat Power, es diferente. Cuando un artista propone algo así, nuestras mentes salen a buscar referentes. "Se parece a..." nos grita un demonio interior. Entre muchas cosas, el valor de alguien como Marina está en el desafío del cambio de paradigma. No hemos hallado las respuestas porque hemos formulado mal las preguntas. ¿Cuál es tu origen? (¿Por qué uno sólo?), ¿Quiénes son tus referentes? (¿Es posible saberlo?), ¿Eres feliz? (¿Se es o se está?), ¿Cómo definirías tu arte? (¿Si lo definiera seguiría siendo suyo?). Tener enfrente a una artista como Marina Gallardo, difícil de definir pero que lo único que podemos asegurar es que nos encanta su música, te devuelve al punto de partida. "Working to speak", "Some monsterdie and others return", "This is the sound", "The sun rises in the sky and i wake up", en cada disco se marca un camino que, si uno lo escucha con atención, nos afirma unos bucles que avanzan hacia un lugar que tiene la pureza del punto de partida, la madurez del crecimiento y la tranquilidad de un retiro. Marina nació en 1984 (saquen ustedes la cuenta que yo me amargo), para los torpes que creen que la juventud está perdida y que todo tiempo pasado fue mejor. Ahí llevan una dosis de rock, folk o lo que sea esta maravilla de música. Y por si dudaban quien va a salvar la calidad de la música, es una mujer. Para los que creen en las casualidades, es filósofa. No se esfuerza más de la cuenta en las redes y por supuesto no vive de su imagen (podría porque tiene unos ojos increíbles). Su música es una declaración. Nos hace pensar y sentir al mismo tiempo que disfrutar. Es posible, nos habían dicho que no lo era.
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