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Dirigente de Defensor Sporting Club en los últimos diez años.
Fundador y Secretario General sector Asamblea Batllista.

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Mujica: el inconcebible placer de destruir valores

09.Oct.2018

El expresidente Mujica acompañó al exvicepresidente Sendic en un acto organizado por éste como su relanzamiento en una candidatura al Senado. Su esposa, Lucía Topolanski, hoy vicepresidente, también le siguió desde la platea, según nota periodística de El Observador.

Con su inconsistencia y el doble discurso habitual, expresó que su presencia no significaba un apoyo, sino su deber. ¿Deber?

El expresidente atenta contra las instituciones cuando propone a Murro como precandidato, sabiendo que constitucionalmente está inhibido de hacerlo.

 Atenta éticamente en este caso, pues Sendic - si bien parece no alcanzarle la inhibición prevista el artículo 80 de la Constitución de la República - fue procesado por abuso de funciones y peculado. Para decirlo claro: gastó nuestro dinero en beneficio propio.

Es el mayor responsable de una pérdida de 800 millones de dólares que pagaremos todos por años. Nos robó por dos lados, para sus gastos personales y como consecuencia de su incapacidad para dirigir nada.

Pero el problema no será Sendic que a pesar de mentir, robar y mal dirigir, finalizará su carrera siendo tan solo un accidente en una República de sólida institucionalidad. El problema es la conducta del expresidente Mujica apoyando esas repudiables acciones.

Mujica atentó contra todo lo que fuera institución, contra la democracia, contra la libertad, contra la vida. Contra todo.

Aún así, la sociedad uruguaya, nosotros, le otorgamos otra oportunidad. Así fue electo diputado, luego senador, fue designado ministro, electo presidente de la República, finalmente, nuevamente electo senador.

Siempre dentro del camino democrático, no desde la amenaza de una metralleta o la extorsión de un secuestro.

Pensé que su mensaje sería de agradecimiento con ese país que superó su injustificable pasado, sus crímenes, sus robos. Pero no fue así.

Presentándose como un hombre sin odio, sin resentimientos, sin sed de venganza, desde su acción, ha sido el mayor cultor del disvalor. Desde el lenguaje hasta apoyar corruptos comprobados y regímenes totalitarios.

Mujica ha sembrado el odio entre los uruguayos, ha sembrado el enfrentamiento entre "cajetillas y trabajadores" y hasta los ha zonificado "el Cerro contra Pocitos o Carrasco".

Mujica se propuso enfrentarnos y es quizás por eso que en su gobierno se multiplicaron los asentamientos y los homicidios. Es claro que no es la inclusión su objetivo.

Tampoco lo es la oportunidad para que, desde su esfuerzo, la persona encuentre la superación. No, la concepción de Mujica es la cultura del pobrerío, la no inclusión, la no integración. La resignación a vivir en condiciones de pobreza por generaciones.

Dependiendo, claro,  de la buena voluntad de un Estado que ofrece migajas para disfrazar la pobreza a la vez que inunda de corrupción desde la complicidad del gobierno.

Es de esperar que al ser un fenómeno sostenido en una gran exposición mediática ésta termine jugándole en contra y se compruebe su obsesión por destruir nuestros más ricos valores.

Terminaré estas líneas con una frase de Abraham Lincoln desde la esperanza que aplique sobre este gran intento de destrucción.

Se puede mentir a pocos, mucho tiempo. Se puede mentir a muchos, poco tiempo. Pero no se puede mentir a todos, todo el tiempo.