Desde hace más de 50 años la Facultad de Ingeniería tras sólidos estudios del Prof. Cambilargiu sostuvo que era una importante fuente de generación eléctrica con gran permanencia y que nos permitía ahorrar ese tan caro y dificil petróleo.
Nada se hizo en la década del 60, ni en la del 70, ni en la del 80, a pesar de que estaba ya el tema en los acuerdos de la Concertación. Nada se hizo cuando ya el mundo entero generaba energía eólica en la década del 90. Hizo falta que llegara al gobierno el Frente Amplio, que presidió desde el 1º. de marzo del 2005 el Dr. Tabaré Vázquez.
Enseguida comenzaron los diseños para arrancar con fuerza. No fue fácil. Lo nuevo nunca es fácil.
En marzo del 2006 a un año de gobierno, ya se aprobó el decreto (Dec 77/06) que estableció las pautas a la Ute para llamar a licitación para energía eólica y de biomasa.(Si bien no es el tema de hoy, la biomasa actualmente genera más energía que la histórica Central Batlle).
La eólica arrancó, lenta pero firmemente. Los primeros molinos (3 por 0,15 Mw) se instalaron por el Ing.Bulgueroni en Garzón y su conexión a las redes fue toda una complejidad. (Todo era nuevo).-
Siguieron ya varios megavatios en Rocha y la Ute estableció su primer Parque de 10 Mw y con modernos equipos (5 por 2 Mw) en la Sierra de los Caracoles.
Los datos fueron estruendosos: cuando en Europa se considera rentable lugares con 24 % de factor de carga (porcentaje del tiempo de plena producción) y se considera un negocio espectacular cuando se pasa el 30%, en Uruguay teníamos, en forma sistemática el 40% con meses en que se pasaba el 50%.
El país a través de la UTE, llamó entonces a nuevas licitaciones más ambiciosas, aspirando a 150 Mw. El precio bajó de 115 dólares por Mw a 83. El éxito que siguió también con la duplicación del parque de Ute motivó un nuevo llamado por 150 mega, donde los precios ya con varios años de datos consolidados, bajaron a 63 dól/Mw y se convirtieron en tan espectaculares que la UTE no sólo adjudicó los 150 previstos, sino que dio la opción, en un hecho insólito pero justificado, de instalarse a igual valor a los que habían perdido, lo que motiva que hoy el Uruguay tenga más de 450 Mw instalados, y otro tanto por instalar.
En menos de 10 años el viento se convierte en una de las bases de nuestra generación eléctrica, pasando en setiembre pasado del 10% global de la generación y con períodos importantes en los que pasa del 30% del suministro.
Esto abre nuevas opciones, ya se piensa en saltar de los muchos cientos a algunos miles de megavatios eólicos y en convertirnos en integrantes del grupo líder en el tema a nivel mundial.
En las redes eléctricas se ha logrado manejar la complejidad de esas nuevas fuentes que el viento empuja, aleatorias en lo inmediato, pero muy firmes en el largo plazo (no existe la "sequía de viento" en el país). El maravilloso lago del Bonete y las represas del Río Negro, actúan como el complemento ideal usando el agua ahorrada para cubrir los eventuales transitorios de falta de viento. Se multiplican los departamentos con instalaciones (Maldonado, Rocha, Treinta y Tres, Durazno, Tacuarembó, Rivera, Colonia, y vienen varios más).
Es también entonces un factor descentralizador.
Agreguemos a esto:
- la planta Regasificadora que nos permitirá el ingreso directo del gas natural, dando una formidable independencia al país,
- la Central de Ciclo combinado en construcción,
- la interconexión con Brasil, ya casi terminada,
- los 200 Mw de paneles solares que comienzan con el aprovechamiento de la energía solar en el país,
- el funcionamiento del despacho eléctrico en ADME con mayoría estatal pero participación de todos,
- los avances de la eficiencia energética,
- el fortalecimiento institucional del Ministerio correspondiente, a través de la Dirección de Energía,
- la formalización de la Estrategia en 2008,
- el acuerdo con los partidos opositores en 2010,
En menos de diez años el país dejó atrás los cortes y los riesgos de falta de energía y ya comenzó a bajar las tarifas contra todos los pronósticos que se hacían 10 años antes. Agreguemos que con el Estado como conductor de políticas y con la UTE como buque insignia del sistema, todo esto trajo al país más de 5.000 millones de dólares de inversión privada genuina, además de permitir muchas inversiones nacionales en buena parte del sector.
Habría por tanto mucho más para agregar.
Nuestros maravillosos recursos hidroelétricos, ya no están solos, el sistema energético se ha vuelto potente y la energía eólica está en el corazón del presente y del futuro del sector.
¿Quién se atreve a decir que nuestro Frente Amplio no sabe manejar temas complejos y de largo plazo con firme continuidad política en los sucesivos responsables y al más alto nivel?
¡Vamos por más!
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