La dinámica de los tiempos lo expresa el salto sin red del Sr. Luis Almagro junto a nacionales acreditados en OEA, seguidos en el país por el conjunto de partidos de oposición y - desprendiéndose de decisiones del Frente Amplio - connotados integrantes del Frente Líber Seregni. Danilo Astori, Ministro de Economía, ha desconociendo al Gobierno que integra, corrió detrás de las afirmaciones de Almagro, en un accionar intolerable para el Frente Amplio.
Se agradece la economía: en tan escaso tiempo, el proceso revolucionario en la nueva América en construcción, devela el real ropaje de algunos personajes de fachada progresista. No es nuevo en la historia: sucedió cuando la revolución cubana se proclamó socialista. Lo que muestra que la discusión de fondo son los objetivos: capitalistas, o socialistas revolucionarios.
El Presidente de la República afirmó que la voz del pueblo es la voz de dios, en Venezuela. El compañero Presidente comprenderá que un tropezón electoral no equivale a caída. Tampoco para el Frente por la Victoria en la República Argentina. Es necesario comprender que refundar una nación como Venezuela, o Uruguay, o Argentina, no es tarea simple. Transformar una economía improductiva - que durante casi un siglo vivió a expensas del petróleo como base de su PBI -, en otra productiva, exige una construcción planificada de la economía desde un Estado Revolucionario ( no el viejo Estado, seudo democrático y conservador administrativa y burocráticamente, sostenido en estos 16 años).
No se hace sólo con voluntad o el máximo sacrifico expuesto en defensa de la humanidad y el pueblo venezolano por Hugo Chávez. Fundamentalmente porque no existe posibilidad de desenvolver "el socialismo en un solo país" como objetivo, todo lo que conlleva, en su primera etapa, una enorme cantidad de contracciones entre el "viejo sistema que no acaba de morir y el nuevo que está naciendo" como afirmó más de una vez Hugo Chávez. No invalida para nada todos los progresos alcanzados y la lucha por avanzar en el camino del socialismo. A la vez, no deja fuera, sino que incorpora la discusión sobre los profundos cambios revolucionarios a implementarse con la intervención y acción directa de las masas trabajadoras en la política y en la conducción del Gobierno revolucionario.
En la revolución socialista rusa de octubre de 1917, los soviets fueron el arma fundamental del triunfo de la revolución con la dirección del Partido bolchevique de Lenin y Trotski. Fue ese instrumento social de masas el que permitió vivir los primeros 7 años de progreso, en medio de inmensas penurias económicas que imponían desde afuera los imperialistas del Entente (1). En Venezuela se ha repetido esa condición, y aun así casi un 45 % de la población se concentró militantemente en una fuerza que es política y moralmente enormemente superior a la a variopinta oposición. Su crisis interior, hoy disimulada por el resultado electoral, volverá a implosionar porque los intereses no son comunes. Las masas bolivarianas socialistas lo comprenden y lo sienten y la dirección del Partido Socialista Unificado de Venezuela, parcialmente también.
Los personajes, que para alegría de Jaime Trobo y Rafael Michelini, se encaraman ahora en la mayoría parlamentaria en Venezuela, son los mismos golpistas fascistoides de ayer. No existe una oposición democrática en Venezuela: no tiene antecedentes ni práctica que lo acredite. El Sr. Valenti - antes ilusionado por el stalinismo - critica duramente a la conducción de la revolución bolivariana pero nadie le escuchará un solo cuestionamiento a la insubordinación destituyente de los que integran la Mesa de Unidad Democrática, o como se denomine. En esta ensalada de fruta descompuesta, navegan y festejan los que en voz baja, o no tanto, avivan la esperanza de quebrar los procesos democráticos y revolucionarios en la región.
El proceso bolivariano no está desarmado, como lo estuvo lamentablemente para América y el mundo la revolución chilena conducida por la Unidad Popular y Salvador Allende. En una condición impuesta por el imperialismo y aliados en la OPEP para provocar una rebaja artificial del petróleo, junto a guerra de acaparamiento y desabastecimiento de productos básicos alimentarios, de limpieza, medicinas, caída vertical de los salarios, más del 40 por ciento de votos (2) a la revolución bolivariana, indica la existencia de una poderosa fuerza social integrada por una parte sustancial de la masa joven, por los creadores del Producto Bruto Interno, organizada en miríada de movimientos sociales, sindicales, barriales.
Generar una economía transitoria, era y es necesario en tanto existe, además, bloqueo y sabotaje interno y externo - como el ridículo precio del barril del petróleo -, en la que una llamada "economía alternativa" tiene un papel sin duda. Aunque no el central que pasa porque la población en su conjunto asuma, junto al Gobierno su rol de conducción en el control de la economía que impida todo acto de corrupción y burocratismo desde el Estado y agentes imperialistas desde las empresas constructoras del PBI. La economía "alternativa" es la forma soviética de administración del poder revolucionario. La historia no ha mostrado nada superior.
Que nadie olvide que el campanazo dado con el levantamiento del 4 de Febrero de 1992 por Hugo Chávez y sus compañeros, en la rebelión militar y cívica contra el degenerado y represor Gobierno de Carlos Andrés Pérez (socialdemócrata), se dieron en una particular condición de la historia. Como analiza León Cristalli (3), el desarme de la Unión Soviética desde dentro por la burocracia comandada por M. Gorbachov y B. Yelsin, había logrado permear a la vanguardia mundial revolucionaria, a la juventud, de que la crisis lo era del socialismo, del Estado obrero, de la planificación de la economía, del partido revolucionario, del internacionalismo.
La revolución venezolana mostró que, ayer como hoy, procesa la construcción de la dirección revolucionaria de la sociedad. Las masas de Venezuela, en circunstancias adversas de las historia, se colocaron en la cúspide del proceso revolucionario, creando al dirigente revolucionario anticapitalista mas importante de la humanidad en sus últimas décadas. Sólo burócratas y tímidos pueden creer que el proceso se ha detenido o comenzado a retroceder. Por el contrario, los revolucionarios e internacionalistas de Venezuela -lo hizo el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro revolucionando la frontera con Colombia -, el Partido Socialista Unificado de Venezuela, el Gran Polo Patriótico, asumen el triunfo electoral del MUD como un episodio dentro de un proceso de ascenso de la revolución permanente en Venezuela.
La pérdida de hegemonía del imperialismo la estamos viendo en Siria, donde la intervención rusa-soviética del Ejército Rojo muestra que a casi 100 años de su triunfo, la revolución rusa cargó pilas en la lucha revolucionaria de los pueblos del mundo, con el protagonismo de las masas venezolanas.- Que nadie se apresure recreando para el imperialismo una supuesta recuperación hegemónica en la región, anunciando o promoviendo futuras derrotas de la revolución venezolana y continental.-
Montevideo, 13 de diciembre 2015.- Raúl Campanella
(1) Entente. Se creó en 1907 y sus integrantes fueron Francia, Gran Bretaña y Rusia, a las que se añadió más tarde Serbia. Se la conoce también con el nombre de los "aliados". Durante el conflicto se incorporaron Bélgica (atacada por Alemania); Japón (agosto de 1914) aspirante a arrebatar a Alemania sus colonias del Pacífico y sustituir su papel de potencia imperialista en China; Italia (mayo de 1915); Rumania (junio de 1916), Portugal (marzo de 1916); Estados Unidos (abril de 1917); Grecia (junio de 1917); también fue el caso de China y varios estados latinoamericanos.
(2)Los habilitados para votar el pasado 6 de diciembre (números redondos) fueron 19.500 000. Los votantes efectivos: 14.385.000. Votos nulos: 700 000. La Mesa de Unidad Democrática (derecha) recibió 7.707.000 de votos (56 %) y el Gran Polo Patriótico 5.600.000 (41 %). La distribución de bancas parlamentarias no es proporcional a los votos por lo que el MUD se llevó los dos tercios.-
(3) Los análisis incorporados al texto pertenecen en origen a León Cristalli, director de la revista internacional "Conclusiones" , dirigente de la IV Internacional trotskista-posadista.