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Eduardo Gudynas

Eduardo Gudynas

Columna de Eduardo Gudynas

Sobre el autor

Analista en temas de ambiente y desarrollo, y defensor de la Naturaleza.
Integrante del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES); investigador asociado en el Dpto Antropología, Universidad California, Davis; Duggan fellow del Natural Resources Defense Council de EE UU.
Docente invitado en universidades de Uruguay y otros países de América Latina, EE UU y Europa.
Acompaña organizaciones ciudadanas, desde grupos ambientalistas a federaciones indígenas, en distintos países del continente.

Seguimiento: twitter @EGudynas
Contacto: egudynas en montevideo.com.uy
Publicaciones: http://ambiental.academia.edu/EduardoGudynas

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300 árboles y un tuit

06.Jun.2016

Foto: Web del vivero Montevideo Nativo

El día mundial del medio ambiente es una celebración planetaria que es tradicionalmente aprovechada por los gobiernos para lanzar anuncios, casi siempre exagerados, y coloridas campañas publicitarias. Pero en Uruguay, nuestro ministerio del ambiente ni siquiera se sumó a ese día de promesas, shows y llamados. Como si estuviera agotado, el ministerio se conformó con plantar 300 árboles y compartir un tuit.

Recordemos que el 5 de junio fue implantado como día mundial del ambiente por las Naciones Unidas. La fecha está atada a la celebración de la conferencia de Estocolmo, en 1972. Fue la primera ocasión en que los gobiernos se sentaron a buscar acuerdos sobre el destino ecológico del planeta.

Desde entonces, ese día se ha ido convirtiendo en una fecha que en especial los gobiernos aprovechan para construir una imagen de compromiso con la protección ambiental. Pero como sabemos, los gobiernos son pícaros, y prevalece la publicidad sobre las medidas concretas. Eso hace que sean muy comunes las acciones en educación ambiental, actividades artísticas o con niños, y que los anuncios superen con creces a las acciones.

En este pasado 5 de junio, una rápida mirada a lo que ocurrió en los países vecinos confirma esa situación. Por ejemplo, el Ministerio del Ambiente de Colombia subrayó la delimitación de diez áreas a proteger en los Andes, organizó un encuentro con jóvenes por el ambiente, y el presidente recordó que se contaba con un fondo de 300 millones de dólares para proteger los bosques. En Argentina, el recientemente creado Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sustentable organizó actividades con artistas plásticos en el parque nacional Iguazú, publicitó un programa de educación ambiental en Buenos Aires, y promovió una jornada de limpieza de basuras en un área protegida, entre otras cosas. El Ministerio del Ambiente de Chile presentó la reconversión de un viejo fortín en un centro de educación ambiental y otros trabajos con niños. El Ministerio del Ambiente de Brasil tuvo una semana de actividades, de la que se destacó un concierto con la orquesta sinfónica de Brasilia.

Como puede verse hay mucho de publicidad en todo esto, y por cierto que actividades como un concierto no aseguran la protección de la selva, pero es argumentable que puede incidir en promover una mayor sensibilidad ecológica en el público.

En cambio, observando lo que sucedió en Uruguay, es impactante que nuestro Ministerio del Ambiente (MVOTMA) anunció como única actividad un acto para plantar 300 árboles nativos. Al parecer, desde esa cartera, no ocurrió nada más. No se apeló a las clásicas medidas publicitarias, y ni siquiera lazaron campañas o anuncios rimbombantes.

De manera similar, los ministerios del ambiente aprovechan el día mundial para sus campañas por las redes sociales, lanzando mensajes en Twitter, en sus webs, en Facebook. En las redes sociales se siguió el lema del día mundial del ambiente para 2016, que es la lucha contra el tráfico ilegal de vida silvestre. Por ello, las imágenes eran de animales salvajes capturados en jaulas, pieles, etc., y casi siempre usando los tonos verdes propios de cualquier campaña ambientalista.

En cambio, nuestro MVOTMA en todo el día compartió un solo tuit, y fue acompañado de una rara imagen de una pelota de fútbol - globo terráqueo en azul. En su mensaje y en esa imagen no hay relación ni con el lema global del día, ni con nuestra fauna silvestre, ni siquiera con los clásicos colores verdes.

El MVOTMA tampoco aprovechó para hacer un poco de bombo con la más reciente novedad ambiental del gobierno, que es el intento de un espacio participativo para ofrecer los insumos de una política nacional en cambio climático, liderada por Ramón Méndez.

Un extranjero podría entender que en Uruguay no hay problemas ambientales, y por ello el ministerio de ese ramo no tiene mucho para anunciar en esta fecha. Es como si ya no tuviéramos picos de contaminación de las aguas, se hubieran abandonado los agroquímicos o se hubiera detenido la pérdida de sitios naturales. Es como si nadie consumiera leña de coronillas o espinillos centenarios. O como si, finalmente, en el Arroyo Miguelete se cumplió aquella promesa de décadas atrás de volver a tener peces y cisnes.

En un pasado, el MVOTMA realizaba varios actos, había una fuerte presencia en los medios, se entregaba el premio nacional ambiental o se desplegaban distintas actividades en educación ambiental. Pero en la actualidad eso no sucede.

La pregunta de rigor es si no fue posible hacer algo más desde el gobierno en el día mundial del ambiente. Sorprende que los jerarcas políticos no pusieran un poco más de pasión en las cuestiones ecológicas, o que a los asesores no se les ocurriera nada sustantivo.

En cambio, a nivel de la ciudadanía, el panorama es distinto, ya que en el día del ambiente se pudo ver su vitalidad, con varios actos y campañas en distintas ciudades del país. Todo ello alimentado por la militancia de ONG y grupos vecinales.

En el "día después" de la jornada global por el ambiente, en los otros países se sopesan los anuncios gubernamentales, se discute sobre su real novedad, la efectividad de las medidas, o se estudian los informes ambientales. Pero en Uruguay no podemos ni siquiera hacer ese ejercicio porque poco o nada fue anunciado. Prevaleció el silencio.

Es como si los actores estatales y políticos que deben generar y renovar las políticas nacionales ambientales estuvieran sin nuevas ideas y sin fuerzas. Parecería que estamos ante una política pública ambiental agotada, ya que sus principios e instrumentos claramente no están resolviendo muchos problemas ambientales nacionales. Además, podemos preguntarnos si también encallamos en una gestión exhausta, en el sentido de carecer de la energía e iniciativa política para innovar y renovarse. Solo eso explicaría que en una fecha tan importante, como el día mundial del medio ambiente, el gobierno se contentara con plantar 300 árboles y publicar un tuit.