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Laicismo en el siglo XXI

26.Dic.2016

Felipe Paullier

Termina el año con una nueva discusión en la opinión pública sobre la laicidad en el Uruguay. Aunque el debate siempre es sano, para que sean útiles es indispensable que sean analizados a fondo y en su debido contexto.

Creo que es honesto aclarar desde el comienzo que escribo estas líneas como católico, como político y católico, porque no creo que para opinar ni actuar pueda dividir la esencia que me define como persona. 

En los pasados días se llenaron las redes con mensajes comentando las palabras que el Cardenal Daniel Sturla transmitió a sus fieles durante la celebración de la Misa de Nochebuena. 

Esta vez, sin duda que la polémica fue generada por quienes ven cuestionada su visión antireligiosa del Uruguay. Y digo antireligiosa, porque los comentarios contra la homilía de Navidad del Cardenal Sturla poco tienen que ver con la sana laicidad y la separación de Estado y las instituciones religiosas.

Se esconde en muchos de los comentarios vertidos en la prensa y redes sociales por políticos, periodistas y otros formadores de opinión, un anticlericalismo radical disfrazado en una mal entendida laicidad.

Otra vez, además, parece que los hinchas de la pluralidad no son partidarios de que se escuchen todas las voces y, ante la imposibilidad de rebatir argumentos, cuestionan al interlocutor sacando de todo contexto un mensaje dirigido a un público determinado y en el ámbito de una celebración religiosa.

Claramente el mensaje de Sturla, que dirigió a sus fieles durante la celebración del culto, lejos estuvo de cuestionar la independencia del estado y la separación de la Iglesia del poder político. Fue un llamamiento a los católicos a vivir su fe en lo público y evangelizar su sociedad.

Todos defendemos y queremos la laicidad,  sin embargo parece que los que dicen defenderla, y se jactan de ser los únicos que levantan esa bandera, no soportan el crecimiento de las manifestaciones religiosas. En definitiva, están defendiendo algo que nadie atacó, porque lo que verdaderamente les interesa sostener es su particular visión de laicidad que no es la de la manifestación plural de todos sino la exclusión del fenómeno religioso de la vida social.

Probablemente la lluvia de comentarios anticatólicos mucho tiene que ver con el éxito de una campaña que sobrepasó las propias expectativas de la Iglesia Católica uruguaya y que motivó a que 28.500 familias  vistieran sus balcones con el mensaje "Navidad con Jesús".

Lamentablemente todavía cala muy hondo una visión del Uruguay laicista y no laico, en la que se quiere obligar a que lo espiritual tenga que darse en el ámbito de lo privado, y en la que pretenda callarse la posición de las diversas manifestaciones religiosas.

Ojalá, nos depare un futuro en el que la tolerancia, el respeto y la pluralidad no queden limitados solamente a lo políticamente correcto y se transformen en una bandera que nos caracterice como orientales. 

¡Feliz Navidad y el mejor 2017 para todos!



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