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Diálogo Empleo

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Columna del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

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Culminación del Diálogo Nacional por el Empleo

24.Oct.2011

"Un diálogo social fructífero inspira confianza en los resultados obtenidos"
                                             Pacto Mundial por el Empleo, OIT 2009.

En junio de 2009, los mandantes tripartitos de la OIT (gobiernos, empleadores y trabajadores) reunidos en la 98° Conferencia Internacional del Trabajo adoptaron el Pacto Mundial por el Empleo. En dicho documento se considera que al diálogo social como un mecanismo de incalculable valor para el diseño de políticas adaptadas a las prioridades nacionales y, también, como una base sólida para suscitar la adhesión de los empleadores y de los trabajadores a una acción conjunta con los gobiernos, la cual es indispensable para superar la crisis y llevar adelante una recuperación sostenible.

Ahora bien existen determinados aspectos fundamentales que hacen que un proceso de diálogo social se fructífero, y que han estado notoriamente presentes a lo largo de todo el Diálogo Nacional por el Empleo.

Primero, debe existir un marco general apropiado de respeto de los derechos fundamentales, en especial de libertad sindical y negociación colectiva. Segundo, la existencia de organizaciones de trabajadores y empleadores fuertes e independientes con la capacidad técnica y los conocimientos necesarios para participar en el diálogo social.
Tercero, la voluntad política y compromiso de todos los participantes al intervenir en el diálogo social. Y, por último, que todo el proceso cuente con un respaldo institucional adecuado.

De no haber contado con estos cuatro elementos, difícilmente podríamos hoy cerrando este ciclo diciendo que durante seis meses los mandantes tripartitos sostuvieron sistemáticamente su participación, con un ritmo de trabajo de prácticamente una actividad por semana. Dicha participación y compromiso han arrojado importantes acuerdos sobre un vasto conjunto de temas. Veamos, sólo a modo de ejemplo, algunos de ellos.

En el primer eje temático, referido al empleo y la formación de los jóvenes, se arribaron a acuerdos tendientes a ampliar y articular mejor las diversas ofertas de educación y formación profesional, con el fin de posibilitar la construcción de itinerarios formativos y facilitar el tránsito entre educación y trabajo.

En el segundo eje temático, vinculado a las políticas para hacer frente a la insuficiente oferta laboral, se acordó promover políticas de estímulos para el ingreso de las mujeres al mercado laboral en condiciones de equidad, promoviendo la corresponsabilidad en la conciliación del trabajo remunerado y no remunerado. Asimismo se adoptaron directrices en torno a políticas frente a las migraciones laborales, en materia de vinculación con uruguayos en el exterior, estímulo a su retorno, así como inmigración y circulación de trabajadores.

En el tercer eje temático, en el cual se buscó construir acuerdos en torno a una política de formación profesional, probablemente lo más destacable es la voluntad de los actores de avanzar hacia la construcción de un sistema nacional integrado de formación profesional, respecto del cual se alcanzó a establecer incluso sus principales principios orientadores y las principales funciones a diferenciar y asignar institucionalmente.

En el cuarto eje, orientado a debatir sobre las políticas de empleo más apropiadas para las distintas fases del ciclo económico, destacan los acuerdos en torno a las políticas de inversión en obra pública, así como diversas iniciativas tendientes a mejorar la articulación entre las políticas activas y pasivas de empleo.

Finalmente, en el quinto eje, se debatieron diferentes políticas -no estrictamente de mercado de trabajo- que poseen un impacto significativo sobre el nivel y calidad del empleo: inversión, innovación, fomento de PYMES y políticas productivas. Aquí, más allá de los acuerdos específicos logrados, es de destacar el esfuerzo por transversalizar el empleo y el trabajo decente en las políticas sociales y económicas.

Pero hay algunas constataciones adicionales que realzan el éxito logrado por este Diálogo Nacional por el Empleo.

Primero. Si bien su convocatoria y la responsabilidad por su organización estuvieron en manos del MTSS, todo el gobierno estuvo comprometido en su desarrollo, como lo evidencian los documentos de base elaborados interinstitucionalmente para cada eje, y la participación de un gran número de ministerios, organismos e instituciones públicas.

Segundo. Varios de los acuerdos alcanzados han salido ya ?del papel? y se han convertido en iniciativas en marcha. Tales son los casos en materia de políticas de empleo y formación para jóvenes, las instancias de coordinación pública en torno a la estructuración del sistema nacional integrado de formación profesional, o los mecanismos de seguimiento a la coyuntura económica y laboral con el fin de adecuar las características y escala de los diferentes dispositivos de política de empleo.

Tercero, y finalmente, es claro que estos seis meses de trabajo y estos acuerdos han sido posibles porque existía previamente una base de diálogo tripartito y mucho debate y experiencia previos. Pero a su vez también es evidente que esto ha sido sólo la antesala de un diálogo social que habrá de continuar, tal vez buscando todavía mayor profundidad en las definiciones sobre aspectos específicos de la política de empleo.