S.U.N.E.D.
Sociedad Uruguaya de Nutrición en Diabetes.
Cuando citamos la palabra tentación, que según el diccionario es “movimiento interior que nos impulsa a hacer una cosa, particularmente si es mala…” nos referimos a ese impulso repentino que nos puede llevar a una conducta no apropiada, o en otras oportunidades a resolver en el momento algo sin pensarlo mucho, y… nos tentamos.
A veces las personas que nos rodean, familiares, vecinos, compañeros de trabajo, amigos, nos tientan a comprar algo, a comer algo, o bien a disfrutar de algo, que por mucho tiempo no lo hacíamos:
-Dale, anímate, ¿qué te va a hacer…?
Estamos rodeados a diario, en la cotidianeidad, de tentaciones, y en vacaciones parece que estamos más propensos a caer en ellas o a romper la rutina.
Pero vacaciones es sinónimo de descanso, disfrute, paseos, dejar la rutina, hacer lo que no podemos hacer durante meses… o bien leer un buen libro, pescar, y… comer más de lo habitual.
¿Cómo entrelazamos la diabetes con las vacaciones, el verano, las fiestas y las tentaciones?
Las tres últimas palabras nos trasmiten libertad, placer, romper con la rutina, con los horarios, tomar sol, disfrutar de la playa, de la pesca, del camping, etc.
Por el contrario, la palabra diabetes no conoce vacaciones: hay que cumplir con el tratamiento establecido sin pausas de ningún tipo. El hecho de tener diabetes no exonera al ser humano de padecer tentaciones positivas o negativas como el resto de las personas. Lo importante es poder lograr poner límites a esas tentaciones, que parecen ser más frecuentes durante las vacaciones y que cuando se cae en ellas se repite una frase conocida por todos: “no pasa nada, es solo por hoy…”.
El tentarse –y ceder a la tentación- desarrolla e involucra una serie de sucesos en las personas con diabetes -tanto en aquellos con diabetes Tipo1 como en el Tipo 2-, que son la hiperglucemia, mayor número de controles (automonitoreo), adecuar la dosis de insulina o de antidiabéticos orales, a practicar mayor actividad física, entre otros. Para poder decir que “no” o “hasta acá llegué” debemos tener autocontrol.
El autocontrol no surge sólo de pensar en ello, hay que practicarlo durante todo el año para poder resolver las tentaciones lo mejor posible, y sin mayores complicaciones, para que las fiestas o las vacaciones no sean una pesadilla.
¿Quién no quiere tomarse un helado en una calurosa tarde de verano? ¿Una porción de budín inglés en las fiestas? Para poder disfrutar de esto, primero tengo que tomar conciencia y no ceder a determinados gustos y tentaciones, sino saber resolver la situación contemplando los carbohidratos totales, pensando en la cantidad y no en la calidad y si es necesario realizar los ajustes de insulina necesarios y también ayudarse con mayor actividad física (caminata, andar en bicicleta, bailar, o sea aumentar la recreación).
Como estamos hablando de “tentaciones”, -es decir, comidas ricas, diferentes-, para las personas con diabetes que conocen y cumplen con el plan de alimentación indicado y saben su respuesta glucémica a los diferentes alimentos y/o preparaciones, el tentarse no será un problema ya que posiblemente no caigan frecuentemente en ellas, ni tampoco que esperan a las vacaciones para comer un postre diferente o un plato de comida no tradicional. Esto será así porque su correcto control y conocimiento de su organismo les permitirá tomar decisiones acertadas acerca de qué y cuánto comer para darse un gusto.
Hay que practicar y practicar todo el año, hay que cumplir con el tratamiento médico nutricional, ya que así en el trascurrir del tiempo cada persona conoce más sobre su tratamiento y sobre su cuerpo. En cada consulta el profesional junto con el paciente deben poner metas posibles de cumplir, flexibles, pero claras y precisas, donde no sea “todo o nada” o prácticamente imposible, porque cuando aparecen las ganas de comer tal o cual cosa se puede resolver equivocadamente. Debemos saber que un tropezón no es caída, pero debemos aprender de él, para fortalecer nuestras decisiones.
Todo lo que nos permita resolver lo cotidiano, sin sentirnos inseguros y culpables, vale la pena intentarlo. Nadie más que uno sabe hasta dónde puede llegar, pero el equipo de salud tiene la responsabilidad de guiarlo y, a través del proceso educativo, mostrarle a la persona con diabetes que una trasgresión o el placer de comer algo no permitido no derrumba todo lo aprendido.
Si las metas son demasiado estrictas, posiblemente estamos provocando que el paciente nos mienta en su tratamiento, en especial en uno de los pilares del tratamiento que es el plan de alimentación.
Con el transcurrir de los meses una persona con diabetes aprenderá sobre su plan de alimentación, sobre los diferentes grupos de alimentos, del contenido de carbohidratos de los mismos y de las preparaciones que consume. Aprenderá a interpretar la lectura de etiquetas, a resolver una hipoglucemia, etc. Es decir: trabajo y trabajo, para lograr una alimentación diabesaludable. Estas personas en vacaciones sabrán como resolver mejor las tentaciones, porque han trabajado junto con el equipo de salud.
Aquellas personas con diabetes que durante el año “no se cuidaron”, (término que se repite a diario por los mismos pacientes), que no le dieron importancia a los síntomas del mal control en diabetes, (glucemias elevadas con una consecuente hemoglobina glicosilada por encima de lo normal) las tentaciones en vacaciones van a seguir incrementando las complicaciones crónicas y agudas de la diabetes.
Así que, como la naturaleza nos muestra que la hormiga trabaja todo el año para poder sobrevivir al invierno, nosotros debemos trabajar y lograr en el día a día un buen control para disfrutar de las vacaciones, fiestas y el verano.
Las tentaciones aparecen en cualquier momento, no respetan sexo, edad, están ahí para que las personas se vean atraídas por ellas.
Pero cuántas veces nos preguntan los pacientes, por ejemplo: ¿puedo tomar un helado de chocolate y comerme el cucurucho? Y lo hacen buscando una respuesta afirmativa, porque de esa manera, no se sienten tan culpables. Otras veces somos los profesionales que planteamos posibles enfrentamientos entre las tentaciones y como resolverlas
Llueven preguntas como: ¿cuántas veces puedo tomar helado? ¿Puedo desayunar con bizcochos? ¿Puedo comer papas fritas? ¿Chivitos? ¿Solo puedo comer fruta de postre si los demás consumen otra cosa? ¿La pizza es solo una porción? Planifiquemos mejor, seamos realistas, lograr darnos un gusto todo el año ya que saber dónde, cómo y cuándo elegir la preparación adecuada es aceptar convivir con la diabetes.
Si la persona está cumpliendo un plan nutricional para bajar de peso (muy frecuente en diabetes Tipo 2) y ha logrado un descenso de peso según lo esperado previo a las vacaciones, deberá ser muy firme en el consumo de alimentos y usar la imaginación para variar, dar color a su preparación y respetar las colaciones para no llegar con apetito a las comidas principales y así no exigirse con el horario de las mismas. Desde el punto de vista nutricional seguimos apostando a que un paciente educado en diabetes resolverá mejor las posibles tentaciones
Las carnes asadas acompañadas de verduras variadas son una buena opción, o verduras a la parrilla.
No recomendamos elegir las achuras o embutidos con ensalada.
El pescado a la plancha con una feta de mozzarella, tomate y albahaca con una papa asada es otra buena opción, y no pescado en postas frito.
El chivito al pan acompañado de ensalada y no de papas fritas.
Si quiero un postre apetitoso, la comida principal debe ser a base de verduras en ensalada.
Las pastas se acompañan de vegetales y no de carnes estofadas.
A la hora del desayuno 2 bizcochos salados, de las cuales el problema mayor es el origen de sus grasas por lo que no es aconsejado a diario, sino de vez en cuando.
Trabaje y practique todos los días, así el placer de disfrutar una tentación pasa a ser un momento grato, sin culpas, bien resuelto y deja de ser un problema durante las vacaciones.
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