Consuelo Pérez

Consuelo Pérez


No hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte

27.Dic.2013

Aprendimos desde niños el concepto que reza que los hermanos deben ser unidos, es la ley primera. Valoramos la amistad, la lealtad y el compañerismo como virtudes inherentes a la raza humana, y su cultivo y práctica enaltecen a quienes las dispensan.

Pero apelar a tan ilustres principios para intentar justificar y disimular otro tipo de situaciones en escenarios impropios, desacredita a quien los utiliza, incluso desvirtuando la humana intención.

Es casi imposible no mencionar el cúmulo de situaciones inadmisibles, indignantes y al menos muy inquietantes que se produjeron con relación al fracaso del gobierno en el manejo del tema PLUNA antes, durante y después de que los hechos desencadenaran en un final de muerte anunciada.

El amable lector seguramente ya tenga su opinión formada con relación a la debacle y a sus actores, y la información documental, fotográfica, escrita y filmada es demasiado extensa y conocida como para agregar algo. Pero llama la atención el giro que han tomado los acontecimientos en tiendas oficialistas. Porque se habla de amistad, de compañerismo, de lealtad, de ponerse “espalda con espalda” ante una ciudadanía que mira atónita lo que está pasando.

Repetimos que los valores mencionados son loables, pero poco importa al damnificado pueblo si los que incurrieron en la gestión frustrada son amigos. O si son compañeros de partido de toda la vida, o si actuaron sin mala intención. Porque eso, sin lugar a dudas no tiene nada que ver con su idoneidad, con su arrogancia o con las faltas que puedan haber cometido.

La manida y trillada frase de que “el asunto está en manos de la Justicia” no agrega ni aclara nada, y decir que “acataremos lo que la Justicia decida”, como expresó Mujica, es obvio, y más que tranquilizador, es inquietante.

Una cosa es la Justicia y su libre accionar para penar actitudes delictivas, y otra muy distinta es la explicación al pueblo con relación a los motivos del fracaso de la gestión, máxime cuando las advertencias desde la “oposición” fueron constantes. Ese esclarecimiento se le debe a la ciudadanía. En este asunto y en muchos otros.

En ocasión de la crisis regional del 2002, la metralla fue dirigida por el Frente Amplio con insistencia y puntería - y no hablaremos del viaje de Vázquez al exterior pidiendo el “default” – hacia los actores políticos del momento. A su accionar político, y las consecuencias fueron entonces de carácter político, según lo que buena parte de la ciudadanía interpretó. Todavía persisten, para beneplácito de sus ideólogos, aunque en penas a personas aplicadas por la Justicia, la actividad fue escasa. No sabemos aún cuántos serán los procesamientos por el tema PLUNA, y esperemos que se detengan, pues de lo contrario, nuestro sistema democrático sufriría un golpe mayor aún. Fueron ciertamente procesados entonces los hermanos Peirano, liberados luego en el gobierno frenteamplista.

Entretanto, una marcha realizada el pasado jueves, y que apoya el accionar que culminó en fracaso (¿?), intentará convencer al pueblo que mira atónito que está todo bien, mientras el Soberano sigue esperando las explicaciones que no vendrán, y mientras sigue pagando de sus bolsillos la impericia y arrogancia. Más allá de la indignación de muchos, el hecho crea desconfianza y hasta ira, lo que es fácilmente verificable en los distintos medios y portales de opinión.

Obviamente, si alcanzara con arrepentirse, pedir perdón y decir “me equivoqué”, los países tendrían siempre el mismo gobierno, que en ese razonamiento absurdo, hasta podría ser un régimen autoritario, si admitiera sus errores! Solamente habría que enternecerse un poco a la hora de depositar el voto, perdonar, apretar los dientes y apoyar a los gobernantes, cuando no actuaron, según ellos, de mala fe. Con eso alcanzaría, parece. Por eso lo del título.

Entendemos en alguna instancia la actitud de “espalda con espalda”, aunque la misma se corresponde más con la confrontación que con la construcción en democracia.

Eso sí, esa manera de posicionarse obviamente dificulta mucho el avanzar, y de eso – y la sociedad toda lo paga - a diario podemos dar fe.

Un mejor 2014 para todos.