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Columnas de Daniel Chasquetti


El gabinete de Vázquez: lealtad, experiencia y baja cuotificación partidaria

06.Dic.2014

Tabaré Vázquez sorprende. Cuando todavía no se habían acallado los festejos por el contundente triunfo en el balotaje, el presidente electo convocó a conferencia de prensa para dar a conocer la composición de su gabinete. En mi opinión, el mensaje fue claro y contundente: “aquí gobernará el presidente y este será el equipo”. La nómina incluyó 30 nombres que ocuparán 13 cargos de ministros, 13 subsecretarías, la dirección y subdirección de OPP, y la Secretaría y Prosecretaría de Presidencia. El análisis de las designaciones muestra que el gabinete se caracteriza por la lealtad presidencial; la experiencia de sus miembros; y un bajo nivel de cuotificación partidaria.

La lealtad presidencial se refleja en el retorno de varias figuras que acompañaron a Vázquez en su primer período de gobierno y que Mujica había dejado de lado en forma elegante (Marina Arismendi, Víctor Rossi, María Julia Muñóz, Jorge Basso, Miguel Toma). También puede notarse  en los ministros que seguirán en funciones en el próximo período (Liliam Ketchichián y Eduardo Bonomi, que habían ocupado posiciones en el gobierno de Vázquez), o en el retorno al gabinete de Astori (ex ministro de Economía de Vázquez) o Nin Novoa (compañero de fórmula presidencial de Vázquez en tres elecciones). La lealtad en torno a Vázquez favorece la cohesión programática. La mayoría de los miembros del gabinete son personas que piensan parecido al presidente y eso imprime una gran fortaleza al equipo de gobierno. Tan solo un par de casos de estreno en posiciones ministeriales abre interrogantes respecto a cuán próximas están de los puntos de vista de Vázquez (las emepepistas Carolina Cosse y Eneida De León).

La experiencia del gabinete rompe los ojos. Dos ex Vicepresidentes de la República, cuatro ministros en funciones, cuatro ex ministros, y tres presidentes de entes autónomos. Es un gabinete sin debutantes y la mayoría cuenta con más de un lustro de experiencia en la gestión de posiciones públicas. Ello le otorga al organismo un carácter añoso pues su promedio de edad asciende a 65 años, diez más del promedio etario del gabinete de Mujica en 2010 y quince más del de Sanguinetti en 1995.

El gabinete de Vázquez muestra a su vez un bajo nivel de cuotificación partidaria. La medición del Índice de Congruencia Partidaria del Gabinete (1), creado por el politólogo brasileño Octavio Amorim Neto, arroja el menor registro para un nuevo gabinete desde la recuperación de la democracia en 1985. Eso se debe a que Vázquez no distribuyó las carteras ministeriales entre los sectores de su partido según un criterio de justicia basado en el aporte de bancas parlamentarias que cada grupo hace. O sea, no es que el nuevo presidente no haya establecido cuotas para representar a los sectores, sino que ellas no son tan relevantes como en anteriores gabinetes. Asimismo, las personas escogidas de los diferentes grupos frenteamplistas son tan próximas al presidente que induce a la confusión del buen observador. Por ejemplo, ¿Rodolfo Nin Novoa fue seleccionado para ocupar la Cancillería como miembro del Frente Liber Seregni o como un político leal al presidente? La misma pregunta podría formularse para Marina Arismendi, Álvaro García o Liliam Kechichián. Cuando se comparan los grupos que conforman la mayoría frentista en el Parlamento con la integración del gabinete, se observa que únicamente el grupo de Constanza Moreira carece de representantes en el Poder Ejecutivo. Eso, puede ser un problema en el futuro próximo. El grupo de Raúl Sendic, el sector más votado en las internas de junio, fue el otro damnificado pues no tiene ministros y debió conformarse con solo dos subsecretarías.

Un dato importante, pasado por alto en las crónicas periodísticas, es que el gabinete de Vázquez presenta cinco ministras, lo cual supone un record en representación de género en el Poder Ejecutivo. Mientras los presidentes colorados y blancos que gobernaron el país entre 1985 y 2004 solo designaron 2 mujeres como ministras (Adela Reta y Ana Lía Piñeyrúa), los gobiernos del Frente Amplio han imprimido un fuerte giro a esta situación. En tiempos donde el acceso de la mujer a altos cargos de conducción sigue siendo una tarea tortuosa (como lo demuestra el fracaso de la cuota electoral en la Cámara de Representantes), la decisión de Vázquez puede ser interpretada como una señal de respaldo a quienes demandan soluciones a este acusiante problema.

¿Por qué Vázquez actuó con tanta celeridad? Según mi razonamiento, Vázquez movió rápido para reducir costos de transacción con la estructura del Frente Amplio. Si hubiese esperado un par de semanas, seguramente hubiera sufrido la presión de los sectores políticos. El MPP ya había anunciado que entregaría al nuevo presidente una nómina de nombres y un conjunto de sugerencias. Si Vázquez hubiera aceptado ese método, muy pronto habría estado inmerso en un mar de nombres y aspiraciones a las cuales responder. La designación rápida y en medio de los festejos, permitió a Vázquez colocar a los ministros de su preferencia a sabiendas que la crítica de los descontentos puede tener un costo muy alto. Además, él sabe que tendrá nuevas opciones, como la elaboración de la nómina de integrantes de los Entes Autónomos, para corregir desbalances y contemplar a los más disgustados.

Finalmente, la composición del gabinete, ¿nos informa algo acerca de cómo será el próximo gobierno? Creemos que sí. Algunas designaciones buscarían mantener constantes las líneas de determinadas políticas y otras, en cambio, persiguen el efecto contrario, o sea, modificarlas. 

Las designaciones de Astori, Bonomi, Fernández Huidobro, Aguerre, Murro, Kechichián, Cosse, y De León, nos informan que las políticas económicas, seguridad, defensa, agropecuarias, laborales, seguridad social, turismo, industria, energía, vivienda y medio ambiente, no sufrirán cambios de rumbo. Lógicamente, la lectura del programa del Frente Amplio y las promesas de campaña del candidato presidencial, inducen a pensar que en cada una de ellas habrá algunos cambios, sin embargo, esas alteraciones serán menores y no alcanzarán a modificar las líneas programáticas ya trazadas.

El nombramiento de los otros cinco ministros y del director de OPP suponen en sí mismo un intento por cambiar el rumbo en determinadas áreas de políticas públicas. La designación de María Julia Muñoz en Educación busca imprimir liderazgo político a la reforma educativa que el gobierno de Vázquez intentará implementar. Muñoz implementó en forma eficiente la reforma de la salud y lidió con el aguerrido sindicato de Adeom durante su etapa en el gobierno departamental de Montevideo. Para Vázquez, esas son credenciales más que suficientes para conducir las difíciles reformas que pretende encarar, sobre todo si se piensa en la resistencia que opondrán los sindicatos y el continuo asedio de la oposición parlamentaria. Junto a ella, estará un experto en la temática encargado de imprimir el rumbo programático a la cadena de delegaciones que supone el Codicen y los Consejos desconcentrados de la enseñanza pública.,

Víctor Rossi será el encargado de encabezar la otra gran promesa de campaña. Desatar un shock de inversión en infraestructura. Aquí no se trata tanto de modificar el rumbo sino de alterar los ritmos y mejorar los resultados que deja la administración Mujica y su ministro, Enrique Pintado. Para ello, Rossi deberá aguzar el ingenio y elaborar nuevas herramientas de financiamiento junto al Ministerio de Economía. Rodolfo Nin Novoa intentará mover la política exterior hacia su trillo histórico, lo cual significa el abandono del alto perfil mostrado por el gobierno de Mujica en temas complejos como el conflicto entre Israel y Palestina. Nin Novoa buscará recrear el hálito de política de Estado que la política exterior uruguaya ha tenido históricamente y para ello buscará entendimientos con los partidos de la oposición. No olvidemos que el Canciller Almagro fue, junto a Bonomi, el ministro más interpelado de la presente legislatura. También es probable que la agenda de política exterior se nutra con cuestiones comerciales que Uruguay necesita resolver para mejorar su inserción internacional.

Jorge Basso entrará en Salud Pública con el propósito de completar el saneamiento de ASSE tras la conflictiva gestión de Mario Córdoba y los sucesos de corrupción generados por el delegado de los trabajadores, Alfredo Silva. También encarará una serie de decisiones postergadas relativas al cumplimiento de servicios, regulaciones, etc. Marina Arismendi buscará resolver algunos dilemas institucionales que el Mides arrastra desde hace tiempo. Si bien no estarán en discusión los resultados alcanzados por Olesker, sí habrá cuestionamientos a las modalidades de ejecución desarrolladas en estos años. Además, otra de las promesas de campaña, el Sistema Nacional de Cuidados, puede reservar para este ministerio un papel protagónico. Sin embargo, no hay que descartar que esa iniciativa tenga un carácter interministerial y que sea liderada por la OPP. Por último, Álvaro García buscará desarrollar una gestión al frente de OPP muy diferente a la de los anteriores gobiernos frenteamplistas. Sin apartarse de los lineamientos del Ministerio de Economía, es probable que García impulse una agenda más vinculada al desarrollo con el fin de responder los cuestionamientos a los que se ha sometido al modelo económico del Frente Amplio.

Por tanto, la movida de Vázquez ha sido audaz y tomó por sorpresa a propios y extraños. El nuevo presidente tomó riesgos con el fin de modelar el gobierno tal cual él lo imagina. Ya en junio debió resignar su aspiración a ser acompañado en la fórmula por Mónica Xavier, dados los excelentes resultados alcanzados por Sendic. En esta oportunidad, movió primero con el fin de no terminar entrampado por la voracidad por los cargos que naturalmente tienen los sectores de todo partido ganador. La composición del gabinete devela intenciones en materia de continuidades y rupturas de las políticas que Vázquez pretende desarrollar. Algunas nominaciones fueron celebradas por el público frenteamplista, otras fueron inocuas y unas pocas provocaron fuertes rechazos (por ejemplo, Fernandéz Huidobro). No obstante, más allá de los detalles, la contundente decisión de Vázquez mostró al sistema político todo y a la ciudadanía, cuál será el estilo de la próxima administración. Estamos avisados.

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(1) El Índice de Congruencia Partidaria del Gabinete (ICPG) considera la relación entre la distribución de puestos en el gabinete y el peso legislativo de los sectores en él representados. Cuando no existe ninguna tipo de proporcionalidad entre el número de ministros que asume cada sector y el peso que ostenta en el legislativo, el valor del índice será 0; en cambio, cuando el gabinete presenta una proporcionalidad perfecta entre ministros y peso legislativo de los sectores, el valor es 1. La fórmula es ICPG= 1 – 1/2 S (|Si – Mi|), donde Mi es el porcentaje de ministerios que reciben los partidos cuando se forma el gabinete, y Si es el porcentaje de escaños legislativos que controlan los partidos que ingresan al gabinete. El gabinete de Vázquez muestra un valor de 0,702. La coalición de Batlle de 2000, alcanzó 0,910, la de Sanguinetti de 1995, 0,813, y el gabinete de Mujica de 2010, 0,874. Amorim Neto, Octavio (1998): “Cabinet Formation in Presidential Regimes: An Analysis of 10 Latin American Countries”. Ponencia presentada en el Meeting of the Latin American Studies Association, The Palmer House Hilton Hotel, Illinois, September 24-26, 1998.