La inversión en educación ha estado en debate en los últimos años, quizás porque como hacía muchas décadas fue priorizada en su asignación presupuestal por el gobierno, llegando al 4,7% del PBI, en un contexto expansivo de la economía. El 6% del PBI de Inversión en Educación es un objetivo programático realista, pero que no resolverá todos los problemas ya que muchos de ellos no son de orden económico. Hay que indicar también que muy probablemente sea insuficiente para las necesidades y postergaciones que enfrentamos (considerando las reiteradas solicitudes de los organismos competentes en la última década) pero que nos acerca a resolverlos.
Un segundo aspecto, el presupuesto debería realizarse en función de un Plan Nacional de Educación de aquí a treinta años y de cara a esa planificación estratégica, con un organismo educativo que tenga esa mirada, así el periodo quinquenal debería ser el ajuste de ese Plan- Lamentablemente no tenemos los acuerdos políticos y sociales necesarios para embarcarnos en un proyecto de este tipo, ese elemento imprime la inversión educativa una debilidad muy grande, sin embargo, navegar es preciso.
Quisiera decir que dejaré afuera la discusión pedagógica de qué educación necesitamos para el Uruguay de hoy, aunque es un aspecto íntimamente ligado a la inversión, para centrarme en el debate político sobre inversión educativa, no sin antes decir que muchas de las cosas que escuchamos como panaceas transformadoras, como que la educación debe ayudar a resolver problemas o tiene que centrarse en el estudiante y su contexto y apostar a lo colectivo, no son para nada novedosas.
A modo de ejemplo, Luce Fabbri ya planteó hace décadas que la enseñanza de la Historia debe ser “problematizadora” en las aulas; es conocida “la revolución copernicana” que planteaba John Dewey referida a que la educación debe girar alrededor de los estudiantes; y el no menos importante Julio Casto quien ya había expuesto hace más años que los que tiene quien esto escribe que la educación debía ser contextualizada y el trabajo en el aula debía ser sobretodo la preparación para la vida en comunidad y el trabajo en equipo un eje. Partimos de la base entonces, que no hay transformación de las prácticas pedagógicas sin participación y que debemos hacerlo como una necesidad estratégica.
El latiguillo repetido “gastamos mucho sin resultados” ha inundado discursos de la oposición y los medios, siendo parte de un sentido común instalado. Pero, ¿Cuánto invierten los países del resto del mundo para los “resultados” que obtienen, cuanto la educación privada y la pública?¿En qué se han invertido esos recursos? ¿Se han gastado “mal”? ¿Son estos recursos suficientes? ¿Para qué y por qué necesitamos más recursos? ¿Uruguay está en condiciones de seguir aumentando la inversión en educación? Intentaré responder estas preguntas en base a diferentes fuentes. [1]
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En primer lugar, Uruguay ha favorecido fuertemente la inversión en educación en la última década, siendo una prioridad, ganando espacio en el total del gasto del gobierno:
Esta mejora tan importante nos deja un poco por debajo en el promedio de América Latina y el Caribe, pero muy por debajo de los países de renta alta:
Para agravar la situación, hay que recordar que nuestro país hace apenas unos años que comienza a tener niveles similares de inversión, hay varias décadas perdidas en comparación con estos países, con lo que el capital acumulado perdido o no invertido a lo largo de tantos años es gigantesco, con el natural deterioro del sistema educativo nacional en sus diferentes aspectos. En el contexto regional Uruguay sólo invierte en Educación más que Chile:
Hay para quienes el porcentaje del producto no es un buen indicador porque esconde diferencias demográficas entre los países. Esa objeción puede levantarse si observamos el gasto por Estudiante como porcentaje del PBI, como vemos a continuación, Uruguay no queda en mejores condiciones en términos comparativos. Por supuesto que este tipo de análisis suelen ser reduccionistas y pueden llevarnos a posiciones equivocadas (hay que considerar por ejemplo el nivel de pobreza de una sociedad) pero ilustran acerca de cómo los diferentes países se están comportando en términos de inversión por estudiante y como se para nuestro país en ese contexto.
La conclusión es clara, Uruguay invierte menos en educación que los países de la región en términos de su porcentaje del producto y en relación a la inversión por estudiante como porcentaje del producto, esta inversión es todavía más baja en la Educación Media.
Ahora bien, luego de los aumentos, ¿en qué invierte la ANEP [2] ? : el 81% de la asignación presupuestal en 2014 corresponde a Remuneraciones, 10% Gastos y Suministros, 9% a inversión. Mientras que 24.046 millones de pesos eran la línea de base de las remuneraciones, 2.445 millones se sumaron a la expansión del sistema y 6.345 millones a incremento salarial (32.836 millones de pesos en Remuneraciones). Vale recordar que el organismo cuenta con alrededor de 54.000 funcionarios. La mayor parte de lo que invierte el organismo se destina a remuneraciones, con el objetivo claro de recuperar los salarios sumergidos y estancados, en la última década el salario real docente ha creció un 50%.
Este proceso de recuperación salarial debe continuar, porque debemos jerarquizar la tarea docente, Uruguay necesita más y mejores docentes, y el aspecto salarial es clave (aunque no el único) en ese proceso de jerarquización. El salario determina la cantidad de personas que quieren ejercer la docencia, y recarga a los docentes en ejercicio, afectando directamente la calidad del sistema educativo. Es injusto decir que los gobiernos del Frente Amplio han invertido mal los recursos porque la mayor parte de esos recursos se destinan a mejorar los bajos salarios del sistema y han ayudado a salir de la crisis salarial que lo afectaba, en segundo lugar esos recursos se han invertido también para la expansión que el sistema público viene enfrentando especialmente en el nivel medio. Si este proceso de mejora no continúa y se profundiza, la pauperización del sistema educativo es inminente.
La inversión en infraestructura es del 9%, el informe de ANEP al respecto es lapidario, más allá de todas las necesidades que subsisten y los fallos en las obras está claro que la situación es radicalmente diferente (reconocido incluso por dirigentes sindicales) aunque no la óptima, fruto del estancamiento histórico en la inversión en este aspecto, vale la pena revisar las intervenciones, para los lectores más interesados:
http://www.anep.edu.uy/anep/index.php/que-es-anep-en-obra.
Si queremos mejorar la relación estudiantes/docentes por aula; continuar con el proceso expansivo de la matricula en expansión media (en diez años aumento en 30.000 estudiantes); readecuar los centros educativos a las nuevas propuestas pedagógicas; terminar de refaccionar los centros que aún no se encuentran en condiciones, hacer una mantenimiento de los más de 3000 edificios con los que cuenta ANEP (en un contexto de crecimientos de los precios de la construcción) debemos aumentar también los recursos con este destino.
Es bueno indicar, que según los datos vertidos por las autoridades, el 0.9% del total del presupuesto de ANEP se destina a los programas educativos, una cifra relativamente baja si pensamos en el impacto que están teniendo a nivel de los derechos de los estudiantes.
Pero hay otros aspectos que debemos considerar, la Educación Pública Media en nuestro país recibe a los jóvenes que provienen de los sectores más desfavorecidos:
Si esa realidad la sumamos a la inversión por estudiante en el sector público y privado se prenden varias señales amarillas:
Entonces no solo se trata de que el sector público recibe a los estudiantes de sectores más desfavorecidos, sino que invertimos mucho menos como sociedad en la Educación de esos jóvenes, las diferencias lógicamente se profundizan.
En la Educación Media la diferencia entre la inversión de un estudiante privado y uno que va a la educación pública en el nivel medio es de casi el doble (en educación primaria las diferencias son menores), esto debe llamarnos profundamente a la reflexión en cuanto a aquellos que piensan que no es necesario invertir más en educación. Es una cuestión de calidad democrática, de acceso al conocimiento general y técnico, la cultura… y por supuesto, de asegurar los derechos de los jóvenes y adultos al acceso a la educación como bien público. Por estos motivos entiendo que los recursos aún no son suficientes y no estamos en condiciones todavía de reclamar sistémicamente mejoras espectaculares (las que hemos tenido son buenas, pero no suficientes).
Sobre los resultados, quisiera al menos mencionar algunas evidencias positivas, la reducción de las brechas en la asistencia a los establecimientos educativos y las mejoras en las matriculas en varios niveles:
Se ha dicho hasta el cansancio que el sistema no tiene mejoras, estos números muestran que no es tan asì y que muchos de los 18 programas centrales de aprendizaje, revinculación, retenciòn, culminación y otros (becas, boletos, alimentación, tutorías, etc.) han arrojado resultados promisorios.
A su vez hay que indicar, que en el nivel Universitatrio, además del aumento de la oferta académica y la matricula en el interior, la mitad de los estudiantes provienen de hogares cuyos padres no lograron nivel universitario, lo cual es una muestra contundente de los cambios que se están produciendo[3] .
Hay que explicitar que mientras se reduce la matricula en primara su cobertura no ha descendido, su reducción se explica por razones demográficas. En el resto de los niveles tenemos aumento de matrícula, mejoras de cobertura y culminación de ciclos, sin embargo el problema de la “sobreedad ” se ha agravado en el sector medio y la baja tasa de egreso de formación docente nos enfrenta a situaciones que el sistema tiene que resolver. Si queremos tener espacio para todos estos nuevos estudiantes (que antes no llegaban al estos niveles), necesitamos no sólo más metros cuadrados, sino también más docentes, equipamiento, etc. Eso significa también más recursos para atender la expansión, que ha sido robusta, sobretodo en la educación media técnica, y también para universalizar muchos de estos programas que han mostrado su potencia transformadora (vale decir que alguno de ellos es universal, como el Boleto Estudiantil Gratuito).
La cuestión de la Formación Docente es clave y es una de las áreas en donde tenemos más problemas de carácter estructural, sólo uno de cada dos docentes de la educación media están titulados[4] , y esa titulación ni siquiera tiene rango universitario, sumado a los problemas de carrera docente y formación en servicio, estos elementos afectan la calidad de la educación en su conjunto y debe ser atendido en forma urgente.
Según destacados economistas, es posible seguir aumentando el gasto público[5] , nuestro programa define la Educación como una de nuestras prioridades y nos permite trabajar por el 6% del PBI para Educación, entendemos que no solo se trata de una demanda de los sectores involucrados, sino que implica mejoras para la sociedad en su conjunto, su calidad democrática, la equidad y el acceso a la cultura y el conocimiento.
Quiero agradecer muy especialmente los comentarios del Maestro Miguel Soler Rocca y a una serie de compañeros que han ayudado a mejorarlo, los errores que pudieran existir son de mi entera responsabilidad.
1 Para no aburrir con citas a los lectores, diremos que los cuadros han sido extraídos del Anuario Estadístico de Educación, MEC (2012) y del Informe sobre el estado de la Educación en Uruguay, INEEd (2014).
2 Nos centraremos en la ANEP por representar la mayor parte de la inversión en Educación y el componente más grande del sistema educativo público. Por ejemplo, el presupuesto de INAU representa el 0.3% y la educación Policial y Militar representa, según la publicación de FENAPES el 0,06% del PBI http://www.fenapes.org.uy/wp-content/uploads/2015/02/Presupuesto-educativo.pdf
3 Censo universitario 2012, p. 47 file:///C:/Documents%20and%20Settings/ssabini/Mis%20documentos/Downloads/_vii_censo_de_estudiantes_de_grado_2012.pdf
4 “Desarrollo profesional docente y mejora de la educación. Informe país”, elaborado por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Universidad de la República (Udelar) http://www.posgrados.udelar.edu.uy/resources/3/0/1/7/8_75bdd95fd3a636e/30178_18f322cec714f60.pdf
5 http://brecha.com.uy/la-coyuntura-economica-y-el-presupuesto/