Opinión en Asamblea

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Hacia un país posible


Década ganada. Vamos por un lustro más

30.Jul.2015

En estos días son muchas las voces que, ante la situación económica actual, quieren comparar con situaciones de crisis vividas a principios de este siglo (2001-2003).

En primer lugar cabe señalar que este Uruguay es otro país muy distinto al de ese período de la crisis más profunda desde principios del siglo anterior y consecuencia de políticas económicas, que en el mejor de los casos podemos definir como tremendamente equivocadas, que explicaron la profundidad, extensión y gravedad de la misma.

En estos últimos diez años de los dos gobiernos frenteamplistas y en los primeros meses del actual, se han reducido la vulnerabilidades tanto en lo fiscal como en lo financiero, comercial y fundamentalmente social, construyendo uno de los principales logros como lo es la confianza de los uruguayos en sí mismos y del exterior respecto de nuestro país. 

Es por eso que tanto como pudimos aprovechar mejor los vientos a favor del país que en el pasado y pudimos hacerlo mejor que el promedio de los países de la región en este período, cuando llegan los vientos en contra, como ya pasó en 2008-2009 y como sucede en estos años, Uruguay puede “desacoplarse” de los malos resultados de sus vecinos y, sin llegar a repetir las excepcionales altas tasas de crecimiento de los años anteriores, nuestro país puede seguir creciendo muy por encima del promedio de la región y en particular de nuestros dos grandes vecinos que están estancados o en recesión. 

Es preciso por tanto afirmar con total claridad, como lo dijo el Ministro de Economía, que no solo no estamos en crisis sino que el Uruguay sigue creciendo a pesar de todos los pesares. Nuestro país tiene caminos sólidos y posibles para recuperar los ritmos de expansión más altos que hemos conocido hasta hace muy poco tiempo y que sin duda vamos a volver a tener. 

Fuimos y somos sujetos de la historia y no meros observadores u objetos de la misma y por eso de la misma forma que rechazábamos cuando nos decían que nuestro excepcional crecimiento era solo producto del ciclo internacional favorable, ahora que el ciclo externo ha cambiado de signo, seguimos rechazando que esto inexorablemente nos lleve a la repetición de la crisis.   

Por supuesto que no podemos obviar la situación de crisis internacional y en particular como nos ha cambiado el entorno externo en estos últimos meses. Simplemente basta con destacar la situación de nuestros principales clientes. Los problemas internos y políticos de Brasil y su pérdida de confianza, cómo afecta la caída del precio del petróleo a Venezuela, los problemas de Rusia por igual motivo agravado por las sanciones de la UE y EEUU por la situación de Ucrania, los problemas de la Eurozona (agravados por la crisis griega) y finalmente la más suave pero importante desaceleración de China. Por otro lado EEUU se recupera pero lo hace muy lentamente y con algunos altibajos. 

Todo esto explica la revalorización del dólar a nivel internacional y su contracara, la caída de los precios de los commodities y en especial los alimenticios con la demorada espera de la suba de las tasas de intereses en EEUU enmarcan los datos del contexto complejo y tendencia descendente a nivel mundial de la cual Uruguay no puede ignorar. 

Ésta coyuntura externa desfavorable, con claros signos de desaceleración (muy distinto a los de crisis) se complica con dos problemas importantes. Seguimos con presiones inflacionarias altas; tampoco podemos obviar el aumento del déficit fiscal y las consecuencias que el mismo produce en el aumento de la deuda y sus correspondientes intereses. A ello debemos sumar en las últimas mediciones algunos problemas sectoriales de empleo.

Todo ello nos lleva a ser prudentes, sin dejar de lado la audacia, para conducir el barco con el mismo rumbo firme de los períodos anteriores, rumbo que lleva, en cumplimiento con lo comprometido en el programa, a consolidar el crecimiento con equidad, mejorando la igualdad de oportunidades y la calidad de vida de la gente. 

No podemos arriesgar todo lo obtenido a nivel económico y social. Debemos cuidar la inversión como generadora de crecimiento y empleo y con ello de mejoras en la calidad de vida de la gente. 

Tenemos como desafíos en este panorama fiscal complejo hacer los máximos esfuerzos para aumentar nuestras capacidades tanto físicas como humanas. 

En el primer caso como ya se había anunciado y como fue presentado el pasado lunes por el Presidente de la República se prevé una inversión históricamente más alta que todos los Gobiernos anteriores pos Dictadura con alto niveles de inversión en infraestructura (energía, vial, ferroviaria, portuaria, educativa, hospitalaria, vivienda, cuidados, seguridad, telecomunicaciones, etc.) y a nivel de recursos humanos con más y mejor educación, capacitación, impulso a la innovación y al conocimiento. No escapa a éste concepto la comprometida implementación gradual del Sistema Nacional de Cuidado como cuestión de derechos y de mayor liberación del potencial creativo y laboral de las mujeres. 

Debemos focalizar la atención en mantener y aumentar el empleo, mantener y en lo posible aumentar el ingreso real de trabajadores y pasivos y significativamente mayor en los salarios más bajos al mismo tiempo que buscar no perder competitividad externa, aumentando la productividad y buscando forma de compartirla con los trabajadores. Éstas son las orientaciones que marcan las pautas trasmitidas por el Poder Ejecutivo para la próxima ronda de Consejos de Salarios que aseguran el crecimiento del Salario Real para todos los trabajadores pero diferenciado según el sector donde trabajan y con mayores aumentos para los salarios más bajos.        

Del lado Fiscal es vital poder maximizar los efectos de la inversión y el gasto público, aplicándolo con eficiencia, coordinación y gradualidad (de acuerdo con el nivel de los menores aumentos de los ingresos), a las prioridades definidas y comprometidas en el programa. 

Uruguay tiene la fuerza, las herramientas y las instituciones para enfrentar el escenario actual y continuar cambiando la realidad, en tanto nuestro país, como decíamos mantiene la confianza de los mercados internacionales y seguimos manteniendo el tesoro más grande que ha conquistado el país y por ser uno de los más grande es de los que hay que cuidar más: la calificación de grado inversor por primera vez en nuestra historia por las cinco principales calificadoras de riesgo en el mundo. “Esto tiene un solo nombre. Ese nombre es confianza”, como sostuvo Astori. 

La inversión del exterior siguió confiando en el Uruguay y Uruguay sigue posicionándose entre los mejores lugares de América Latina junto a Chile en recepción de inversión extranjera. Todo esto nos permite decir que Uruguay va a seguir creciendo, porque se sigue confiando, como sostuvo el ministro.

En definitiva, la manera de soslayar eventuales efectos negativos del contexto internacional no es ni más ni menos que seguir haciendo política, política de la forma que lo hemos hecho en estos 10 años de gobierno frenteamplista, conociendo la realidad y adaptándose para mejorarla, a partir de la prudencia y la actitud de audacia responsable con la que hemos actuado esta década y con la que seguiremos actuando; por lo cual, contrariamente a los agoreros de desastre nosotros hablamos de década ganada. Ahora vamos por un lustro más.