Beatriz Martínez & Asoc.

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El sentido del trabajo: ¿para qué trabajamos?

28.Nov.2016

Comenzamos esta columna hablando del sentido del trabajo. Pocas veces se ha ido a la fuente del sentido del trabajo. Las organizaciones que le dan un sentido al trabajo, y a quienes trabajan, son más valoradas a la hora de elegir una empresa. Qué significa trabajar? Cómo lograr una cultura que dé sentido al trabajo?  

Haciendo historia

Varios artículos nos llevaría profundizar acerca de la historia del Trabajo. Lo que sigue es un pantallazo muy general del devenir del concepto, para poder comprender qué está pasando hoy al respecto.

En términos sociológicos y muy breves y generales, se entiende por trabajo esa acción humana a través de la cual el hombre se perfecciona como hombre, a la par que perfecciona la realidad física. Para algunas concepciones, trabajar es añadir perfección al mundo y es perfeccionarse como ser humano.

Sin embargo, en términos populares trabajar parece tener una connotación no tan positiva. Si nos detenemos en la etimología, la palabra "trabajo" deriva del latín tripalium, que era una herramienta parecida a un cepo con tres puntas que se usaba como elemento de tortura para castigar esclavos o reos. De ahí que tripaliare significa 'tortura', 'atormentar', 'causar dolor'. Según algunos autores, en el siglo XII, la palabra designa también un tormento psicológico o un sufrimiento físico.

Durante la mayor parte de la historia de la civilización el trabajo fue considerado como una actividad despreciable. En la Biblia aparece como algo costoso después de que Adán y Eva perdieran el paraíso: "con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida" (...) (Génesis 3: 9 - 24)

Años después, con el surgimiento del trabajo asalariado, emerge una valoración social más positiva del trabajo, por primera vez en la historia de la civilización. No obstante, el trabajo de la revolución industrial es un trabajo repetitivo, desafectivizado y sin sentido. La satisfacción de los trabajadores no era una preocupación de las empresas. Según diversos autores, al establecerse el capitalismo entonces crea un modelo de trabajo en el que las oportunidades para la satisfacción no material son mínimas, o no existen.

Es probable que, por esta historia, para muchas personas el trabajo es síntoma de monotonía, aburrimiento y sacrificio. Según un informe publicado en el 2013 por Gallup, en el mundo hay el doble de trabajadores "activamente desinteresados" que trabajadores "involucrados" a los que les gusten sus trabajos[1]. Esta encuesta reveló que sólo el 13% de los trabajadores se sentían atraídos por sus empleos, lo que podría significar que a menudo, el trabajo es más una fuente de frustración que de satisfacción para casi el 90% de los trabajadores del mundo.

El cambio en la centralidad del trabajo

El concepto de CENTRALIDAD hace referencia al grado de importancia que tiene un trabajo, tanto para sí mismo como comparado con otras esferas de la vida de una persona. Varios son los autores que hablan de la existencia de un cambio en la centralidad del trabajo y algunas investigaciones apoyan esta concepción. A la luz de nuestra experiencia como consultores, muchos son los clientes que relatan que no es lo mismo el concepto de TRABAJO que tiene las generaciones más jóvenes, que las que tenían ellos o incluso sus padres.

Es decir, el TRABAJO parece no ser más CENTRAL en la vida de las personas. Sí sigue siendo importante, pero ya no es central. Por ello, han aparecido prácticas nuevas en el área, como el equilibrio vida personal trabajo y hasta la existencia de Gerencias de Felicidad en algunas empresas. Parecería ser como que "hay algo más allá del trabajo", y no es necesario esperar a irse de vacaciones o jubilarse para encontrarlo.

Hoy, las personas buscan en el trabajo otras cosas más allá de una estabilidad o un ingreso económico. Buscan estar satisfechos, en función de expectativas que pasan más por lo emocional que por lo material (siempre y cuando estemos hablando de trabajos con salarios y condiciones dignos). Y como lo ha señalado el Psicólogo Peter Warr[2], para que las personas estén satisfechos con sus trabajos, normalmente necesitan creer en el propósito de lo que hacen.

En este punto, cabe preguntarse: es posible encontrar sentido en todos los trabajos? Nuestra respuesta es que sí. En mis años de Docente del Área de Psicología del Trabajo y sus Organizaciones de la Facultad de Psicología de la UDelaR, recuerdo experiencias en las que les preguntábamos a trabajadores de varios rubros, si encontraban un sentido que los hiciera sentir orgullosos de trabajar donde lo hacían. En la mayoría de los casos, la respuesta fue afirmativa. Y esto incluía desde profesionales, obreros, gerentes, administrativos... Recuerdo particularmente el caso de los sepultureros en el cementerio o los barrenderos municipales. Estas personas habían encontrado el sentido de su trabajo, y estaban orgullosos de la tarea que realizaban.

La construcción de un trabajo con sentido

Si bien a veces las personas solas logran construir un trabajo con sentido, las organizaciones pueden hacer esto más o menos sencillo. Cualquier trabajo puede ser organizado para que incluya variedad, complejidad, capacitación técnica y desarrollo personal. Y hasta pueden ser estructurados para dotar a las personas de cierto grado de autonomía (hagan lo que hagan). "Y lo que probablemente sea más importante, pueden ser dotados de sentido relacionándolos con el bienestar de los demás".[3]

Se ha demostrado que el solo hecho de destacar la influencia potencial del propio trabajo en los demás, es un claro factor de motivación. Numerosas experiencias demuestran el poder de conferir sentido e importancia al trabajo. Así que es posible que si las personas afrontan su trabajo con la mentalidad adecuada, casi cualquier empleo podrá proporcionar satisfacción, mientras que si hacen lo contrario, ningún trabajo se los dará[4].

La experiencia acumulada en los últimos años demuestra que, si el entorno laboral de una empresa fuera estricto, monótono, jerarquizado y basado en sanciones, cualquier competidor podría crear un lugar menos hostil que se llevaría a los mejores trabajadores. Cuando la gente encuentra sentido en el trabajo que realiza se compromete más, y eso hace que vaya feliz a trabajar. Esta quizás sea una de las razones por las cuales algunas personas dicen que los jóvenes no se comprometen con su trabajo: probablemente los jóvenes ya no se comprometen con ambientes hostiles, jerárquicos y de poca participación, y no con el trabajo en sí.

Cuando las personas son felices, trabajan mejor y con más inteligencia. Más allá de esto, aún son muchas las empresas que centran su gestión en un modelo de eficacia (más parecido a un estilo taylorista), y de control, con la ilusión que eso aumenta la rentabilidad del negocio. Sin embargo, la rentabilidad no es sólo una cuestión de dinero. Además del costo económico del proceso de trabajo y sus insumos, hay que sumar el costo psíquico padecido por los trabajadores que detestan el trabajo que realizan. Si rediseñamos los lugares de trabajo para que a los trabajadores les guste su trabajo, esos costos psíquicos se convertirán en beneficios psíquicos.

Son múltiples las herramientas que tienen las empresas para trabajar una cultura con énfasis en un trabajo con sentido. A partir de los estudios de satisfacción (que permiten saber dónde está la empresa en cuanto cultura y clima de trabajo), pasando por políticas de gestión humana actuales (y humanas, valga la redundancia), la gestión de las conversaciones, de la diversidad, la construcción de lazos emocionales con sus colaboradores y hasta con el mercado, las empresas construyen su propuesta de valor para cimentar una marca empleadora que tenga sentido, sea atractiva, y fundamentalmente genere compromiso en sus colaboradores.

La naturaleza humana es, en gran medida, producto del diseño. Si se diseñan lugares de trabajo que permitan que la gente haga el trabajo que valora, se estará diseñando una naturaleza humana que VALORE el trabajo. Si se diseñan lugares de trabajo que permitan que las personas encuentren SENTIDO en su trabajo, se estará diseñando una naturaleza humana que valore el trabajo. Mientras que si las empresas hacen lo contrario, obtendrán lo contrario.

Pensar que son las empresas las que eligen a sus colaboradores es ver sólo un pedazo de la película. En la actualidad las personas eligen mucho más que antes, dónde quieren trabajar. Como profesionales en gestión humana tenemos la responsabilidad de llevar adelante este cambio de paradigma y actuar como agentes de cambio, para hacer del trabajo, sea éste cual sea, una fuente de SENTIDO.

 

[1] Schwartz Barry. "Por qué trabajamos? En busca de sentido". Ed. Empresa Activa. 2015

[2] Peter B. Warr, Universidad de Sheffield (Inglaterra), autor del Modelo de Bienestar Psicológico en el trabajo

[3] Schwartz Barry. "Por qué trabajamos? En busca de sentido". Ed. Empresa Activa. 2015

[4] Adam M. Grant, autor y profesor de la Wharton School, Universidad de Pensilvania).