A la vuelta

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Guía de viajes: Rocha

31.Mar.2017



Rocha tiene de todo, las playas más lindas de nuestro país, un ritmo lento pero encantador, comida fresca y restaurantes que rinden homenaje a su materia prima, sierras, valles, lagunas y millones de historias para contar. Recorrimos el departamento y armamos una nueva guía A la Vuelta para que vivas parte de lo que nos tocó vivir nosotros.

Empezamos a recorrrer la costa por su balneario más grande, La Paloma.

Ahí podés encontrar hermosas playas, lugares muy ricos para comer y la comodidad de un balneario que está preparado para tratar bien a quien lo visita.

Nos hospedamos en Anaconda Club (totalmente recomendable) y comimos dos de nuestras mejores comidas: una en Naranja Lima y la otra en Las Rocas.

El centro de La Paloma tiene de todo para hacer: lugares para comer, espectáculos gratiutos todas las noches en el cantero central, locales para comprar y a La Popi, la heladería más famosa de Rocha.

En cuanto a playas, de mañana tenés que ir a Los Botes o Anaconda y sobre el atardecer a La Balconada.

Pero a unos siete kilómetros se esconde un lugar que no te podés perder: la Laguna de Rocha. En ella tenés que conocer la historia de La Cocina de la Barra y comer ahí (es riquísimo y muy económico) y hacer un paseo con Pepe Lobato, en su bote. Junto a Pepe vas a poder descubrir un montón de cosas que no se pueden entender si tan solo pasás por ahí, desde cómo es vivir en un pueblo humilde de pescadores, hasta reconocer pájaros y peces particulares y llegar a la playa protegida en donde el océano se toca con la laguna.

Volvimos a La Paloma y desde allí nos fuimos a conocer La Pedrera y el Valle de la Luna, un sitio que lamentablemente está desapareciendo.

Formado hace más de 140.000 años por la erosión del agua sobre la superficie, el valle tiene su magia. De día es marroncito, de tarde dorado y de noche, bajo la luz de la luna, casi plateado.

La Pedrera es un balneario encantador, tiene una calle principal que de día casi no existe y de noche cobra vida tras hacerse peatonal. Abren bares, suena la música, abunda la gente y el clima es espectacular.

Lo otro que tiene La Pedrera es la vista desde el final de su calle central y la playa paradisíaca.

Con suficiente playa encima por unos días nos fuimos a descubrir otras caras de Rocha.

Descubrimos la sierra y Los Caballos de Luz de Lucy, una austriaca que vino a vivir a nuestras sierras. En estas fotos, te contamos y mostramos la historia de Lucy y su familia (los caballos) y te hace descubrir esta parte del departamento de otra manera.

Seguimos buscando otros rincones y por Ruta 9 paramos en Los Palmares de Lucas, un lugar muy distinto.

Y lo último que hicimos fuera de la costa fue ir hasta Potrerillo y la Laguna Negra. Contactamos a Mariana (094 461 661) que es guía y conocer absolutamente todo lo que sucede en Rocha y nos llevó hasta otros sitios protegido de nuestro país, uno de esos lugares que Uruguay se encarga de mantener de manera natural.

El lugar tiene un mirador desde el que se ven diferentes tipos de aves, hay senderos para caminar y ver flora autóctona, vimos carpinchos y diferentes ejemplares de guazuvirá. Todo lo que está en esas tierras se conserva como alguna vez fue y casi no entran personas.

Acá subimos unas fotos de la reserva.

Finalizamos este recorrido por ese Rocha diferente y nos fuimos para El Cabo.

Cabo Polonio es un lugar sumamente particular, en él se vibra una energía muy diferente.

Para empezar no se puede entrar con vehículos, solamente entran los gigantes camiones que te esperan en la entrada. Para seguir, la playa es alucinante, el agua parece retocada con Photoshop.

Sobre sus calles se escuchan decenas de idiomas, los turistas vienen de todas partes y las ondas son muy distintas, desde millonarios europeos hasta hippies que andan sin nada. Pero lo más increíble es que El Cabo se transforma a medida que pasan las horas. Sobre el día es playa y sobre la noche es cielo. Las estrellas se multiplican, el color de la oscuridad te enamora.

En El Polonio casi no hay electricidad, hay poco Wi-Fi y el agua no abunda. Ya no se puede construir y es un sitio protegido. Lo que si hay, y de sobra, es buena onda y naturaleza.

Desde el cabo nos fuimos hasta Valizas, pasando por el Cerro de la Buena Vista. Hay una caminata más larga (desde Valizas se puede hacer a caballo), de unas dos horas y media todo por arena que dicen es alucinante. Nosotros no la pudimos hacer por clima.

Valizas es único, quizás un medio camino entre el Cabo Polonio y Punta del Diablo. En donde cada uno hace lo que quiere sin molestar al otro. Los precios son mucho más razonables que en El Cabo y también se vive un ambiente muy internacional. Lo único malo de estos lugares tan chicos es que si el clima no ayuda, las actividades son nulas.

En Valizas te recomendamos dos hospedajes muy diferentes: El Hostel Valizas, un lugar cómodo, prolijo y con muy buen ambiente o el Lucky Hostel, un lugar que prioriza lo ecológico, en donde hay una movida bizarra y particular, pero muy buena. Son muy diferentes, para otra onda, pero ambos recomendables.

Fuera de ello, te sugerimos comer en La Proa (impresionantes pescados) y de postre, los helados de La Tropical.

Pero para terminar Rocha no podíamos dejar de visitar Punta del Diablo.

Para quienes ya fueron no hay mucho que decir, pero para los que no lo conocen, sí. Punta del Diablo es un pueblo de pescadores que durante el invierno queda vacío. Las 800 personas que viven durante el año se transforman en decenas de miles, las pequeñas tiendas en supermercados, los bares y restaurantes limpian la tierra y vuelven a abrir.

Punta del Diablo logró aprender y crecer. Sus playas son hermosas, hay casas, hostales, hoteles y campings, bares, restaurantes y panaderías. El balneario da para todos y se logra disfrutar minuto a minuto. Nos sorprendimos, no esperábamos tanto, pero Punta del Diablo nos volvió a enamorar.

En cuanto a hospedaje, La Casa de las Boyas es nuestro recomendado y para comer Mirjo, un lugar en que es imposible irse sin sentir que tu comida no pudo ser mejor.

Y para terminar nuestra visita a este gigante departamento nos fuimos a Santa Teresa pero no solo a la fortaleza, también descubrimos un sitio del que nunca escuchamos: Cerro Verde.

Nosotros lo conocimos gracias a que los militares que mantienen el parque nos invitaron a recorrerlo.La llegada se puede hacer a caballo o caminando. El recorrido es todo por una playa divina y las vistas desde arriba están muy buenas.

Nos vamos de Rocha habiendo conocido de todo, pero para el final dejamos un lugar muy diferente, uno de esos sitios que no se parecen a nada y te dejan fascinado.

Nos vamos de Rocha, aunque nos quedaríamos mucho más.

Antes de despedirnos, un video con todo lo que vivimos, para que recorran el departamento junto a nosotros, para que saquen apuntes, sumen y anoten, porque nosotros nos vamos pero Rocha se queda acá. Y está impresionante.

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Seguimos A la Vuelta!