Susana Andrade

Susana Andrade


Sincretismo, Pascuas y los afroumbandistas

12.Abr.2017

"Si hablamos de Umbanda, queda claro que es una religión sincrética por esencia, nacimiento y fundamento, por lo cual, las imágenes representativas de los distintos rituales que la conforman, es necesaria e imprescindible en los congales o altares umbandistas; santos y vírgenes conviven armoniosamente con africanos, caboclos, pretos velhos y en algunos casos hasta con Exu y Pombagira, ya que ellos también integran la séptima línea.

El sincretismo en los distintos cultos africanos en cambio, si bien unos lo ven como cadenas de las cuales es necesario liberarse, pues sólo fueron el modo necesario de ocultamiento y posterior preservación de los rituales, otros lo consideran un legado ancestral e histórico, espiritualmente a la par de la cosmogonía africanista y no se desprenden de sus íconos, así como tampoco de algunos de sus usos y costumbres.

La controversia renace con motivo de la llegada de la celebración de Pascuas o Semana Santa, que los umbandistas guardamos mas allá de connotaciones eminentemente católicas, en conmemoración del sufrimiento de Jesús, "el Supremo Maestro de la Umbanda", según palabras del Caboclo Siete Encrucijadas fundador de nuestra religión. Es una semana de recogimiento en la que se cubren los altares o congales en los terreiros umbandistas, no se encienden velas y se retira el agua de las cuartiñas de los Pais hasta el domingo, día en que se produce la resurrección y vuelve a todo a la rutina. Exu siempre queda de guardia.

El batuque tradicional tiene por costumbre conmemorar estos días de similar forma, pues se dice que los "santos van a la guerra" o sea no están en su lugar consagrado y se hacen rituales de limpieza el viernes y batuque de gloria el sábado de noche o domingo de mañana, para celebrar a Oxalá y al Xapaná -Oxalá en pasaje de crucifixión en este caso que vuelve de la muerte-. El Candomblé tiene una concepción semejante del tema, a lo que se agregan rituales de sanación física especiales de Viernes Santo.

Hoy día hay quien rechaza la realización de tales ceremonias en la nación o batuque, por decir que son ajenas al culto a los Orixás propiamente dicho y pertenecen exclusivamente a la religión católica. La realidad dice que el esclavizado africano; sagaz, astuto y brillante en su irradiación visionaria, seguramente guiado por Luz Divina, supo esconder del afán destructivo del amo blanco-europeo hacia todo lo que simbolizara propia determinación y autonomía de los "negros", sus venerados ocutás o piedras portadoras del axé de los Orixás.

Y lo hizo increíblemente ante las propias narices de sus "dueños", escondiéndolas debajo, detrás o como sea de las imágenes de los santos cristianos, arriesgando probablemente la vida si esto se descubría. Y mientras hacía como que adoraba vírgenes y íconos católicos, pedía a las fuerzas de la naturaleza libertad y rogaban por su libertad y sobrevivencia. Por eso para muchos ministros africanistas, ese hecho tiene una connotación de humillación y del recuerdo de la agonía constante del sojuzgamiento.

Desde otra óptica, esa especie de alianza espiritual entre ambos santorales que permitió la preservación del culto, es visto como un designio supremo sin el cual, la religiosidad africana, estaba destinada a desaparecer en el tiempo por estas latitudes.

Reflexionemos si no hay algo demasiado impresionante en el hecho de que el sincretismo en iguales términos, se diera en lugares físicos tan distantes como Cuba y Brasil, por poner un ejemplo dentro de dos de las Américas esclavistas, sin posibilidad ninguna de comunicación, entre los protagonistas de una situación por demás peculiar y ajena a toda previsión. ¿Qué hizo que todos los esclavos escondieran a sus Orixás de la misma manera? Podían otros haber elegido llevarlos al monte o guardarlos de cualquier otra forma. Sin embargo todos escondieron sus deidades en santos católicos, disfrazaron su veneración original a fin de preservarla.

Variaron las asociaciones según el lugar geográfico, pero el método increíblemente fue el mismo en todos los casos. Era materialmente imposible que a miles de kilómetros de distancia, se pusieran de acuerdo en algo que además no sabían que iba a acontecer. Es un misterio sagrado que nunca develaremos, pero que intuimos a qué se debe quienes creemos en los orixás y en su poder.

Por eso algunos, lejos de apartar el sincretismo del africanismo, agradecen esa especie de "complicidad" espiritual entre las deidades de ambos cultos, que posibilitó preservar las creencias de la Madre Africa hasta nuestros días en estas tierras y hacer nacer la Luz de Umbanda.

Si bien recuerdan un hecho vergonzante para la humanidad que no debe olvidarse, la alianza astral de lo intangible incluso más allá de ambas vertientes, es un homenaje a la vida humana y espiritual de los hombres y de las mujeres, que se impone como prueba del poder de lo trascendente sobre lo corrompible.

Concluimos que algunos, sólo quieren ver la belleza natural de las piedras y los íconos de la plástica africanista, otros, cuando miran a Nuestra Señora Aparecida, no ven otra cosa que a la Mãe Oxum y lo dicen con la mayor naturalidad. Ambos son criterios religiosos respetables. Sin embargo, conspicuos sacerdotes que veneran sus ocutás sagrados con fervor, reparten el atavío de su pejí entre santos católicos e imágenes africanas, predominando casi siempre los primeros. Como dijera Pai Aílton de Oxum de la ciudad de Porto Alegre: "si tú me dices que la Virgen de la Concepción no es mi Mãe Oxum, no te dirijo más la palabra.". Para reflexionar.

¿Cuándo cae Pascua y qué es?
En la Semana Santa la comunidad católica celebra la pasión y muerte de Jesucristo. Se inicia con el Domingo de Ramos, que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén previo a su muerte en la cruz. El Jueves Santo es la fecha de la última cena con sus discípulos, cuando instituye el sacerdocio y la Eucaristía. El Viernes Santo corresponde a la crucifixión y muerte y el Domingo de Pascua se celebra la resurrección." Hace un tiempo ya que algunas casas acostumbran hacer limpieza también por el lado de Exu -o solamente por ese lado- y se finaliza con una Kimbanda. El Guardián siempre está de guardia! ¡Laróie! No olvidemos además que ese viernes santo está relacionado directamente con Omulú y es un ritual que se le puede ofrecer de diversas formas al Orixá dueño del pasaje a otras vidas, Rey de las Almas y del Cementerio. Descanso eterno y salud espiritual y física, ¡Atotô! Corona de espinas nuestro Xapaná, el propio Oxalá con su peripecia de traición y tortura ocasionada por la incomprensión humana, dolor del que a pesar de todo resurge y triunfa la nueva vida en el Padre Orixá Mayor, recordado en ese sábado de Gloria y Domingo Santo. ¡Epaó!