Un amigo me pidió que expresara mi opinión sobre el tema de Catalunya.... Lo confieso. Es mentira. Nadie me pidió nada, pero queda mejor que decir eso a que la gente se dé cuenta que es un arranque de quien se muere por opinar. "Déjenme tranquilos, amigos que no se mueven sin que yo diga lo que pienso, después de todo, si se esforzaran un poco podrían adivinarlo. Uno, al fin y al cabo, termina siendo previsible".
La independencia catalana tiene un terreno interesante para aprender a escuchar. Una oportunidad histórica para desafiar a quienes presumen de saber dialogar. Se mezclan muchos temas: la identidad nacional, la ley al servicio de los pueblos, la democracia, la rebeldía, el interés económico en las guerras de independencia, la alta política, la corrupción.
Por eso, antes de hablar de este fantástico grupo de de Barcelona, que canta en catalán y que desde "Los mejores profesores europeos" en el 2008 , hasta "Yo compito" en 2016 , pasando por "10 millas para ver una buena armadura" (una frase de la película "Mucho ruido y pocas nueces") y "Atletas, bajen del escenario" (una frase del conductor de los juegos olímpicos de su ciudad) y que han sido un fenómeno sociológico y un referente musical imprescindible, me gustaría apuntar algunas cuestiones, que tienen la virtud de no ser opiniones mías.
El bucle de señalar la consulta como ilegal porque no está en la constitución del 78 además de inexacto y reversible cortaba el diálogo, así como la terminología de "ruptura del país", "rebelión" o "golpe de estado". Instalado y trabajado durante años por las clases altas catalanas para frenar el avance de la izquierda, o generado de forma espontánea, la realidad del sentimiento sobre la independencia es incuestionable, y lejos de frenar, la torpeza de los malos gobiernos han acrecentado. En algunas esferas hay un tema económico, en otras más populares, una promesa de progreso, la amenaza del mercado castigador y el capitalismo vengativo pueden generar miedo pero no hacen más que conseguir que cada vez más la independencia sea una necesidad para gente más joven. Hasta hace muy poco, un referéndum sobre la independencia, como pasó en Escocia, hubiera ido una consulta favorable a la unión. En buenas manos hubiera sido viable canalizar la identidad, pero cada vez más, dos trenes sordos, conducidos por ciegos, van a chocar, pobres pasajeros.
Era tan fácil como votar. Pactando la pregunta que debía hacerse. Aprovecho para recordar que otros pueblos ruegan hace décadas de forma pacífica un referéndum de autodeterminación. El pueblo saharaui, por ejemplo, al que Marruecos les robó el país.
Ahora, envían a los líderes del "procés" a prisión. En cuatro días una fiscal actúa una efectividad que no tuvo la justicia en años para los casos de corrupción, innumerables, que asolan al gobierno. Entre ellos la sede del PP fue construida con dinero negro, que también financió campañas. Corrupción, mala gestión, políticas privadas y reaccionarias, vínculos franquistas. No sigo porque me dan gas de pedir la independencia a mí también.
En un ejercicio de fantasía imaginen una guerra por la independencia y lo que daríamos por una tregua para votar algo que nos saque de allí. Votar se está poniendo en el mismo carro que pelear y eso lejos de resolver el problema lo incrementa.
Ese sentimiento de querer la autodeterminación, también fue extrañamente apurado por los dirigentes catalanes. Los medios metieron lo suyo, por ejemplo, planteando debates absurdos sobre si debería votar toda España la independencia (imaginen que pasaría lo obvio: allí gana el "si" y afuera el "no", ¿qué resolveríamos?, ¿Soy yo, o estaríamos como al comienzo?)
Un gobierno llama al diálogo pero advierte que está dispuesto a hablar de todo menos de eso. El otro, que sólo quiere hablar de eso, apura el paso. La gente necesita respuestas. Los conspiradores dicen que les viene bien esa polarización para hacer sus negocios. Y mientras tanto en España hay tres millones y medio de desempleados (leyeron bien, todo un Uruguay sin trabajo).
Por eso, si un amigo me preguntara que pienso del tema, le diría que no lo sé lo. Es inusual, lo reconozco. En las redes se ve- todo el tiempo- gente que opina sobre todo con una vehemencia increíble. No les gusta ser señalados como reaccionarios pero reaccionan, o como conservadores pero conservan. A mí lo que me choca es el desprecio por la opinión ajena, me parece cruel. Tan cruel como la burocracia, como las esperas a los que se somete a la gente de los barrios en las paradas de ómnibus. Doloroso, como el precio de los medicamentos y la comida. Me parece una burda manipulación, como la que elige que temas pasar por la radio, quien se lleva los premios de la música, o que grupo toca en la TV.
Mientras averiguamos como ser mejores entre nosotros, escuchemos un temazo de "Manel", tremendo grupo, hacen pop, con raíces de folk y música electrónica y otras cosas divertidas. Votemos por ellos.