Opinión Nacionalista

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Artículos de opinión por integrantes del Partido Nacional


Nacionalismo y Liberalismo

28.Feb.2011

 

 

 

 

HERNÁN BONILLA

 

 

Dejemos de lado por esta edición los problemas urgentes para tratar un tema importante. ¿Qué tanto tenemos los blancos de nacionalistas y liberales? ¿Cómo interpretar el nacionalismo? ¿Y el liberalismo? ¿Somos un partido conservador, liberal, nacionalista, socialdemócrata? ¿Cuáles son las ideas de fondo que defendemos y que no podemos dejar de defender sin dejar de ser blancos? ¿Cómo equilibrar la tradición con la necesidad de modernizar el partido? Muchas preguntas, intentaremos las respuestas, pero anticipamos que el tema va a dar para más de un artículo.

 

Comencemos por un hecho histórico: la fundación del Partido Nacional. Su carta de principios fue publicada por La Democracia el 9 de julio de 1872 y establecía claramente los principios del partido que incorporaba la tradición blanca pero le incorporaba el componente principista propio de la época y de la necesidad de dar forma orgánica a la vieja colectividad de Oribe. Rechaza la situación de hecho en que vivió la Republica luego de caído el gobierno constitucional de Berro y el gobierno exclusivista de Lorenzo Batlle. Celebra de la paz de abril que devolvió la tranquilidad al país luego de la guerra civil de 1870-72 no como una solución ideal sino como la que se pudo llegar. Y lo más importante, se dio una carta de principios que, dicho sea de paso, fue la mejor que tuvo el Partido Nacional en su historia, sin dudas mucho mejor que la actual.

 

El partido no era nacional porque adhiriera al nacionalismo en tanto ideología, lo era porque aspiraba a defender los intereses de la Nación en su conjunto. En todo caso, el nacionalismo de los fundadores no era lo que en siglo XX se conoció como tal, sino una reivindicación de nuestra soberanía, que identificaban con la posición de Oribe frente al imperialismo inglés y francés, la preocupación de Berro por "nacionalizar nuestro destino" y la defensa de Paysandú por Leandro Gómez. No eran nacionalistas en ningún sentido chauvinista, ni sentían ningún desprecio por lo extranjero, menos aún en ningún aspecto económico. Admiraban a los países del primer mundo y soñaban con un futuro de civilización para nuestro país dónde las elecciones sustituyeran definitivamente a los enfrentamientos armados. Nacionalistas pasaron a ser los blancos desde el hermoso programa de principios de 1872, pero sólo en el sentido de que entendían que la defensa de los ideales de su partido era perfectamente compatible con los intereses del país.

 

Si se analiza el programa se verá, sin embargo, que hay una ideología que efectivamente lo cruza a lo largo y a lo ancho y es el liberalismo. Liberalismo sin agregados o en todo caso sólo uno le cabe, liberalismo clásico. Agustín de Vedia y Francisco Lavandeira, nuestros redactores, creían con devoción en la libertad política y en la libertad económica, que sabían era la base de la prosperidad que vivía nuestro país. Más aún, sabían que existía una conexión entre la libertad política y la económica, ya que en general uno conduce a la otra y que en todo caso las personas sólo son enteramente libres cuando pueden elegir gobierno y disponer de sus propios asuntos. Francisco Lavandeira era al momento de su muerte con 27 años catedrático de economía política en la Universidad, redactor de La Democracia y uno de los principales dirigentes del Partido Nacional. Defendió con maestría la moneda sana, la libertad bancaria, la libertad de comercio, en todos los foros del país, y murió asesinado defendiendo una urna de votación. Es el máximo exponente del liberalismo nacional, lamentablemente nuestro partido no lo tiene incorporado en el panteón de héroes, tal vez por la misma razón que no se le realizan homenajes a Giró o a Berro. El liberalismo ha ido perdiendo prestigio, mal asociado a los que se ha llamado "neoliberalismo" que nada tiene que ver con lo que pensaban nuestros prohombres.

 

Por tanto, nuestro Partido Nacional en sus orígenes no era nacionalista en términos ideológicos, era simplemente liberal. En el próximo artículo vamos analizar más de cerca el pensamiento original del partido, cómo hemos ido deteriorando nuestra carta orgánica hasta llegar a la actual en que nos definimos como "liberales igualitarios" y el papel del nacionalismo de Herrera. El objetivo; analizar nuestra realidad actual mirándonos en lo que fuimos y extraer cual es la esencia que hace que nuestro partido siga teniendo una misión insustituible en el Uruguay.