Por: Victoria Bardanca.
Buquebus está construyendo el velero de fibra carbono de mayor tamaño del continente y según Álvaro Secondo -cargo adjunto a presidencia de Buquebus- "será más grande que el Capitán Miranda". El Doña Francisca, además de ser el velero de fibra de carbono más grande de América Latina, será único en el mundo por sus peculiares características. El gran barco se está construyendo en el astillero de Montevideo desde hace dos años en el marco de la ''Revolución verde'' que está desempeñando la compañía de barcos más importante del Río de la Plata.
Doña Francisca, nombre dedicado a la abuela del Juan Carlos Lopéz Mena -dueño de Buquebus-, mide 52,55 metros de largo, 8,60 metros de ancho y tiene dos mástiles de también cincuenta metros de alto. Es el primer proyecto del astillero de alta tecnología donde trabajan cerca de 50 personas.
Está previsto que será para uso deportivo y de placer personal del empresario; aunque se busca, a través de este primer velero, la inserción de una nueva industria de mano de obra calificada nacional, con salarios altos en un rubro que, hasta el momento, se encontraba abandonado: la industria naval.
Secondo dijo que el conocimiento sobre esta industria es muy escaso: agregó que Buquebus incorporó ingenieros y técnicos neozelandeses, italianos y argentinos para instruir a los jóvenes uruguayos en la construcción de barcos, en fibra de carbono y kevlar -una poliamida: un material sintético de alta resistencia-.
Además de su tamaño, la particularidad del barco proviene por los componentes con los que se está fabricando: la fibra de carbono es un material ideal para su construcción ya que es muy resistente y liviana, explicó Nilsson Gobbi Benelli, ingeniero naval español, director del astillero. Igualmente, es un velero especial por ser autosuficiente: posee potabilizadores de agua, lo que le permite pasar meses en altamar sin necesidad de tocar puerto.
"Cuando esté terminado, va a parecer un barco de 1890, pero con la tecnología moderna de hoy en día", comenta Lopéz Mena mientras entra al astillero donde lo único que se visualiza es una enorme construcción gris. Por dentro contiene un camarote principal de gran tamaño, tres camarotes para invitados, cada uno con baño privado, y una sala de estar y comer. En el otro extremo del velero hay dos camarotes más pequeños para la tripulación y una cocina, además de una lavandería y un espacio para guardar artículos. Se estima que ocho personas tendrán lugar para disfrutar del Doña Francisca, más la tripulación, que serían entre cinco y siete personas.
En tanto, el mercado interno de los tallships (tall, en inglés, alto; por el tamaño de sus mástiles), no es abundante aún. Sin embargo, ya hay encargues firmes desde Europa y Estados Unidos. Secondo argumenta que se convertirá en una industria formidable ya que, rápidamente, aparecieron pedidos de diferentes partes del mundo. Asimismo, hay conversaciones en conjunto con el astillero de la Armada Nacional para la construcción del próximo Capitán Miranda ya que el actual es arcaico y fabricado de madera.
La idea de construir un velero de este tipo surgió de la pasión de López Mena por los barcos. "Desde chico construía veleros, este sería el más importante. Mi idea es aprovechar mi hobby para realizar un nuevo emprendimiento en Uruguay, desarrollar una nueva industria", comenta el empresario argentino. Además manifiesta, para un futuro, la construcción de un astillero aún más grande para desarrollar la carrera de ingeniero naval. Un lugar donde los futuros interesados puedan, además de estudiar, trabajar y adquirir experiencia.
La inauguración de Doña Francisca se prevé para julio del año que viene, según como estima el ingeniero Gobbie Benelli.
Este velero de gran porte forma parte de un emprendimiento ecológico que está desarrollando Buquebus por disposición del presidente José Mujica, quien tiene grandes preocupaciones ambientales. Entre los proyectos se destaca un catamarán totalmente ecológico, realizado por la empresa en un astillero de Nueva Zelanda: se espera que esté a disposición en enero o febrero del próximo año1. Además, un ómnibus que se va a introducir en Colonia para realizar tours turísticos, de muestra, que funcionan con energía solar2.
"Todos estos emprendimientos son con un único fin: mejorar el medio ambiente o, por lo menos, no tener un impacto ambiental negativo. Es como una Revolución Verde dentro de la responsabilidad social de la empresa", concluye Secondo.
1 El wavepiercing (perforador de olas) es un enorme barco que se va a incluir a la línea Montevideo-Buenos Aires. La peculiaridad es que posee una planta motriz con dos turbinas que queman gas natural licuado. "Estas turbinas trabajan a temperaturas altísimas, lo que permite una combustión más perfecta aún que la combustión de los motores convencionales ya que no emite gases contaminantes: va a ser una maravilla para el medio ambiente", dijo Secondo. El barco, que tendrá lugar para casi 1000 personas y 200 autos, va a cruzar el Río de la Plata en tan solo dos horas ya que sus turbinas son capaces de generar 50 megavatios; la velocidad superará los 50 nudos (un nudo equivale a, aproximadamente, 1850 metros), es decir que se movería casi a cien kilómetros por hora.
2 Se trata de un ómnibus a prueba que se introducirá en Colonia. Si funciona, se traerán varias unidades para implementar en todas la rutas que realiza Buquebus: Montevideo - Colonia - Punta del Este. Además se establecerían unas plantas para cargar a dichos ómnibus de energía solar, como si fueran dos estaciones de servicios. Es un ómnibus distintivo por su autonomía, es posible recorrer 300 kilómetros sin cargar el original "combustible".