Opinión Nacionalista

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Artículos de opinión por integrantes del Partido Nacional


Vigencia del pensamiento de Hayek

24.Mar.2013

Hernán Bonilla

@Hernan_Bonilla

 

Charla en la Academia Nacional de Economía, con motivo de los 20 años de la desaparición física del Premio Nobel de Economía Friedrich von Hayek

 

Muchas gracias a la Academia por la invitación para hablar sobre Hayek. Me parece que es una buena idea este año en que se conmemora los 20 años de su desaparición física repasar sus ideas que me adelanto a decir, y no va a ser ninguna sorpresa, creo que tienen plena vigencia.

Yo me declaro liberal y liberal hayekano en particular, amén de algunas discrepancias con parte de su pensamiento.

La vida de Hayek es una vida muy extensa que abarca un período de tiempo muy grande: nace en 1899 y muere en 1992. Prácticamente vio todo el siglo XX. Lo que le permitió ver nacer y morir a sus grandes enemigos, la revolución soviética, el comunismo, del que dio razones de sobra para explicar su caída y creo que el keynesianismo también fue derrotado. Después, como siempre en economía, las modas ideológicas van y vienen.

Primero gana Keynes, después gana Hayek. The Economist hace un tiempo publicó un artículo que decía: el segundo cuarto del siglo XX fue de Keynes, pero el tercer cuarto del siglo XX fue de Hayek. El revival liberal que hay en el tercer cuarto del siglo XX es fundamentalmente obra de Hayek, aunque también merece ser destacado Milton  Friedman.

También este año se le hizo a Friedman un homenaje muy merecido por cierto. Pero creo que la visión de Hayek del liberalismo es mucho más profunda, más filosófica y va más al hueso del asunto que la de Friedman, que creo es enormemente valiosa en la batalla de de las ideas pero Hayek puede convencer más allá de los argumentos de que el mercado es más eficiente que el Estado.

Hayek trató una cantidad enorme de temas, por lo que hay que elegir algunos. Habló sobre historia: hizo una reivindicación interesante de la Revolución Industrial que muchas veces es vista con un sesgo excesivamente negativo cuando en realidad mejoró las condiciones de vida de la humanidad y de Inglaterra en particular.

Sobre economía, los primeros trabajos del ciclo económico son los que le valieron el Premio Nobel de Economía. Sobre temas como la neurociencia, y sobre la percepción, dicen que hizo aportes importantes en ese tema, que naturalmente escapan a mi apreciación.

Sobre el derecho, la ley y la justicia, hizo aportes verdaderamente iluminadores y esenciales. En definitiva, ha sido una persona verdaderamente erudita en un montón de áreas del conocimiento.

Hay una frase de Hayek que dice “un economista que solo sabe de economía no puede ser un buen economista”. En ese sentido Hayek cumplía la premisa, era un hombre de una cultura general impresionante y por eso también su trabajo a veces recuerda a los grandes clásicos del liberalismo. Cuando se lee a Hayek se tiene la percepción de estar leyendo lo que puede haber sido un Locke o un Hume.

La obra de Hayek tiene etapas. La primera se centra en los temas económicos y después va derivando hacia la filosofía política e incluso a la filosofía propiamente dicha. Las primeras obras tienen que ver sobre todo con los ciclos económicos, y creo que la escuela austríaca, tanto con Hayek como con Mises, tiene la mejor explicación de los ciclos económicos.

Después va yendo hacia más la parte de filosofía política, con “Camino hacia la servidumbre”, su libro más célebre, ya marca un hito. Luego lo profundiza, en “Los Fundamentos de la libertad”, después “Derecho, legislación y libertad”, y su último libro que es una síntesis de toda su obra “La fatal arrogancia”. En ellos se enfoca directamente en la filosofía política y las razones para defender la existencia de un orden social liberal.

Se lo ubica en distintas escuelas del pensamiento. Los economistas lo ubicamos en la escuela austríaca, que viene de Mises, von Bawerk. Otros lo ponen en la tradición liberal inglesa, siguiendo más a los autores clásicos del liberalismo de Adam Smith en  adelante. También lo asocian a la Ilustración Escocesa y todo el descubrimiento de la libertad que surge en esas obras. De todas maneras es un tema de clasificación, Hayek recibió influencia de las tres y él hace, a su forma, su propia síntesis.

Hay una distinción que me parece importante porque tiene actualidad: Hayek tenía problemas para definir al liberalismo porque él decía que la palabra “liberal” ha perdido sentido. Él se definía como un liberal clásico porque tenía problemas con identificarse con lo que en el siglo XX se llamaba “liberales”, notoriamente en Estados Unidos, donde los liberales son de izquierda o progresistas, y lo que nosotros llamaríamos liberales no sabemos muy bien si son los conservadores o los libertarios, ahí hay una mezcla difícil de desentrañar. Incluso el partido liberal inglés, de las primeras décadas del siglo XX ya no era liberal. Hayek tuvo una polémica con los candidatos del Partido Liberal inglés, en la época en que estuvo en London School of Economics, en que llegó a escribir en la prensa: “si usted es liberal no vote no vote los liberales”. De hecho el que sí votaba a los liberales era Keynes, con lo que está claro que no era el mismo liberalismo que el que defendía Hayek.

Marcaba la diferencia entre el liberalismo inglés centrado en la defensa del estado de derecho y los derechos individuales en particular, y el liberalismo francés que ponía el énfasis en la democracia y la voluntad general, en aquello de Rousseau que si uno participaba en la formación de la voluntad general a aguantarse con lo que defina la voluntad general. Hayek pensaba que el liberalismo era más que eso: hay derechos individuales que deben preservarse más allá de las decisiones de la mayoría.

Esto es algo de plena vigencia, hay derechos naturales del ser humano que deberían estar más allá de las decisiones de la mayoría, porque si no entramos en un terreno peligroso para las libertades.

Otro tema importante es sobre el papel de la tradición. Él rechazaba el esquema izquierda-derecha, pensaba que si vamos a armar un esquema ideológico habría que definir tres categorías: liberales, socialistas y conservadores. En este caso se ubicaba dentro de los liberales.

Marcaba la forma de identificar estas posiciones a través de las posiciones que mantenían cada uno de éstos sobre la tradición.

Decía que los socialistas son lo que piensan que la tradición no importa, aquello de Voltaire de que si se quiere hacer buenas leyes hay que tirar las que hay y hacer  nuevas. Eso notoriamente fue un error, todos los intentos de revolución social en base a descartar el orden vigente para instaurar uno nuevo, terminaron en desastre, Stalin, Mao, y tantos otros lo demuestran.

Los conservadores, decía que son lo que toman la tradición como algo que tiene valor en sí mismo y debe preservarse más allá de toda razón. Hayek estaba contra el racionalismo constructivista que lleva a la ingeniería social pero obviamente no en contra de la razón, no era un pensador irracional. Él decía: la tradición importa, importa cómo la sociedad fue resolviendo sus problemas a lo largo del tiempo, nos dice qué soluciones fueron encontrando y cuáles fueron las mejores y hay distintas sociedades que ensayaron distintos caminos y a algunas les fue mejor y a otras peor. Notoriamente le fue mejor a Inglaterra que a la Unión Soviética. Entonces, la tradición es importante pero tampoco es inmutable, la tradición se va transformando.

Hay dos ideas de Hayek que me gustaría destacar: una vinculada al tema del orden espontáneo, que es aquel que las sociedades van construyendo. Hayek usa la frase de Hutcheson de que la historia es producto“de la acción pero no del designio de los hombres”. Las instituciones que los seres humanos nos vamos dando es producto de la experiencia histórica, no de la imaginación o de la creatividad de los legisladores o de los ingenieros sociales.

Esto es de una importancia particular, nosotros muchas veces vemos los problemas de la sociedad a través de una óptica casi trival. Sería algo así que como nos conocemos vemos como nos arreglamos, nos repartimos las cosas en forma nominal. Eso no funciona en una gran sociedad o una sociedad abierta sino que tiene que haber determinadas normas o un Estado de Derecho, que nos asegure un determinado marco para la libertad del ser humano. Pero eso no nos asegura cuáles van a ser los fines. La forma de como luego se va a ir evolucionando es incierta y eso genera cierto temor.

Notoriamente eso es lo que explotan los pensadores socialistas: ellos pueden decir cuáles son los fines y hacia dónde va la sociedad. La posición de Hayek es mucho más humilde, él dice: yo no sé para dónde va la sociedad pero tengamos determinadas normas que son las que nos van a asegurar que los proyectos de vida individuales sean respetados” En otros términos es ver a los seres humanos como fines en sí mismos y no como medios, que no es una diferencia trivial y que sigue teniendo plena vigencia.

El otro tema es la dispersión del conocimiento como fundamento del por qué el mercado funciona mejor que el Estado. Nadie conoce mejor que sí mismo su situación particular, cuál es el aporte que puede hacer a la sociedad y qué es lo mejor que puede hacer. Ningún comité, burócrata o político puede saber mejor que cada persona  que hace mejor, porque la información que puede manejar ese comité es infinitamente menor que la información dispersa de cada persona, que utiliza el mercado y por tanto  sigue estando vigente la idea que viene al menos desde los fisiócratas de que existe cierta armonía social, la mano invisible de Adam Smith, que conduce a resultados socialmente deseables.

Hay cierta armonía social cuando las personas bajo el imperio de la ley siguen sus propios fines, que lleva también a lo mejor para la sociedad.

Otro tema fundamental es comprender que la libertad es una sola: y no andarla seccionando en  libertad económica y libertad política. En realidad, no hay libertad política sin libertad económica. Si las personas no pueden disponer de sus recursos no va a haber prensa libre, no tienen independencia moral para ejercer ni siquiera el voto.

Me parece un grosero error andar separando entre libertades. Hay un libro de este año de dos economistas muy importantes, Daron Acemoglu y James A. Robinson que se llama ¿Por qué fracasan las naciones? que rescata de forma muy contundente este concepto, con decenas de ejemplos históricos de cómo la libertad económica y la libertad política van de la mano y las sociedades que funcionan son aquellas donde prima la libertad política y la libertad económica. No una de las dos.

Una nota sobre la crítica de partida del pensamiento hayekiano. Me parece que es un defecto de utilizar los argumentos del derecho natural. Pero eso no invalida la construcción posterior. Es más completa la explicación de los filósofos que parten del reconocimiento de los derechos naturales, pero creo que las conclusiones de Hayek son esencialmente correctas a pesar de eso.

Para redondear, creo que las ideas de Hayek tienen plena vigencia. Creo que la gran lucha hoy en el Uruguay y en el mundo también es, como en todas las épocas, por la Libertad. La libertad que es atacada por distintas ideologías, que hoy no son tan burdas como en el pasado fueron el nazismo o el comunismo, pero sigue estando en riesgo. Vemos todos los días como se la cercena permanentemente, por lo que, más allá de matices, defender la libertad de la forma que lo hacía Hayek, los derechos de las personas, las libertades individuales, y hacerlo sin vergüenza, sin tener miedo a que nos llamen liberales, neoliberales, o defensores del capitalismo salvaje, lo que no tiene mucho sentido.

Pero vale la pena dar la batalla en las aulas, en la prensa, en todos lados, porque las ideas que terminan ganando esas batallas son las que terminan imponiéndose también políticamente. Creo que hay que dar esa batalla y no la podemos dar por perdida, porque en eso se nos van aspectos centrales para nuestras vidas y la de nuestra sociedad.