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Así lo veo yo

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Columna de Ana Jerozolimski

Sobre el autor

Uruguaya, radicada en Jerusalem desde 1979. Redactora Responsable de "Semanario Hebreo".

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La saga Netanyahu: discusión pública, no legal.

14.Feb.2018


"Debo decir que hay razones para temer que un Primer Ministro que está hasta el cuello bajo investigaciones, no tiene mandato moral y público para determinar decisiones claves para el destino de Israel. Es justificado temer que tome decisiones de acuerdo a su interés personal de sobrevivir políticamente y no en base al interés nacional".
Esta frase no la dijo ahora un político opositor al Primer Ministro Benjamin Netanyahu . La dijo el propio Netanyahu el 13 de diciembre del 2008 cuando era el jefe de la oposición, en relación al entonces Primer Ministro Ehud Olmert, en una entrevista concedida al canal 2 de la televisión israelí.
Y en aquel momento, la situación de Olmert era mucho menos grave que la actual de Netanyahu. En aquel entonces, Olmert aún estaba siendo investigado y no había por ende todavía un resumen de la policía respecto a si esa investigación podría conducir a un juicio, mientras que respecto a Netanyahu, la policía ya publicó este martes por la noche su resumen de las investigaciones, recomendando explícitamente imputarlo por soborno, fraude y abuso de confianza.
Cabe aclarar que en el sistema legal israelí, las recomendaciones policiales no pueden determinar indefectiblemente que realmente será imputado. Es el asesor jurídico del gobierno quien decide-en base por cierto a todo el material de la investigación- si presenta o no un acta de acusación y abre juicio.
Varios políticos, del partido Likud de Netanyahu y sus socios de coalición, reaccionaron airados ante los llamados desde la oposición a Netanyahu pidiendo que dimita. Aclararon que "Israel es un país de Derecho y por ley, no tiene ninguna obligación de hacerlo, es inocente hasta que se demuestre lo contrario".
Es cierto. De acuerdo a la ley en Israel, un Primer Ministro debe ineludiblemente dimitir recién cuando es hallado culpable en juicio por un crimen de turpitud moral y cuando se trata ya de su proclamación como tal en última instancia, o sea ni siquiera en una etapa previa en la que aún tiene derecho a apelar. En otras palabras, desde un punto de vista legal, está lejos del momento en que tenga obligación de dimitir o pueda ser defenestrado por el Parlamento, por una mayoría especial de 61 diputados de los 120.
Pero la discusión en este momento, no es jurídica sino pública.
El propio Netanyahu, en su primera reacción ante cámaras tras la publicación de las recomendaciones de la policía en su contra, comenzó recordando determinados capítulos de su biografía que bastarían para justificar una dimisión. Si no ahora, al menos sí apenas el asesor jurídico del gobierno decida imputarlo, si es que lo hace.
Recordó su participación, como oficial en una unidad de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel, en la lucha anti terrorista. Recordó la lucha diplomática como embajador de Israel ante las Naciones Unidas, llevando, según comentó, la verdad de Israel al mundo. Destacó la enorme responsabilidad que carga sobre sus hombros quien ocupa el cargo de Primer Ministro de Israel, por los constantes desafíos de seguridad, y recordó cuántas veces suena el "teléfono rojo", o sea cuántas veces llegan esas llamadas urgentes que requieren una atención responsable, centrada, en un país tan amenazado como Israel.
Tiene razón. Son pocos los países del mundo que lidian con tantos desafíos diariamente. Precisamente por eso, quien está al frente, junto al teléfono rojo y en el punto neurálgico de toma de decisiones claves, debe tener la cabeza y la agenda absolutamente limpias para dedicarse a ello . No puede estar pendiente también de juicios, sospechas e investigaciones. Aunque sea inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Unos meses antes de la entrevista citada al comienzo de esta nota, el 22 de mayo del 2008, en una reunión de su partido Likud, el entonces jefe de oposición Netanyahu ya se había pronunciado sobre la situación de Olmert, dando a entender que pasos políticos que estaba dando, estaban motivados en realidad por las investigaciones de las que era objeto. "El Primer Ministro, inmerso hasta el cuello en investigaciones, no tiene mandato público para conducir negociaciones claves para el futuro del Estado de Israel. El proceso de paz no puede servir de refugio a un político en aprietos. La mayor parte del público comprende que el Primer Ministro aceleró las conversaciones con Siria y eligió el momento exacto para publicarlas, a fin de desviar la atención de la investigación de la que es objeto", declaró.
Así como Netanyahu criticó en aquel momento a Olmert por contactos políticos con Siria, poniendo en tela de juicio la motivación verdadera detrás de ellos, sus críticos pueden dar a entender hoy lo mismo en otros temas, sean de paz o de guerra.
Consideramos que Netanyahu fue siempre cauteloso y responsable en términos de su política de seguridad y supo no lanzarse a aventuras , frenando a otros miembros de la coalición que exigían mano dura en situaciones que podrían haberse ido de las manos peligrosamente. Pero no se debe correr el más mínimo riesgo de que en situaciones que pueden ser de vida o muerte, el Primer Ministro tome una decisión equivocada.
Dejamos fuera de este análisis el terrible significado del crimen de soborno por parte de un Primer Ministro, recordando que debería aún ser demostrado en un juicio. Pero no podemos terminar estas líneas sin detenernos en el problema de los valores, de las normas alteradas ya confirmadas, aún antes de saberse si habrá o no juicio y si se determinará que hubo aquí soborno. Ya está confirmado de modo muy claro, y de hecho Netanyahu no lo desmiente sino que lo interpreta distinto que la policía, que durante años, él y su esposa recibieron regalos por un monto total de aproximadamente 300 mil dólares, de dos magnates: whisky, cigarros, joyas. No es un comportamiento digno. No se recibe regalos así de amigos, seguro no en forma inocente cuando uno es Primer Ministro. No es lo normal.
Este miércoles, el día después de la publicación de las recomendaciones policiales, sólo uno de los socios de la coalición de gobierno, el Ministro de Educación Naftali Bennet, osó, además de aclarar que no exige ahora a Netanyahu dimitir , también criticarlo.
" El Primer Ministro de Israel tiene otra misión: servir de ejemplo a todo el público israelí y especialmente a los jóvenes", declaró. "Como Ben Gurion, que se mudó al Neguev y dijo ´síganme´. Como Beguin y Shamir por sus estilos de vida. El Primer Ministro no debe ser perfecto ni vivir en forma exageradamente modesta, pero sí debe ser alguien a quien la gente pueda mirar y decir : ´así hay que actuar´". Y agregó: "Cuando yo estaba en el curso de oficiales, recuerdo que había sobre la pared un versículo bíblico que decía: ´me observarás y harás lo mismo´. Recibir regalos por altas sumas de dinero durante un largo período de tiempo, no es vivir según ese estándar".
Todo esto ya ha causado un gran daño al país. Netanyahu, airado, ha acusado a todos los involucrados en sus investigaciones. Atacó duramente a la policía y al propio Inspector General al que él mismo había nombrado, dando a entender o diciendo explícitamente que no actuaron en forma honesta . Con esos ataques, preparó el terreno para el momento en que fueran presentadas las recomendaciones policiales, para quitarles legitimidad a ojos de la ciudadanía.
Con eso bastaría para exigirle renunciar.
Dentro de todas estas sombras, buscamos algo de luz. Y la hallamos en el hecho que en Israel, el Primer Ministro no está por sobre la ley.