Joaquín DHoldan: Escritor y Dramaturgo de la Villa del Cerro radicado en Sevilla.
Twitter: @joadoldan
Escucho el disco "Autoterapia" de los madrileños Izal. Los conocí en 2012, cuando ya tenían un par de años de hacer música juntos, de forma independiente y autoeditada. Ahora son un grupo masivo, esas cosas suceden. Algo que parece hecho para pocos, se difunde y se transforma en algo de muchos. Y eso sin cambiar un ápice de su propuesta. Siendo lo que son. Alejándose de lo "comercial", o visto de otra forma, demostrándole a "lo comercial" que es posible hacer algo de calidad y ser multitudinario. Quizás no sea cierto que a la mayoría le guste consumir basura.
Entiendo que es difícil creerlo. Los números engañan. A veces cuando cruzo a Uruguay miro desde el avión, imagino que la gente está en sus casas mirando tele. Cuando va por Argentina pienso que es posible que estén mirando a Tinelli. A veces creo ver al tipo en el sofá medio dormido, tratando de pensar en otra cosa. Veo a un niño sentado en la azotea mirando pasar el avión y especulando con el destino del mismo. Seguro que lo imagino porque yo era ese niño. En mi casa estaban mirando la tele y yo subía la azotea a mirar para arriba, cuando pasaba un avión creía ver a un pasajero viendo la luz de mi casa, y la luz del faro del Cerro. Me preguntaba que pensaría el tipo al ver las casas al lado de la bahía, o como se vería la refinería de ANCAP, o si llegaba a distinguir que había un niño mirando hacia arriba.
En ambos casos pensaba- pienso- en los extraños caminos que te llevan a estar en un punto u otro de una perspectiva, y en si es posible apreciar cuando esta cambia, sobre todo cuando pasaron 40 años. Muchas veces, en estos años, creí que me gustaban cosas que no le gustaban a nadie. Lejos de sentirme especial o diferente, eso me hacía sentir solo.
La música te hace estar distinto. Tiene ese poder. Ayuda a viajar en el tiempo. A dar mensajes. A recordar. Los dueños del mundo y sus medios de comunicación le tienen miedo a la música, por eso pasan artistas y canciones que no son música, (son ritmos pegadizos con letras inocuas). Parece casual pero no lo es. Alguien muy poderoso le tiene miedo a la música y su poder transformador.
Revelémonos escuchando música, hagamos temblar a los tiranos de mal gusto.