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Sobre el autor

Periodista, integrante del sector frenteamplista Banderas de Líber. Para que puedan consultarse, entre las columnas anteriores se encontrará algunas de la columna de Banderas de Líber, aunque sólo algunas fueron escritas por él.

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Bergara presidente

17.Oct.2018

    El lanzamiento de la candidatura de Mario Bergara a la Presidencia de la República, casi sin sectores detrás, y la agitación que produjo en medios y redes sociales, debe ser saludado.

    Un espacio renovador
    ¿Qué es lo que el frenteamplismo estaba pidiendo a gritos? Que surgiera un espacio nuevo y confiable que pateara un poco el tablero y sacudiera un poco a las estructuras sectoriales muchas de las cuales se han resecado hasta conformarse básicamente por un puñado de funcionarios y secretarios.
    Hoy, Bergara representa eso. Y por eso que provoca el entusiasmo de tantos; de frenteamplistas y de personas que lo habían votado pero ya no declaraban que iban a votar al Frente Amplio.
    Un espacio que es definido como seregnista, aunque Bergara mismo alerta contra la posibilidad de aplicar el "seregnómetro" a los demás; volveremos a eso. Pero es claro que hay distintas sensibilidades en el Frente Amplio y que la de Seregni no resultó mayoritaria; por eso tuvo que renunciar.
    El seregnismo implica una serie de valores como el desprendimiento, el coraje y la concepción de la política como un servicio militante, no una carrera personal. En eso y su sentimiento del honor, radicaba la reconocida ética de Seregni; no sólo en que no robaba. También implica la voluntad de llegar a acuerdos y de actuar siempre sintiendo la responsabilidad de pensar siempre en la mañana siguiente, en el futuro del país y de su gente.
    Eso representa Bergara para buena parte del potencial electorado del Frente Amplio y por eso su candidatura despierta entusiasmos que no vemos entre quienes apoyan otras.
    Cuando en el Frente Amplio hay que negociar la composición de comisiones que irán a negociar las eventuales resoluciones sobre casos ya laudados por el Tribunal de Conducta Política, y otros prefieren que el Plenario no los resuelva nunca, la claridad de Bergara resulta "un bálsamo" y "una esperanza renovada", expresiones que se han leído en las redes electrónicas. Más, cuando todos conocen acomodos y cosas extrañas en todos los niveles, llegando a los de barrio. Cuando decenas de casos probados ni siquiera merecieron una opinión del Tribunal de Conducta.
    Y también cuando ante las dificultades se oye proponer renegar del camino y salir para otro lado, en lugar de cambiar algunas herramientas por otras que, basado en lo hecho, tengan más eficacia ante nuevas realidades, sino.

    Bergara y la agenda pública
    Fuera o no colaborador de Seregni, Bergara es mucho más que uno del equipo en los gobiernos del Frente. Y por eso, parece ser quien promete ser mejor presidente de todos los uruguayos.
    Un economista uruguayo radicado en Estados Unidos escribió hace unos años en su blog que dos libres le habían volado la cabeza. Uno era Las reglas de juego en Uruguay. En 2003, cuando todos estaban debatiendo cómo había sucedido la gran debacle, Bergara con un flamante doctorado escribió con algunas colaboraciones ese libro que pareció fuera de tema. ¿Cómo funcionan las instituciones en Uruguay y cómo incide eso en cómo funciona toda la economía uruguaya?
    Por instituciones, los economistas comprenden a las organizaciones, las leyes y las costumbres, los mercados. Es decir, las reglas del juego en que se moverán los agentes económicos. Especialista en incentivos, Bergara entendió que muchas de esas reglas escritas o no estimulan comportamientos indeseables e improductivos. Estudió la regulación de los servicios públicos, de la competencia, los tributos y la bancarrota entre otros temas.
    Para entender el problema: quince años antes Martín Rama había relevado dos mil leyes, decretos y resoluciones entre 1925 y 1983 que mencionan a una empresa, solo en materia de comercio exterior brindando beneficios de barreras arancelarias, tipos de cambio especial, reintegros, etc. Unas tres por mes. A eso suma otras tantas resoluciones que no mencionaban a una empresa pero por su redacción parecían hechas para favorecer a alguien. En Uruguay no convenía ser competitivo o explorar mercados; el incentivo era a conseguir el decreto propio. Los esfuerzos eran siempre a muy corto plazo, perjudicando incluso el desarrollo de los sectores que representaban. Algo que hoy vuelve a verse con algunos reclamos de cámaras empresariales.
    Al asumir Tabaré Vázquez, con Danilo Astori como ministro, Bergara se dedicó a implementar esta agenda de reformas, no sólo a gestionar las urgencias. Hay que mencionar a Fernando Lorenzo que aportó otro tanto. El Frente Amplio pudo implementar esa serie de reformas, por su apoyo político y porque no tenía deudas con las elites tradicionales.
    Es así que, seguramente con aporte de muchos expertos, sale la ley de quiebras y la de competencia, que eran dos aspectos en que los empresarios podían no cumplir un papel productivo. No son de autoría exclusiva de Bergara otras reformas, como la impositiva, la del presupuesto, las relaciones laborales, la salud, en vivienda que partía de un BHU fundido, la Ley Orgánica del Banco Central y la regulación del sistema financiero, la Aduana, la creación de la ANII, el sistema de promoción de inversiones y otras.
    Pero en muchas tuvo que ver y todas tuvieron la impronta de su visión institucionalista.
El resultado fue que en Uruguay pasó a convenir ser un emprendedor; incorporar tecnología, partir de las necesidades del cliente, competir en precios y calidad. Convenía menos tratar de obtener rentas del Estado mediante algun decreto ventajoso. Y eso es el meollo del milagro de que un partido que dice reprsentar a los trabajadores haya podido hacer crecer a un país en el que habían fracasado los partidos que representan a las elites.
    En 2015, también junto a colaboradores, escribió otro libro en que se hace un balance de las reformas y se señala las cosas que quedan pendientes.

    Bergara y Seregni
    Bergara no pretende ser el único seregnista. Hubiera preferido estar acompañado de otros que eligieron otras opciones. Pero no es por capricho que la gente lo asocia con el general. mencionamos tres hechos.
    Primero: Luego de renunciar a la Presidencia, Seregni fundó un instituto al que puso de nombre 1815, en la que se dedicó a trabajar por el futuro alentando el pensamiento y los acuerdos en políticas de Estado, por ejemplo en temas como la energía. Bergara integró la dirección del Instituto, se reunió semanalmente con Seregni para planear las actividades, intervino regularmente en las charlas que se daban los martes y fue organizador de los seminarios de repercusión pública y política. Es decir, trabajó muy junto a Seregni en los últimos años de su vida, física e intelectualmente.
    Segundo: Cuando la familia de Seregni, la Fundación Líber Seregni y editoriales decidieron encomendar al historiador Gerardo Caetano la publicación de varios tomos con sus discursos, escritos y entrevistas, se decidió que cada tomo fuera presentado por una personalidad. Ellas fueron los presidentes Tabaré Vázquez, Lula y Ricardo Lagos, y los presidentes del Frente Amplio Mónica Xavier y Javier Miranda. Pero el prólogo del cuarto tomo pareció natural encomendárselo a Mario Bergara.
    Tercero: En el Frente Amplio el presidente nombra a los presidentes de las comisiones, que además están integradas por delegados de los sectores. Para coordinar, Seregni se reunía regularmente con sus delegados, en lo que era una especie de "partido de Seregni". Eso formó una gran cohesión. De hecho, este grupo de "hombres de Seregni", como Alberto Rosselli, trabajó en la 1815 y luego de la muerte del primer presidente del Frente Amplio, siguió reuniéndose en lo que se conoció como Grupo Carpinteía por el local donde se juntaba. Hoy, todos ellos, al menos hasta donde sé, incluyendo a María Elena Fernández, secretaria de Seregni, están apoyando a la candidatura de Bergara.