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Ope Pasquet

Ope Pasquet

Columna de opinión

Sobre el autor

Abogado. Diputado por el Partido Colorado.

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Un “trancazo” que no se debe permitir

25.Mar.2016

El más antiguo y numeroso de los sindicatos del taxi, el SUATT (hay otro, llamado Mutual del Taxi, formado en el 2013), anuncia desde hace días que el próximo domingo 27, domingo de Pascua, producirá un "trancazo" (sic) en la zona de Tres Cruces, para expresar su protesta ante los recientes asesinatos de dos taximetristas.


El anuncio es inquietante, obviamente, porque el domingo llegarán a la Terminal de Tres Cruces o partirán de allí miles de viajeros, que al cabo del asueto de Turismo regresan a sus hogares. Si los taxis no solo no trabajan normalmente, sino que además se proponen enlentecer el tránsito en ese punto neurálgico del transporte interdepartamental e internacional, el resultado puede ser llegar a ser caótico. Algunas personas perderán su ómnibus por no llegar a tiempo a abordarlo. Otras, las que regresen a Montevideo, tendrán grandes dificultades para salir de Tres Cruces y volver a su domicilio. En una situación así, no es difícil que se produzcan incidentes. Lo que debería ser un tranquilo final de vacaciones, puede convertirse en una experiencia sumamente desagradable e incómoda para miles de personas.


Todos entendemos que el motivo de la protesta de los taximetristas es grave y serio. Dos compañeros de trabajo muertos por acciones criminales en el curso de pocos días son un cimbronazo para cualquier sindicato y para cualquier colectivo. El impacto de los hechos es especialmente fuerte, porque se suma al producido por otros hechos similares ocurridos el año anterior, y el anterior, y el anterior...La cantidad de homicidios que se cometen en el Uruguay no para de aumentar, y los choferes de taxi aparecen con frecuencia entre las víctimas; es natural y comprensible que protesten. Como dijo uno de ellos en televisión, hace unos días, visiblemente emocionado: "todos queremos llegar a nuestras casas".


La protesta es justificada y los taximetristas tienen derecho a hacer más paros, además de los que ya han hecho, aunque de esa manera no consigan nada, salvo dejar de a pie a cientos o acaso miles de personas que ninguna responsabilidad tienen por lo sucedido, ni pueden hacer nada para evitar que en el futuro haya que lamentar nuevas víctimas de la delincuencia.


Pero una cosa es no trabajar y otra, muy distinta, es producir deliberadamente un "trancazo", como los propios dirigentes del SUATT lo llaman. A esto los taximetristas no tienen derecho, por aquello de que "el derecho de cada uno termina allí donde empieza el derecho de los demás". Los pasajeros que a Tres Cruces lleguen o desde allí partan el domingo, tienen derecho a hacerlo sin que nadie coarte su libertad ambulatoria, su libertad de ir y venir, aunque sea a pie y cargando niños pequeños, bolsos y valijas. Que los taxis no quieran transportarlos es una cosa, pero que les impidan o les dificulten transportarse por sus propios medios es otra, muy distinta.


Después de los anuncios iniciales algún dirigente del taxi pretendió relativizarlos, diciendo que solamente van a enlentecer el tránsito vehicular pero no a impedirlo. Lamentablemente, esto no es suficiente. Más allá de que no ha de ser sencillo graduar la efectiva aplicación de una medida como la anunciada, aunque haya real voluntad de hacerlo, lo decisivo es que la medida misma es ilegítima. El SUATT no tiene derecho a impedirles a otros que circulen libremente por las calles de la ciudad, ni a demorarlos media hora, ni diez minutos, ni uno solo siquiera.


Lo que ocurra el domingo no debe quedar librado a la voluntad del sindicato del taxi. Las autoridades no pueden hacerse las distraídas, porque el anuncio del SUATT fue público, reiterado y formulado con varios días de anticipación. Ante todo habrá que dialogar, para convencer a los taximetristas de que expresen su legítima protesta de otra manera. Y si el diálogo no da resultado positivo, el Ministerio del Interior y la Intendencia de Montevideo tendrán que actuar para garantizar efectivamente el orden público y la libertad ambulatoria de quienes el domingo lleguen a Tres Cruces o partan de allí.


Ahora que se terminaron los piquetes en Buenos Aires, no hay por qué admitirlos en Montevideo.