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Así lo veo yo

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Columna de Ana Jerozolimski

Sobre el autor

Uruguaya, radicada en Jerusalem desde 1979. Redactora Responsable de "Semanario Hebreo".

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TAN LEJOS DE LA ALEGRÍA DE LOLA MOREIRA

21.Jul.2016

Cuando a la joven deportista uruguaya Lola Moreira le avisaron que será la abanderada que llevará el pabellón patrio al frente de la delegación celeste en los Juegos Olímpicos de Río, sentía que la felicidad no le cabía en el cuerpo. "No puedo más de felicidad y alegría", dijo comprensiblemente la joven sanducera, agregando con gracia que se enteró por su madre y hermana "que andaban a los gritos en casa" al recibir la noticia.
Así lo leímos hoy en este portal, en una nota de la sección deportiva bajo el lindo título "Su lucir, su lucir", que enseguida nos hace cantar aunque sea en nuestro fuero íntimo la hermosa canción que todos aprendimos en la escuela "Mi bandera"...y nada mejor que una foto de Dolores junto al Presidente de la República entregándole una caja con la bandera bien doblada, pronta justamente para lucirse en Río.
Vemos la frescura en el rostro de nuestra compatriota y nos preguntamos , un tanto ingenuamente, por qué cuando el mundo se apronta a una demostración de destrezas, de orgullo nacional de cada una de las delegaciones y de aspiraciones personales de los deportistas más destacados, al mismo tiempo hay quienes no tienen más remedio que abocarse a otros preparativos: un impresionante despliegue de seguridad destinado a garantizar que todo transcurra bien y que nadie logre arruinar la fiesta en nombre de extremismos que sólo buscan matar.
Ineludiblemente, pensamos en el comunicado divulgado días atrás por un grupo brasileño denominado "Ansar al-Kilafah Brazil" que informó acerca de su adhesión a Abu Bakr el-Baghdadi, el jefe de los salvajes psicópatas del Estado Islámico, que hace dos años y un mes se autoproclamó Califa.
Es la primera adhesión de un grupo extremista latinoamericano a dicha organización extremista. Y a los efectos de eventuales desafíos de seguridad, no importa mucho si realmente son parte formal de la organización o simplemente actúan inspirados en su espíritu de sangre y muerte.
El resultado es igualmente letal.

Y pensamos cuán lejos está la alegría de Dolores de lo que motiva a estos radicales que están enloqueciendo al mundo. Son dos polos opuestos : unos por la vida, por el esfuerzo positivo y los logros ganados con trabajo y dedicación, y otros por la muerte, por la destrucción. Es, no tenemos duda, una lucha entre la luz y la oscuridad.
Y lo tenemos bien claro ahora, a pocos días de conmemorar el vigésimo segundo aniversario del atentado terrorista contra la AMIA en Buenos Aires. Y la falta de justicia. La impunidad.

Y al recordar a esos 85 muertos, podemos recordar a los más de 260 muertos en Kenya y Tanzania el 7 de agosto de 1998 cuando Al Qaeda detonó casi simultáneamente una serie de bombas en las embajadas de Estados Unidos , matando a 12 norteamericanos y todo el resto, civiles africanos locales. La mayoría, claro, musulmanes.
Y podemos recordar a los aproximadamente 3.000 muertos del 11 de setiembre del 2001 en Estados Unidos. A los 35 muertos del 12 de mayo del 2003 en unas explosiones en Arabia Saudita , la mayoría árabes locales. Y a los más de 190 muertos el 11 de marzo del 2004 en la estación de trenes Atocha en España. Y los 56 muertos en el subte londinense en el 2005.Y a las más de 160 muertos en Mumbai, india. Y pensar en los muertos que habría cobrado en el 2010 la planeada y frustrada explosión de un coche bomba en el Times Square de Nueva York.

Y tantos y tantos más...
El flagelo no comenzó con el Estado Islámico , aunque es tal la crueldad cada vez más sofisticada con que actúa, que casi hace olvidar lo que le antecedió.
Con diferentes matices y tácticas, la enorme mayoría de los atentados terroristas de las últimas décadas, tienen el común denominador del extremismo fundamentalista islámico, que alega hablar en nombre de Alá , se cree con derecho a imponer su visión del Islam, y en el camino asesina a los "infieles" de Occidente, pero también, más que nada, a los propios musulmanes .
En Israel y el pueblo judío, eso se comprendió hace tiempo, captándose claramente, además, también la característica antisemita de los terroristas. Pero nada de ésto debe sorprender ahora a quienes parecen estar en el ojo de la tormenta, los pueblos de Europa. En Alemania no debe sorprender un refugiado afgano de 17 años radicalizado en la inspiración del Estado Islámico, que salió a su operativo terrorista armado con cuchillos y un hacha en un tren. Ni en Francia el camión de Niza , la muerte allí de más de 80 personas , entre ellas por lo menos una decena de niños, y todo lo que ya ha pasado en otras partes del país. Ni en Bélgica. Y otros lugares en los que el terrorismo sin duda está esperando el momento justo para actuar.
Se equivocan quienes intentan distinguir entre la agenda de los terroristas cuando atacan a Israel y la que los motiva en Europa o Estados Unidos. También los medios que comprenden sin reparos a quienes "neutralizaron"al afgano en el tren pero ponen en tela de juicio la razón de los israelíes cuando disparan a un terrorista que acuchilló.
Los nombres van cambiando, aunque el más de moda sea "ISIS", o el Estado Islámico. Su forma de actuar, degollando ante las cámaras, es especialmente horripilante, no hay duda. ¿Pero acaso es menos sanguinario poner una bomba en una discoteca? ¿En un ómnibus lleno de pasajeros? ¿Disparar a mansalva dentro de un café? ¿Embestir con un coche-aunque no sea un camión- una multitud de fiesta?

Estamos todos en la misma bolsa cuando de alerta anti terrorista se trata.
El mundo lo va comprendiendo , quizás , lentamente. Lástima el precio tan alto que paga en el proceso.