Se está difundiendo en el norte, con calurosa recepción de público y crítica, la investigación cuyo título tomé para esta columna, presentada por dos analistas ingleses (se puede encontrar en http://www.thinkunthinkable.org/). El trabajo intenta descifrar las causas de las recurrentes fallas en políticas globales y predicciones estratégicas, que se corresponden con las dificultades que exhibe el liderazgo mundial a la hora de evaluar los riesgos políticos y corporativos, asociados a una realidad en vertiginoso cambio, en la que ocurren cosas que un par de años antes nadie hubiera imaginado. La investigación se basa en más de 200 entrevistas en profundidad con los principales empresarios, servidores públicos, militares, y líderes políticos de los países punteros del mundo occidental. (Debo decir que este recurso metodológico y sus vastos desarrollos analíticos, fueron inaugurados hace 30 años en América Latina por Diego Achard, Luis Eduardo González y Manuel Flores Silva, como lo testimonian publicaciones que siguen siendo de referencia en la región; agrego con legítimo orgullo, que a lo largo de estas décadas tuve el honor de trabajar con ellos, mis amigos, en esas lides). La lista de fracasos de la inteligencia (y de los servicios de inteligencia...) que acuñan los ingleses es abrumadora, y puede extenderse sin dificultades hacia atrás y hacia adelante: el trabajo arranca en 2014, de manera que no incluye la implosión de la Unión Soviética, con sus precuelas y secuelas en la caída del muro de Berlín y las satrapías de Europa Oriental, ni las crisis financieras y económicas de los 90 y los 2000; y esta entrega parcial (la investigación sigue su curso) cierra en el temprano 2016, de modo que tampoco incluye Brexit ni Trump, ni mucho menos Le Pen, Frexit, y la consecuente disolución de la Unión Europea (eventos hasta ayer impensables, en los que ahora hay obligación de pensar).
EL SUR TAMBIÉN EXISTE
Los autores de la investigación se concentran en acontecimientos de los países centrales que, de suyo, tienen impactos globales. Porque ese material ya es abundantísimo, y porque lo que pasa en la periferia no sacude al resto del planeta, los eventos no previstos que ocurren en estos países remotos ("las nuevas normalidades", bajo la perspectiva del estudio) no son objeto de atención. (En rigor, el foco del trabajo no son las sorpresas que zarandean al mundo, sino las razones por las que no logran ser anticipadas por las consultoras, los directorios, los analistas, los think tanks, los estados mayores, los gabinetes, los dirigentes, las agencias de espionaje, los periodistas, y cuanta fauna se dedica a observar la realidad). En lo que toca a estas latitudes, y salteándonos la sustancia del informe, resulta más interesante improvisar sobre su sugestivo título, rastreando "anomalías" en el pasado reciente, e imaginándolas en el futuro próximo. Así por ejemplo: ¿quién hubiera pensado hace un par de años que caía Dilma Rousseff? O que Lula estaría en riesgo de prisión, o que Odebrecht estuviera preso. ¿Quién, que haya visto el modo ignominioso en que se incorporó a Venezuela en el Mercosur, hubiera dicho que el compañero Vázquez ahora está listo para firmar la sentencia del compañero Maduro? ¿Quién hubiera pensado que el Frente Amplio una vez en el gobierno no iba a votar comisiones investigadoras? ¿Quién podía imaginar que Sendic no era licenciado? Pero más desafiante todavía es pensar lo impensable para el futuro. Veamos: Mujica preso por coimas en la regasificadora, chantajes en los negocios con Venezuela, conspiración para delinquir en la venta de los aviones de PLUNA y enriquecimiento ilícito por la dispensa tributaria al Paco (amplificado en el plano internacional por el suicidio de Kusturica). Otra: Novick presidente, Salgado ministro de transporte y Javier de Haedo aduanero en el Chuy. Otra: Astori candidato presidencial del F.A. (recuerden que Mujica estaba preso). Otra: el Batllismo recuperando su espacio en el Partido Colorado, y consecuentemente el Partido Colorado recuperando el suyo en el escenario político nacional. Quien no crea posible nada de esto, que lea a los ingleses y vaya aprendiendo a pensar lo impensable.