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Terminamos nuestro recorrido por Treinta y Tres, conocimos su capital, el Río Olimar, La Charqueada, Arrozal 33, Cerro Chato y la belleza de la Quebrada de los Cuervos. Esta es la guía de A la Vuelta para conocer Treinta y Tres.
Antes de contarte cada lugar en detalle, mirá este video corto de nuestro pasaje por el departamento y conocé lo que hay para ver en cada sitio:
Treinta y Tres es una ciudad del interior bastante linda y prolija. Viven pocos habitantes en la capital del departamento, es una de las de menor población y eso se siente: el ruido y el acelere de las grandes ciudades no tiene lugar en la capital olimareña.
Está perfectamente ubicada para hacer base e ir a recorrer los diferentes atractivos que tiene el departamento y poder volver a dormir en la capital. Subimos algunas fotos de la ciudad en este link.
Visitamos el pintoresco Cerro Chato, la triple frontera departamental en donde Florida se besa con Durazno y Treinta y Tres. Allí hay que visitar la plaza 3 de julio y la casa en donde por primera vez votaron las mujeres en toda Sudamérica.
En Cerro Chato también vale la pena ir al salto de agua y sus tres piscinas. La entrada es gratis y en los alrededores andan lagartos enormes e inofensivos que le meten color al lugar. Hay más fotos y relato acá.
Para comer, casi sobre la ruta, está La Lata, el recomendado de A la Vuelta. Si coinciden con el día en el que hay albóndigas con arroz, ni miren el menú. Si charlan con su dueño, Mauricio, les va a contar un poco más lo que significa vivir por esos lares.
Cerro Chato se encuentra a 92 kilómetros del centro de Treinta y Tres.
Volvimos a la capital y nos fuimos para Arrozal 33, un pueblo de tan solo 300 personas en el que se puede apreciar la gigante producción arrocera de nuestro país, conocer gente e historias y disfrutar de los paisajes que nos regalan las plantaciones: cientos de kilómetros de pastos fosforescentes, aves de todo tipo y color y la paz de un pueblo que a la tarde prácticamente muere (eso si no están en zafra, ahí es otro escenario).
Además de conocer el pueblo, pasamos la cuarta navidad fuera de casa de esta manera.
Desde Arrozal 33 hicimos 20 kilómetros y cruzamos en balsa hasta la Charqueada.
La Charqueada es un balneario divino, con playa, cabañas, gente, mucho verde y aire puro.
La idea es ir a descansar y pasar bien. El olor a asado camina por la calle y no hay mucho más para hacer que disfrutar de un buen rato con buena compañía.
Lo más lindo es el Río Cebollatí, en donde se pueden dar paseos en lancha, bañarse y hacer playa. La balsa le da un toque muy pintoresco al lugar.
Todo el balneario está muy limpio y bien cuidado, realmente se puede pasar bien allí. Acá podés ver más fotos.
Por último, el postre de la torta, el lugar más recomendable de todos. No solo es lo más lindo del departamento en cuanto a naturaleza, paisajes y experiencia, sino que está muy arriba en todo lo que vamos viendo en más de la mitad del país. Estamos hablando de la Quebrada de los Cuervos.
Llegamos a la zona de la Quebrada y nos quedamos en las cabañas municipales. Están limpias y nuevas y son sumamente cómodas, además el precio es muy accesible. El único tema es que no tienen electricidad. Para nosotros es un beneficio, porque si bien resulta mucho más incómodo, la experiencia es muy superior. Dormimos escuchando sonidos de animales, miramos para arriba y no nos daban los ojos para ver la cantidad de estrellas y la única luz que teníamos venía del farol a gas que nos dieron y el fuego en el que cocinamos nuestra cena.
Hay un almacén a la entrada pero lo ideal es llevarte todo lo que puedas. Lo que es de heladera, como bebidas frías, las podés comprar en el momento.
El teléfono para reservar el alojamiento es 091 265 809.
Dentro de la zona hay tres caminatas principales. Las dos que no se pueden perder son la que termina en las cascadas y la del predio municipal con su mirador panorámico.
La primera caminata es de una hora y poco y es muy sencilla, no tiene partes complicadas y las vistas son espectaculares. Termina bajando por las piedras hacia estas cascadas:
La segunda es una caminata más complicada. Si bien no te exige mucho estado físico, es todo el tiempo sobre piedras. Se presentan dos opciones, ir directo al mirador, caminando solo 500 metros sobre plataformas de madera (lo puede hacer cualquiera) o hacer todo el recorrido de tres kilómetros, terminando en el mirador. La caminata larga es muy buena pero para quienes no quieran hacer tanto esfuerzo, el mirador sigue siendo la perlita del recorrido. Sobre el mirador van a poder apreciar la cantidad de cuervos que hay en la zona.
Lo que no pudimos hacer es conocer la Cañada del brujo. Pertenece a un privado y las críticas son excelentes.
Además de la caminata o cabalgata por el lugar que queda a 9 kilómetros de la Quebrada, tiene un alojamiento en el que sí hay electricidad y la comodidad es mucho mayor. Si les interesa tanto el hospedaje como la caminata o simplemente visitar el lugar, pueden pasar por allí (queda de camino) o pueden llamar a Pablo Rado al 099297448. Incluso puede irte a buscar a Treinta y Tres si no tenés locomoción. Obviamente el precio es mucho mayor al de las cabañas municipales.
Esta es nuestra reseña de la Quebrada de los Cuervos.
Treinta y Tres tiene con qué conquistarnos y así lo hizo. Es un departamento tranquilo, ordenado y fácil de recorrer. Cuenta con lugares muy lindos, así que ya sabés, cuando tengas un rato, no dudes en visitarlo.
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