Hoy es un día difícil para quienes estamos convencidos de la justa causa de Israel y de la necesidad de defenderle ante los enemigos declarados y los que intentan disimular que lo son. Es un día difícil, porque la coalición de gobierno ha cometido a nuestro criterio un serio error que no va de la mano del sistema democrático israelí, ni de su libro de leyes, que no corresponde con los valores que siempre le han guiado.
Este lunes por la noche , por una mayoría de 60 votos a favor y 52 en contra, la Kneset, Parlamento de Israel, aprobó la así llamada "ley de regularización de las tierras", que legaliza la situación de casas construidas en asentamientos en Cisjordania (Judea y Samaria) sobre parcelas que son propiedad privada de palestinos. Esto, con dos salvedades: que quienes se hayan instalado en dichas tierras lo hayan hecho "de buena fe", o sea sin saber en su momento que eran propiedad privada de un particular, y que el Estado haya avalado o alentado la residencia en el lugar, sea llamando a la gente a instalarse allí, o ayudando al proporcionar por ejemplo electricidad o desarrollar infraestructuras, como carreteras, necesarias en la vida diaria.
Si bien la ley determina que a aquellos palestinos a los que pertenecen las tierras en cuestión se les deberá dar compensar con un valor superior al de las mismas- concretamente el 125%-, el problema de fondo no es tanto la situación personal de dichos propietarios, sino el principio que se está determinando, que viola el derecho a la propiedad privada amparado por la legislación israelí, además de ser discriminatoria, ya que claro está que permite esta confiscación en la práctica , pero no en la dirección inversa, de tierras de judíos para autorizar construcción de palestinos.
INCONSTITUCIONAL
El propio asesor jurídico del gobierno Dr.Avihai Mandelblit, que se desempeña de hecho como Fiscal del Estado, aclaró hace ya tiempo que no defendería la ley ante la Suprema Corte de Justicia porque es "inconstitucional", viola leyes fundamentales básicas de Israel y también el Derecho Internacional. Estos días, fue citado reiterando dicho anuncio e inclusive señalando que explicará ante la Suprema Corte por qué esa ley no puede formar parte del libro de leyes de Israel.
Estos días-y no sólo ahora-diputados del ala más nacionalista en la coalición israelí, tanto dentro del Likud como del partido "El Hogar Judío" que fue el promotor de la nueva ley, hablan de "la dictadura de la Suprema Corte de Justicia", preparándose ya para hallar formas de "esquivar" a los Jueces Supremos.
Es legítimo que izquierda y derecha discutan y discrepen, en el marco de la vida democrática, acerca de cómo proceder. Cabe aclarar que estos conceptos , en Israel, se refieren más que nada a las posturas en relación al conflicto con los árabes, y no significan lo mismo que en América Latina. Pero la discusión más preocupante es entre quienes santifican el gobierno de Derecho y la democracia, y quienes santifican por sobre ello la tierra porque fue prometida por Dios a Israel. Estos últimos hablan de "dictadura de la Suprema Corte" y ponen en peligro con ello, la base misma de la democracia israelí.
LO QUE NO CAMBIA
Entre la crítica al gobierno y la defensa de Israel, titulábamos esta nota.
Hoy es imprescindible lidiar con el desafío de hacer ambas cosas. A la vez.
Porque ni siquiera lo que consideramos un craso error del gobierno actual, echa por la borda la justa lucha de Israel por su seguridad y por el logro de la paz.
Porque ni siquiera la ley recién aprobada, que esperamos la Suprema Corte cancele, puede hacer olvidar que no había ni un asentamiento ni territorios ocupados, cuando Israel fue atacado en repetidas ocasiones, teniendo que defenderse para proteger su territorio soberano y su población.
Porque ni siquiera una ley ampliamente considerada ilegal puede hacer olvidar que también los territorios en los que hoy diputados de derecha quieren imponer la soberanía israelí, estuvieron sobre la mesa de negociaciones, ofrecidos en diferentes fórmulas y marcos de acuerdo, por distintos gobiernos de Israel, a sus interlocutores palestinos, que siempre dijeron que no.
Porque tampoco un gran error que está cometiendo "el gobierno más derechista en la historia de Israel"-por citar al ex Secretario de Estado norteamericano John Kerry de la administración Obama- puede hacer olvidar que tampoco cuando gobernaron Israel Premiers del centro izquierda , se pudo lograr el fin del conflicto.
Y no por los asentamientos, sino por el recurrente "no" con que se toparon el laborista Ehud Barak o la otrora Canciller y hoy diputada opositora Tzivpi Livni.
No vamos a dejar de defender a Israel, lo cual no significa que avalemos todos sus pasos ni todas las decisiones de su gobierno de turno. En absoluto.
No sobre todos sus errores decidimos escribir. Bastante hay con la ofensiva continua de quienes no distinguen entre la legítima discrepancia y la demonización. Nosotros nos sentimos en el deber de buscar y destacar también las luces que muchos optan por ni ver .
Hoy no podemos dejar de criticar. Equivaldría a declararnos ciegos.
Pero no dejaremos de defender a Israel, como causa, como país, como pueblo.
Porque siempre que creyó en la buena fe de sus otrora enemigos convertidos en interlocutores, supo correr lo que el Primer Ministro Itzjak Rabin, de bendita memoria, llamaba "riesgos calculados en aras de la paz". Así fue que el "halcón" Menajem Begin de Herut, profundo demócrata-igual que su hijo el diputado Beni Begin que se opuso terminantemente a la ley y votó en contra-, se retiró de la península del Sinaí y firmó la paz con Egipto. Así fue que se firmó la paz con Jordania.Así se firmaron en su momento los acuerdos de Oslo con los palestinos, en cuyo marco se creó la Autoridad Palestina y se ordenaron retiradas para entregar territorios a manejo palestino. Fue la recurrencia del terrorismo, los ómnibus que estallaron en las calles de Israel, la profunda crisis de confianza con los palestinos, lo que frenó el avance del proceso, que iba a conducir a un Estado palestino independiente, acuerdo al que nunca se logró llegar.
No dejaremos de defender a Israel porque junto a las sombras que tantos se preocupan tanto de destacar, hay luces que no todos quieren encontrar y que nosotros conocemos de cerca. Como las Fuerzas de Defensa de Israel, un ejército inclusivo del Estado judío, en el que también hallan su lugar soldados de otra fe.
No dejaremos de defender a Israel porque lo hemos visto luchar contra el terrorismo y llorar a sus víctimas. Porque sabemos que destina recursos y esfuerzos a proteger a su población. Porque atiende en sus hospitales también a sus enemigos.
Porque junto a los extremistas e intolerantes que hay también en Israel, como en todo país del mundo, hay gente solidaria, hay un pueblo al que se le impuso la guerra cuando recién nacía, un pueblo que siguió librándola sin dejar de lado su democracia. Cometiendo errores, claro que sí. A veces también injusticias. Todas ellas, creemos, se habrían evitado si se le hubiera aceptado desde un principio, en paz.
Seguiremos defendiendo a Israel porque pelea fuerte y se prepara para la necesidad de lidiar con la guerra que supone está a la vuelta de la esquina, pero sin educar al odio, sin envenenar el alma de sus hijos.
Seguiremos criticando lo que amerita ser condenado cuando consideremos que su gobierno se equivoca. Sin embargo, sin demonizarlo. Sobre el gobierno de Israel se dicen cosas que difícilmente se oye sobre otros de los tantos gobiernos del mundo, también democráticos, que cometen serios errores. Nosotros tratamos de no incurrir en ello.
Y seguiremos defendiendo a Israel en su lucha aún no acabada por paz y seguridad. Porque el hecho que se haya convertido en el ejército más fuerte de la región, no es señal de arrogancia sino reflejo de los peligros con los que ha tenido que lidiar.
Los peligros no han desaparecido...minutos después de escribir estas líneas, tres cohetes fueron disparados desde el Sinaí hacia el sur de Israel, siendo interceptados por la batería anti misiles Cúpula de Hierro.
Y como los peligros no han desaparecido, seguiremos defendiendo a Israel.