Vázquez se reunió con sus ministros a fin de enero, para "comenzar a trabajar en la planificación 2017" (sin apuro, muchachos). La reunión fue secreta, no porque lo hablado fuera importante, sino precisamente por lo contrario: por su irrelevancia, que el gobierno naturalmente se empeña en disimular. En efecto, este gobierno está sin rumbo; pero con una sobredosis de arrogancia que impide cualquier aproximación constructiva. En estas condiciones, la oposición solo puede seguir pegando en las mataduras; y es también lo mejor que puede hacer por el país.
VÁZQUEZ, MUJICA, VÁZQUEZ
El balance de los dos primeros años de esta Administración es inapelablemente negativo. Y si ampliamos el foco, queda en evidencia que, en 12 años de gobierno, el Frente Amplio fue incapaz de desarrollar políticas de largo aliento, desperdiciando de manera criminal la década de bonanza y la inédita hegemonía que ha disfrutado la coalición (no solo mayorías parlamentarias -que ya es muchísimo- sino conmixtión con la dirigencia sindical, cooptación del arte y la cultura, control de la educación y la academia, tibieza de medio empresariado que se enriqueció en estos años y consolidación del nuevo "relato oficial" que demoniza a los partidos históricos -inmejorable ejemplar criollo de la "post verdad"). Intoxicado con su propio discurso, Vázquez, como antes lo hizo Mujica, se dedicó a vender humo:
¿Resultados? Iguales a los de Mujica:
En rigor, la serie inicia con la promesa estrella del primer gobierno de Vázquez, "la madre de todas las reformas" (la reforma del Estado), que terminó con 70.000 funcionarios públicos adicionales.
Ahora, a mitad de su segundo mandato y a 12 años de iniciado el ciclo frenteamplista, ¿qué tiene para mostrar, o tan luego para prometer este gobierno, así sea en las áreas más críticas? ¿Qué hará por el 50% de los niños que nacen y viven en los hogares más pobres? ¿Qué hará por el 70% de los jóvenes que no terminan secundaria? ¿Qué hará por la competitividad, los servicios públicos, la inserción internacional? (De paso: ¿qué hará Martínez por Montevideo?). A la falta de proyectos expectables, súmese la pérdida de la mayoría legislativa, el mayor déficit fiscal en 27 años, la discusión presupuestal 2018-2020, el expediente judicial de ANCAP en curso, y las incertidumbres regionales y globales, y deberá coincidirse en que el gobierno enfrenta un escenario sombrío tirando a lúgubre. La única luz que titila en el horizonte es la tercera planta de celulosa. Si falla esa bala de plata, este gobierno queda políticamente acabado a fin de año.
LA BALA DE PLATA
Tras la reunión secreta de Anchorena, como para distraer, mandaron al ministro Rossi a recorrer los medios, hablando sobre la segunda planta de UPM. El Ministro repitió que, para avanzar en las negociaciones, era necesario que el país diera respuestas a ciertas condiciones que reclama la empresa para llevar adelante su multimillonaria inversión. Rossi mencionó 8 áreas temáticas, pero se extendió en la que está bajo su responsabilidad, relativa a la infraestructura que el país debe proveer para hacer posible (rentable) la extracción de la producción de la eventual planta, a saber:
En principio, el costo de tales obras fue estimado en US$ 1.200 millones (la experiencia indica que estimaciones de este tipo siempre se quedan muy cortas). El estado de avance del proyecto es CERO. No hay diseños, no hay estudios ambientales, no hay estudios urbanos, no hay pliegos de licitación, no hay ejecutores, no hay supervisores, no hay financiamiento, no hay nada. Pese a lo cual, Rossi se aventuró a decir que todito aquello debería estar pronto en más o menos 36 meses. El nivel de delirio (¿ingenuidad? ¿ignorancia? ¿mendacidad?) es escalofriante. En efecto, el país no encara infraestructura de dimensiones desde la dictadura. La obra más importante de los últimos 30 años es el Corredor Garzón, vergüenza de la ingeniería, la gestión y la política, departamental y nacional. Los últimos procedimientos para comprar o vender más notorios han sido fraudulentos: el remate de PLUNA, la licitación del avión de Vázquez. No queda siquiera rigor procesal.
EL URUGUAY PASTERO
Así, la nueva pastera habría de engrosar las ficciones de Vázquez, que a su tiempo engrosan las de Mujica, consagrando, en conjunto, la gigantesca farsa del proyecto alternativo frenteamplista: el Uruguay pastero, básico. En paralelo al gobierno, "la fuerza política" cambió la militancia por el marketing, y la esperanza por el poder. Además de denunciar "operaciones de la derecha" y "desestabilizaciones de la democracia", las prioridades del Frente son la reforma constitucional (si puede terminar su interrumpido congreso ideológico) y, desde luego, la candidatura presidencial que les asegure seguir atornillados en sus cargos. Dicho todo lo cual, no hay razones para ser optimistas; pero tampoco hay derecho de rendirse.